¿Qué a qué vino el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández? Esa es la pregunta que sigue en el aire, incluso, entre quienes simpatizan con su probable candidatura a la Presidencia de la República y todavía más entre los que estuvieron en la ceremonia efectuada en el museo Casa de Villa.
Acto oficial no fue, porque no había ningún representante de los poderes locales, tal vez porque no fueron invitados, pero el hecho es que no estaban. Tampoco venía el secretario con la representación del Ejecutivo Federal.
En su presídium se sentaron únicamente el director del museo y el comandante del 23º Batallón de Infantería. Ni siquiera el jefe de Zona.
¿De la concurrencia? Buena, en términos proporcionales al tamaño del lugar, que es un salón dentro de una casa antigua, es decir, no muy grande que digamos. ¿De quienes estaban? Activistas en pro tanto de Marcelo Ebrard como de Claudia Sheinbaum y del propio Adán Augusto. “¿No invitaron a Monreal?” preguntó alguien, en tono socarrón.
En cuanto al Congreso, asistió, pero a título personalísimo, la diputada aún de Morena Adriana Terrazas Porras, presidenta de la Mesa Directiva del Congreso. Pero ni ese rimbombante cargo le sirvió para sentarse en el presídium con el secretario-corcholata.
Lo de declarar inaugurado el “Año de Francisco Villa” suena más para una autoridad educativa que para la persona del secretario de Gobernación, el encargado de la política interna del país.
Más pareció un acto de precampaña, con ánimos de reclutar adeptos en Chihuahua antes de que se los ganen los aventajados equipos de Marcelo y Claudia, que una ceremonia oficial. No por nada le echó el anzuelo al alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuellar, con un nombramiento que ni él sabía que existía.
De lo poco que quedó claro fue su posicionamiento en torno al exgobernador Javier Corral Jurado. Habló muy bien de él, lo refirió como su amigo y buen compañero de él en el Senado de la República. Aclaró, ya de paso, que el gobierno de la 4T no es quien atrajo el caso de “Pachito” G., el exfiscal anticorrupción que fuera artífice en la integración de los expedientes de la llamada “Operación Justicia para Chihuahua”.
Sonó, entonces, a una sobada de pomada guinda a ese corralismo tan vapuleado y desangelado como luce hoy día.
Ya por si fuera poco, antes de irse, trató de enmendar la plana de aquel desliz que tuvo, cuando tonteó a la gente de Chihuahua. Ahora salió con que fueron los hombres y las mujeres chihuahuenses quienes hicieron la revolución, porque en el sur “estamos muy dispersos”, dijo.
Buen día de pesca para el secretario-precandidato. Le lanzó el curricán al alcalde de la ciudad más poblada del estado, a la presidenta de uno de los tres poderes y, ya entrados en gastos, al exgobernador. A ver si le cascan o, más aún, a ver si le sirven. Yo no me llamo Javier…pero sí es mi amigo.
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Vergüenza le debería de dar al subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, al presumir que en noviembre hubo una disminución de homicidios dolosos en el país, y revelar a la vez, que en últimos 11 meses México se ha teñido con la sangre de 28 mil 469 personas asesinadas.
El manejo convenenciero de cifras en el informe mensual de la dependencia federal, solo demuestra, que los asesinos del crimen organizado siguen haciendo de México un país de víctimas, como bien lo describieron los miembros de la Compañía de Jesús.
La supuesta diminución del 17 por ciento de homicidios dolosos, y las cifras de terror de los muertos acumulados en el año, no son indicativo de que los narcos hayan dejado de matar ni que la estrategia de seguridad federal sea un éxito, como pretendió manejarlo en el informe, cuando dijo que esto ocurrió a “partir del reforzamiento y de las acciones que ha instruido el presidente de la República”.
Tampoco le pueden dorar la píldora a la ciudadanía, cuando enlistan los estados con más asesinatos y los que supuestamente van a la baja, simple y sencillamente porque el comportamiento de los muchos grupos criminales que operan impunemente en el país, no sigue el mismo patrón delictivo.
Sirva como ejemplo de ello lo que ocurre en Juárez, que el año pasado registró mil 404 asesinatos que en su mayoría siguen impunes, mientras que este año, la cifra es de mil 041, hasta ayer, sin que eso signifique que las autoridades puedan echar las campanas al vuelo, porque estamos hablando de más de un millar de personas ultimadas, peor que en las guerras.
¿Acaso dicha disminución de casi 300 víctimas, será interpretada por el subsecretario Mejía Berdeja, como producto del trabajo que realizan las fuerzas federales en la ciudad, cuando todo mundo sabe que los guardias nacionales y los agentes de la fiscalía federal no agarran ni un resfriado?
En ese millar de víctimas, hay 147 mujeres asesinadas en el año, pero lo que hace más grave el panorama de seguridad pública en la frontera, es que solamente un 4 por ciento de los casos registrados ha sido resueltos o dicen que hay avances en las investigaciones.
