Nadie en su sano juicio debería leer el cuento que abre hoy el telón de esta columnejilla. Lo leyó doña Tebaida Tridua, presidenta ad vitam interina de la Pía Sociedad de Sociedades Pías, y le sobrevino un acceso de singultos, vale decir sollozos acompañados de hipos. Eso preocupó grandemente a su marido, motivo por el cual se fue a su club, pues cualquier preocupación lo mortifica mucho