Al contar lo que le pasó a su hijo, la voz de la señora Irlanda, madre de Dylan Nahum Gutiérrez Saucedo, se llena de una tristeza profunda mezclada con rabia e impotencia porque sabe que aquellos que pudieron salvarle la vida no hicieron nada para hacerlo; al contrario, empeoraron su condición de salud y ahora por culpa de su negligencia, está llorando la muerte de su hijo.
Era el mayor de sus cuatro hijos. Tenía 17 años y estaba a punto de graduarse del Cbtis 114 este lunes 1 de julio. Lo describe como un “muy buen hijo”, no encuentra un mejor adjetivo para referirse a él.
Relata que era muy protector con sus hermanos y que en todo momento procuraba cuidarlos y atenderlos. Además, indica que era un joven muy inteligente y que solía tener buenas calificaciones en la escuela.
Sin embargo, la voz de la madre se quiebra totalmente cuando habla de su disciplina dentro del boxeo, ese mismo deporte que se convirtió en su veneno. Menciona que diariamente salía a las 5 de la mañana para correr y que regresaba a las 6 de la mañana para alistar sus cosas e ir a la escuela.
Iba puntualmente a los entrenamientos, y cuidaba su físico y mente para buscar, en un futuro no muy lejano, dedicarse profesionalmente al pugilismo. No obstante, su sueño ni siquiera pudo comenzar.
“No me avisaron que estaba grave hasta que lo llevaron al hospital”
Sobre los hechos de aquel 29 de mayo de 2024, fecha en la que su hijo ingresó por heridas de gravedad al Hospital General, señala que ella se enteró de lo sucedido por testimonios de compañeros de la clase de Dylan, debido a que a ella le avisaron del estado de su hijo hasta que estaba siendo atendido por los médicos.
Cuenta que alrededor de las 6 de la tarde, Dylan tuvo dos sesiones de sparring, una con un joven de su peso y otra con un joven más pesado. En la primera, todo terminó de manera normal, pero en la segunda, un golpe lo dejó noqueado.
La madre cuenta que el entrenador decidió no atenderlo y que simplemente lo dejó en el piso en un lugar “que no estorbara”. Una hora después, al ver que Dylan no reaccionaba, pidieron a un encargado del gimnasio Oasis Gym que lo llevara afuera para que “le diera el aire”.
Dos horas después de que Dylan había sido noqueado, y que no respondía, fue cuando el entrenador consideró que era momento de llevarlo a recibir atención médica.
Dylan Nahum entró al área de terapia intensiva debido a los golpes que recibió en la cabeza, pero ya nunca volvió a salir y el 11 de junio, los médicos informaron que acaba de perder la batalla más importante: la de la vida.
Según la madre, en la autopsia realizada a su hijo, se concluyó que había sufrido un traumatismo severo, edema cerebral, enclavamiento cerebral.
“La Fiscalía no nos deja hacer nada”
La señora Irlanda afirma que ya han realizado la denuncia correspondiente ante la Fiscalía General del Estado contra el entrenador de su hijo y todos aquellos responsables en los hechos que provocaron la muerte de Dylan y que no hicieron nada para ayudarle.
Sin embargo, advierte que han hecho muy poco para apoyarla. En primer lugar, uno de los jóvenes afirma que había una cámara de videovigilancia que en todo momento apuntaba hacia el ring.
A pesar de ello, señala que los dueños del gimnasio le indicaron que las cámaras no funcionaban, para después quitarlas.
Además, agrega que personal de la Fiscalía General del Estado no le ha entregado el cuerpo de su hijo para que pueda ser velado por sus familiares.
“No me dejaban cremarlo, que hasta después de 7 años, pues yo quería cremarlo, pero tampoco me dan permiso, de cremarlo ni de nada. Ahorita no da uno con Fiscalía, y se está uno ahí cinco horas, y nada. Tengo otros tres hijos y le dije a mi esposo, ‘no, es que eso es estar ahí todo el día y no hace nada nadie’”, detalló.
Sobre las acciones penales que planea la familia, aseguró que no espera que progresen, debido a que tiene conocimiento de que el dueño del gimnasio es abogado y la esposa es jueza, por lo que considera que se trata de un caso perdido.
“Yo solo quiero tener a mi hijo ya aquí”, concluyó.
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