Se le entregó por fin una noche sin luna, al filo del aire, en medio de la sombra. Si hubiese sido escritor habría escrito que el amor se cumplió bajo el dosel nupcial del cielo.
En las tinieblas ella fue fulgor de llama. Resplandecieron sus ojos de lumbre, y su sinuoso cuerpo de serpiente se volvió paloma