Catalina Castillo, integrante del Movimiento de Mujeres y con experiencia en la Comisión Estatal de Derechos Humanos, señaló que el caso de Lizeth Abril, ejemplifica las condiciones de violencia que viven jóvenes, principalmente mujeres, dentro de la ciudad.
Mencionó que la primera omisión evidente que se presentó en este caso, de manera institucional, fue por parte de la escuela donde estudiaba la menor, en la que no solo le permitieron salir sin acompañamiento, sino que tampoco pudieron detectar la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba Lizeth.
Sin embargo, enfatizó en que, más que señalar culpables, en este caso es importante entender que hay una corresponsabilidad en distintos sectores de la sociedad, que van desde el núcleo familiar, hasta las personas que la vieron con vida, debido a que los antecedentes muestran que vivía en un entorno lleno de violencia.
Destacó que, en su experiencia como activista, ha notado cómo hay familias que no cuentan con las herramientas necesarias, por lo que, en estos casos, debe haber una intervención por parte de las instituciones del Estado para prevenir tragedias como la de Lizeth.
Sin embargo, lamenta que en esta ocasión, tampoco fueron de ayuda.
Las niñas están creciendo solas
Acerca del hecho de que, según lo mencionado en el juicio, Lizeth tuvo contacto por medio de redes sociales con el presunto agresor antes de los hechos, demuestra un profundo abandono hacia los menores, que encuentran un refugio en las redes sociales para sentirse acompañados.
Resaltó que un claro ejemplo de esta situación, son los altos índices de violencia sexual contra mujeres, listado que encabeza el estado de Chihuahua, así como la elevada tasa de suicidios en los jóvenes.
Lo anterior debido a que los menores buscan compañía en las redes sociales, pero terminan exponiéndose a potenciales agresores que, en el caso de Lizeth, terminaron llevándole a un desenlace fatal.
Falta de programas que generen influencia positiva
Para revertir esta situación, Castillo puntualizó en que es necesario la generación de programas “con adultos de confianza y que generen una influencia positiva” en los adolescentes.
Destacó que a los jóvenes les hacen falta espacios en los que no solo puedan entretenerse, sino en los que puedan generar redes de apoyo y confianza, principalmente con adultos, para evitar tener contacto con personas mayores por medio de redes sociales.
Agregó que, por desgracia, conforme ha pasado el tiempo, los maestros dentro de las escuelas han perdido su papel en la sociedad de ser “adultos que acompañan” a los jóvenes en su crecimiento, lo que provoca un hueco en el desarrollo de los menores.
Asimismo, aseveró que la reducción de presupuesto que generó la pérdida de programas como el de “escuelas siempre abiertas” o comedores financiados por el Gobierno, han provocado que se pierdan espacios de cuidado que anteriormente tenían los jóvenes para alejarse de las malas influencias.
Por lo anterior, hizo un llamado a la reflexión sobre el papel que está teniendo la sociedad en la formación de los adolescentes. De igual manera, resaltó la importancia de tomar conciencia y, en caso de detectar alguna situación de peligro que atraviese algún joven, no dudar en denunciar ante las autoridades correspondientes.
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