El edificio que hoy alberga las instalaciones del Centro Municipal de las Artes (CMA), localizado en la calle Ignacio Mariscal entre las avenidas 16 de Septiembre y Vicente Guerrero, es rico en historia.
Esa edificación originalmente fue construida como Casa Consistorial (Casa del Ayuntamiento), en un conjunto que incorporó un presidio militar en el año 1685.
Fue a principios del siglo XX, cuando se instaló en ese lugar un gran tanque de agua que servía para dotar del vital líquido a los pobladores de la zona.
Las instalaciones siguieron funcionando como Presidencia Municipal hasta su modificación y ampliación a una segunda planta en el año de 1947, fecha en la que se retiró el gigantesco tanque.
Sin embargo, hay quienes sostienen que el contenedor lo quitaron debido a un hecho aterrador, que los viejos juarenses quisieran que nunca hubiera ocurrido.
El cronista Ignacio Esparza, en su libro “Monografía Histórica de Ciudad Juárez”, recuerda el hecho, destacando que en la ciudad había un vagabundo que padecía de sus facultades mentales, pero era inofensivo, al que todos llamaban “El Loco Police”.
Este personaje rondaba las inmediaciones de la catedral, los mercados y el área entre la Presidencia y la parte posterior del templo.
Un día, El Loco Police desapareció, lo que llamó la atención de los habitantes de aquel entonces, quienes incluso ya le habían tomado cierto cariño y lo consideraban parte del paisaje urbano.
Tiempo después de su extraña desaparición, surgieron restos de ropa vieja en el agua que era de consumo humano.
El sabor del vital líquido no era el mismo, tenía cierto gusto desagradable, a carne podrida, lo que multiplicó las quejas de los usuarios y obligó a las autoridades a tomar cartas en el asunto.
Al llevarse a cabo una inspección por parte del personal del Municipio y abrir el tanque, una horripilante escena apareció ante sus ojos:
El cadáver de El Loco Police se encontraba ahí, había fallecido ahogado y debido a su estado, no se supo determinar el tiempo que tenía de descomposición.
Lo que los juarenses cuentan es que el escándalo se dejó sentir en aquella época, obligó a las autoridades a tomar de inmediato cartas en el asunto, anunciando la remodelación de las instalaciones de la Presidencia, y el retiro de dicho tanque, el cual fue cortado en distintas piezas, obligando así a su olvido y de esa forma tratar de poner fin a uno de los capítulos más terroríficos de esa época, cuando los juarenses bebieron el agua de un cadáver, el cadáver de El Loco Police.
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