Cualquiera que quiera responder a la pregunta, “¿de qué están hechas las calles de las colonias viejas de Juárez?” fracasaría al intentar adivinar el material con el que se hicieron. Cemento, asfalto o algún polímero químico con nombre impronunciable, todas las respuestas son erróneas.
En recorrido realizado por Norte Digital en las calles de la colonia Anáhuac se observó que las calles tienen como materiales principales algunos pedazos de asfalto (o lo que parece ser asfalto) junto con grandes socavones y tramos de terracería.




La combinación de asfalto y tierra con la que los vecinos de la colonia aprenden a esquivar los obstáculos de la calle, -no solamente los clásicos baches- ponen a los amortiguadores de sus vehículos al servicio del espectáculo, como si se tratase de una carrera de rally.
Sin embargo, los automotores no son los únicos que tienen que evadir estorbos para poder seguir su camino; los peatones también tienen que lidiar sus propias batallas.
En las banquetas hay distintos impedimentos entre los que se encuentran hierba, basura, escombro, y hasta algunos pedazos de madera que cubren las alcantarillas abiertas.
Por lo demás, testimonios de algunos vecinos señalan que es una zona “tranquila” en la que suelen ser una mayoría de personas adultas (40 años o más) y que no suelen producirse conflictos entre vecinos, más allá de las tapias abandonadas que abundan en el sector.



Aunque es una versión que contrasta con los hechos cotidianos. Cerca del cruce de la calle Rosales y Cusihuiriachi, hace unos días un joven fue asesinado a golpes dentro de su domicilio y cerca de ahí, hay unas tapias abandonadas.
En ese lugar, una vecina señaló que habían ido a revisarlo policías municipales y, aunque no se habían llevado a nadie detenido, sí aseguró que ha visto a “chavalos” que se la pasan dentro del lugar deshabitado.
“Hasta que no pasó una desgracia no van a venir a hacer algo”, mientras lamenta la muerte del joven que fue su vecino.



Los lugares inhabitados son una figura permanente que aparece en las calles de la Anáhuac, van desde negocios que simplemente cerraron para no abrir nunca más hasta casas totalmente derrumbadas, cuyos escombros ni siquiera han sido retirados del lugar.
Incluso para una de las vecinas, que no quiso revelar su identidad, llegan a convertirse en “picaderos” donde hay personas drogadictas.
Justo hoy, la Policía Municipal reportó el arresto de un hombre en posesión de Fentanilo cuando viajaba a toda velocidad, por esas calles que nadie nombra, en donde la mayor parte del día el silencio tiene su residencia.
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