Seis a eme. Una llamada a la redacción de Norte se produjo: “Hay movimientos raros en la Escuela de Agricultura (ESAHE), algunos alumnos están subiendo piedras en sacos a la planta alta, pero abajo se ve gente armada”.
Ese sábado, -28 de noviembre de 1992-, se pensaba cotidiano, pero por debajo de la capa de la apariencia hervía el conflicto estudiantil que venía en avance días antes.
Fue un día de pequeñas trifulcas, provocaciones, bloqueos parciales de áreas de la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar. Connatos de bronca aquí y allá.
Ensayos de lo grave que estaba por llegar… La violencia estallaría en cualquier momento.
De la Paz pone el grito de guerra
Un grupo de estudiantes disidentes a la directiva de la escuela, liderado por Michael de la Paz, exigía la sustitución del secretario general del plantel, Cuauhtémoc Reyes Castro; del subdirector René Ortiz y de Marcos López, secretario académico.
Hasta las dos de la tarde de ese día, estudiantes oficialistas realizaron maniobras en las aulas y patio principal del plantel, dirigidos por Reyes Castro, para replegar hacia la cafetería a los disidentes, pero ellos tenían el control de la planta alta.
Antes, una comisión de estudiantes y maestros a favor de la autoridad, expulsó de las instalaciones a los entonces perredistas Gustavo de la Rosa Hickerson y Roberto Márquez.
También a los cedepistas Miguel Bess Oberto y Rodolfo Solís, además al panista Alberto Torres, acusados de ser instigadores y estar a favor de la disidencia y no como observadores imparciales, nombrados por los partidos.
El último intento de pacificación se produjo a las 12 del mediodía, cuando Reyes Castro, acompañado de estudiantes armados con bates de béisbol y latas con gas lacrimógeno, intentaron disuadir a los rebeldes para abandonar la protesta.
Al caer la tarde se detonó la violencia
Periodistas locales, nacionales y extranjeros que ya habían llegado a Juárez, fueron desalojados; sellaron las puertas interiores y bloquearon con autos las entradas exteriores de la ESAHE y sus extensos campos, entre la avenida Tecnológico y Teófilo Borunda, donde hoy está el Parque Central.
17:40 horas. Ya pardeaba la tarde. Un violento enfrentamiento con armas de fuego, bombas Molotov, piedras y palos, se suscitó entre estudiantes de la ESAHE en huelga y directivos de la institución apoyados por personal administrativo.
La intermediación con Manuel Espino, entonces titular de Gobernación estatal, falló. Los reporteros habían entrado de nuevo.
Unos 300 disidentes que venían con rostro pintado con rayas de colores, bajaron de la planta alta con grito de ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera! Y de inmediato cercaron a los directivos que se encontraban en la planta baja, apoyados por personal administrativo.
Balazos contra los disidentes
Los estudiantes fueron repelidos a balazos, con el estallido de bombas Molotov y gas lacrimógeno por el grupo de Reyes Castro; de los armados pudieron ser identificados Miguel Amparán y Héctor Estrada, los dos maestros, quienes disparaban al aire.
Las detonaciones de arma y el estallido de las bombas espantaron a los disidentes, quienes corrieron hacia la salida principal; al encontrar cerrada la puerta, rompieron los cristales y emprendieron la fuga.
A su paso, incendiaron los vehículos de Ortiz y Reyes Castro, que tenían las matrículas 119 SBXI y 860SCA1.
Los vehículos explotaron y el fuego se extendió varios metros, alcanzando parte de los muros de la escuela y a otros automóviles, entre ellos de periodistas y del personal académico.
Ocho a eme. Domingo 29. Cenizas, vehículos destrozados y varios alumnos heridos, con fracturas por golpes de palos, piedras y por arma de fuego. Ningún muerto.
Los disidentes fracasaron en la toma de la ESAHE. Apenas caminaban la mañana, se produjo una nueva balacera, pero fue otro intento fallido.
Después de la batalla armada, la batalla política: “Que se haga cargo el estado”, dijo Reyes Castro; la federación adeudaba 700 millones a la escuela. “Es un movimiento legítimo, los apoyaremos con un nuevo proyecto educativo a los disidentes”, indicó el gobernador Barrio, quien no atendió la petición de impedir la violencia.
“Los juarenses apoyan el desalojo de Reyes Castro”, aseguró el alcalde Francisco Villarreal, quien aseguró que las encuestas indicaban que los juarenses no querían la escuela.
La directiva de la ESAHE llamó a la solidaridad de la ciudadanía, no llegó. El movimiento revolucionario que se generó entre 1900 y 1910, con sus demandas populares y políticos, gestaron la Escuela Particular de Agricultura, la base de creación de la ESAHE, que en ese año, 1992, cerró para siempre.
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