Algo muy raro pasa en el Partido Acción Nacional de Chihuahua que ni su dirigencia se ha dado cuenta de que comienza a apestarse de cara al siguiente proceso electoral.
El polémico tema del proyecto Juárez Iluminado ha sacado a flote ciertas prácticas políticas que exhiben a un partido blanquiazul desarticulado, cada vez más apartado del interés público y de aquellos ciudadanos que dice representar, pero que en los hechos obedece a los intereses de grupo y se somete a la voluntad del gobernador Corral.
Durante los últimos seis meses Acción Nacional, de manera reiterada, ha caído en el ridículo público tras su fallida y muy cuestionada estrategia de impulsar desde el Congreso el proyecto Juárez Iluminado, múltiples veces rechazado por una gran mayoría de juarenses, y ampliamente cuestionado no solamente en la actual Legislatura, sino en la anterior también.
Estamos ante el proyecto de obra pública más polémico y lleno de dudas -inclusive aquel que promovió el exalcalde Héctor Murguía, el Plan de Movilidad Urbana-. Nunca antes se había observado un rechazo ciudadano tan contundente como este, que pretende sustituir la totalidad del servicio de alumbrado público en Ciudad Juárez. Sin embargo, desde la perspectiva de las autoridades locales, el resultado de la consulta les será favorable.
Las cuentas y los votos no le han alcanzado al PAN en la Torre Legislativa para atender la instrucción que fue girada desde Palacio, en aras de dar cumplimiento a un acuerdo con más tintes políticos que de interés público. Se trata de un pacto entre el gobernador Javier Corral y el alcalde Armando Cabada, quienes en el pasado reciente no podían verse ni en pintura, mucho menos ponerse de acuerdo para los temas de la agenda de Gobierno.
Con lo que no contaban ambos gobernantes, es con una férrea oposición también dentro del Congreso.
El PAN está hecho remolinos. Ha caído en lo que tanto le criticó al PRI.
Se debe recordar que no hace mucho tiempo, durante la pasada Legislatura, Acción Nacional encabezó una gran batalla legislativa para oponerse al mismo proyecto del alcalde Cabada. Y fue precisamente una diputada panista Maribel Hernández, de Ciudad Juárez, quien representó una lucha política casi titánica en el Poder Legislativo para que el Congreso rechazara por inconsistente el proyecto de iluminación. Una, dos, tres veces los diputados le dijeron no al plan de Cabada, por estar plagado de dudas. Es la misma historia de hoy.
Con el cambio de Legislatura, el mismo PAN, pero ahora con nuevos rostros que le representan en el Congreso, da un brusco giro de 180 grados y se convierte esta vez en el principal promotor del Juárez Iluminado, derivado de un pacto político entre el gobernador Corral y el alcalde Cabada.
Hoy el PAN envía señales inequívocas de la manera como cohabita con el alcalde independiente.
Tal es la descoordinación de los legisladores panistas, que mientras apoyan “a muerte” y por encargo el proyecto de Juárez y Chihuahua, en esta frontera el comité municipal representado por Joob Quintín Flores públicamente ha rechazado un plan de obra pública que de manera riesgosa no solo compromete las presupuestos federales, sino que establece incrementar el cobro del DAP a los ciudadanos, de acuerdo con los índices de inflación que ocurran en el país durante los 15 años. Una auténtica barbaridad ante tanta inestabilidad de riesgo económico en el entorno del país y global.
En el epicentro de la fallida negociación se ubica el coordinador de la bancada panista, Fernando Álvarez Monje, quien ni tantito se ha acercado a un acuerdo con los partidos opositores que resultaron con más oficio. Las evidencias allí están.
Lejos está Acción Nacional de lo que opinan los ciudadanos a quienes terminó por darles la espalda. Una semana les promete una cosa y a la siguiente se desdice.
Ya lo dice el abogado y activista Jaime García Chávez: «No hay duda de que en el PAN, por medio de sus gobiernos, le dio la espalda a su viejo credo democrático. Lo buscó mientras no tuvo el poder, lo empezó a abandonar cuando ya paladeó sus mieles».
Hoy el Partido Acción Nacional es blanco del reproche de miles de electores que no comprenden por qué durante las campañas políticas les prometieron privilegiar, defender los intereses de los ciudadanos, pero en los hechos les dan la espalda, defienden lo indefendible, se niegan en privilegiar una Ley de Participación Ciudadana que ellos mismos promovieron, empezando por el gobernador Javier Corral, pero que se niegan en acatar.
¿A quién pretenden engañar?
En el colmo de la desfachatez panista, el diputado Jesús Valenciano, presidente de la Comisión de Presupuesto, responsable de dictaminar el proyecto con la complicidad de los partidos Verde y Movimiento Ciudadano, al ver frustrado su intento de votación ante el pleno, salió literalmente con la cola entre las patas a dar la cara y justificar públicamente que el plan Juárez Iluminado y el de Chihuahua fueron eliminados del orden, “pues no se ha socializado la información de manera adecuada”.
¡Por favor! Si existe un proyecto que en los últimos años ha sido el más socializado en el caso de Juárez, es el de la iluminación. Lleva casi tres años socializándose, y hasta hoy se dan cuenta los diputados de que falta más “socializar”. ¿O será que les falta tiempo para comprar voluntades en el Congreso?
Harto cansado y desgastado debe estar el alcalde Armando Cabada, quien ha utilizado todos los recursos públicos necesarios y de todo su tiempo para impulsar su proyecto que parece tener los días contados. Los ciudadanos mejor le hubieran aplaudido desde hace mucho tiempo, reconocer que se equivocó y cambiar de estrategia. Pero la soberbia no da para más.
Si Maru Campos y Armando Cabada pretenden convertir una necesidad ciudadana de mejorar el alumbrado público en su “caja chica” para catapultarse para las elecciones de 2021, sepan que los ciudadanos cada vez más organizados los tienen en la mira.
¿Cuánto nos va a costar a los ciudadanos actitud de torpeza de aquellos legisladores que se niegan primero a consultar a sus representados, antes de tomar decisiones en el Congreso? ¿Cuál es la prisa? ¿Por qué le tienen miedo a la democracia participativa?
En las urnas y en el desprecio popular, encontrará el PAN las respuestas.
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