Pero del resto, NADA, y no le da vergüenza a ninguna de las instancias investigadoras, porque ambas se tapan sus incapacidades.
La prueba más evidente es el hecho de que cuando estamos a 11 días de terminar el año, ninguno de los casos de alto impacto que Juárez vivió se ha resuelto.
Ahí siguen empolvándose, en el cajón del olvido, entre otros, el crimen múltiple del restaurante Denny’s; el de cuatro adultos y dos menores frente al Tec de Juárez; los del “Jueves Negro”, donde murieron 4 empleados de Mega Radio y un niño de 9 años en una tienda; los cinco ejecutados en el bar Viejo Oeste; la masacre de los seis presuntos polleros en la brecha del libramiento Samalayuca-Jerónimo; las dos ejecuciones masivas de hombres y mujeres en el fraccionamiento Los Arcos y el caso de la iglesia evangélica, donde rafaguearon a los feligreses con un saldo de seis muertos.
¿A caso todo esto significa que vamos bien en materia de seguridad pública en el país?
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Dentro de todo lo malo, una buena noticia es que Chihuahua no solamente destaca en materia de violencia e inseguridad, pues el Inegi lo colocó este año en el primer lugar de los estados exportadores de la República Mexicana, por encima de Nuevo León, Jalisco y el Estado de México.
Los datos dados a conocer por el Centro de Información de Economía Social, (CIES), basados en las estadísticas del Inegi, revelan que, en el 2022, Chihuahua hizo las mayores exportaciones de todo el país.
Estas exportaciones representaron el 13.9 de las que hicieron todos los estados exportadores, y alcanzaron un valor de 18 mil 645 millones de dólares.
Después de Chihuahua, aparecen como los principales exportadores Coahuila con 15 mil 224 millones de dólares, Nuevo León con 13 mil 385 millones, Baja California con 13 mil 052 millones, Tamaulipas con 8 mil 666 millones, Guanajuato con 7 mil 822 millones , Sonora con 6 mil 547 millones , Jalisco con 6 mil 853 millones y el Estado de México con 5 mil 396 millones de dólares.
Estos números reflejan que, pese a todas las dificultades que enfrenta la entidad en materia de seguridad, el sector productivo, particularmente en Juárez por la industria maquiladora, sigue trabajando a todo vapor, lo cual es una excelente noticia para que se levante el ánimo en esta temporada navideña.
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El senador Rafael Espino -dicen los morenistas- le anda buscando tres pies al gato. Luego de haber votado en contra del Plan B de la reforma electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, anda haciendo cosas buenas que parecen malas.
Algunos seguidores de AMLO no están contentos con el chihuahuense porque pareciera que le siguió las huellas a Ricardo Monreal.
El exprecandidato morenista a la gubernatura por Chihuahua está empeñado en decir que está muy tranquilo y muy consciente, y que seguirá en el movimiento transformador porque coincide con sus valores y con los de López Obrador.
No se necesita ser un experto para darse cuenta que detrás de sus comentarios, Espino se ha lanzado duro con el presidente.
Espino dijo en una entrevista con El Universal que el Grupo Plural del Senado lo invitó a participar, pero que seguiría en Morena, casi casi hasta el final de sus días.
“Yo estoy comprometido con Morena, con las causas del movimiento, yo siempre he actuado en consecuencia, siento pertenencia por el grupo y coincido con los ideales, yo no abandono, yo estoy ahí, yo he estado por mucho tiempo”, dijo el senador.
Además subrayó que coincide con los propósitos de la Cuarta Transformación y que siempre ha acompañado al presidente de la república en sus recorridos por Chihuahua.
Hasta aquí, la ha jugado bien el legislador, pero al igual que en otras entrevistas o comentarios que ha hecho en torno al Plan B, hay algo que no concuerda y es su punto de vista sobre la supuesta violación a la Constitución planeada en Palacio de Gobierno.
“Tuve una opinión diversa por estos aspectos de inconstitucionalidad que para mí son muy claros y señalados. Me resultaba muy complicado aprobar algo que en conciencia sé que transgredía el texto constitucional”, dijo Espino.
Su visión como jurista y sobre todo, hacerla pública y reiterar que las modificaciones a las leyes electorales promovidas por el jefe de su partido violan la Constitución, lo han puesto en una posición difícil ante los fieles morenistas del presidente.
¿Por qué estará haciendo público la supuesta inconstitucionalidad del Plan B?, ¿tiene algún acuerdo con Monreal?, ¿sabrá realmente Espino a lo que le está tirando con ese ajetreo político o de plano anda negociando algo con el presidente?, ¿son genuinos los reclamos que ha vertido en medios y en el Senado?, son algunas de las preguntas que flotan todavía en el aire.