Un profundo desgaste emocional y físico es el que experimentan las personas que conviven o cuidan a un enfermo crónico incurable.
Lo anterior da paso al colapso del cuidador, un síndrome que también puede afectar el estado financiero y la vida social.
El doctor Itamar Casale Martínez, especialista en geriatría del Hospital Ángeles, señala que el cuidador primario es aquella persona que dedica la mayor parte del tiempo al cuidado de un enfermo y ha realizado esta tarea durante un mínimo de seis semanas.
Este síndrome se puede presentar en cualquier momento, pero es más frecuente cuando el cuidado es prolongado y en personas dependientes para sus actividades en la vida diaria, con algún problema de memoria o movilidad.
Entre los factores de riesgo se encuentran: ser mujer, desempeñar diversos roles en la familia y en el trabajo, un mal estado de salud, una mala situación económica, dedicar muchas horas al cuidado, poca posibilidad de descanso y la historia familiar.
Signos de alarma
-No tener amigos ni actividades sociales que alguna vez disfrutó
-Mostrar molestia o coraje hacia el paciente u otros porque parece que no hay un tratamiento efectivo, curación o no entiende la enfermedad
-Negar la gravedad y resultados finales del padecimiento, por ejemplo, la progresión de una enfermedad o la muerte
-Ansiedad por cómo enfrentar cada día y lo que depara el futuro
-Depresión que afecta el desempeño
-Estar exhausto, no acabar tareas y falta de concentración
-Irritabilidad y disparo de reacciones negativas
-No dormir bien
-Problemas de salud como contracturas, hipertensión y dolores de cabeza
Consecuencias
Entre las más graves se encuentra el maltrato y existen 5 tipos principales:
Físico: Se golpea a la persona que se cuida, se le pellizca o jala el cabello.
Psicológico: Le gritan, ignoran, insultan, amenazan, no le permiten tomar decisiones o la aíslan de su amistades y seres queridos.
Económico: Utilizan o disponen de sus propiedades, pertenencias, dinero o pensión; los corren de su propia casa o los obligan a cambiar su testamento.
Sexual: La obligan a tener tener relaciones sexuales o tocan partes de su cuerpo sin su consentimiento.
Negligencia: Falta de los cuidados que necesita, se le niega la comida, medicamentos o los abandonan.
“Para no llegar a estos extremos debemos estar conscientes de que cuidar a una persona puede resultar pesado. Es por eso que es necesario contar con el apoyo de familiares, amigos y/o vecinos que puedan apoyar; también se puede contratar a algún cuidador formal”, comenta.
Un médico geriatra puede ayudar a identificar a aquellos familiares en riesgo o que ya tienen colapso, así como a plantear estrategias que aminoren la carga física y emocional.
Celebrarán III Simposio de Geriatría
Dedicado a la funcionalidad de las personas mayores, se realizará el 25 de agosto en el auditorio del Hospital Ángeles; no te lo pierdas de las 9:00 a las 13:00 horas.
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