Decenas de afectados por los estafadores de Grupo Aras se manifestarán este día en la Plaza de Armas, frente al Congreso estatal, esperando ser escuchados por la gobernadora Maru Campos y exigiendo justicia en la recuperación de sus ahorros con que estos alquimistas de cuello blanco los sablearon.
Hasta el momento, son más de 2 mil chihuahuenses afectados con diversas cantidades de dinero, de las que no han recuperado ni un cinco, porque tal parece que las denuncias formuladas ante la Fiscalía General del Estado se desahogan para favorecer a los estafadores, o cuando menos para no molestarlos.
Son muchas, y algunas muy desgarradoras, las historias de quienes cayeron en las garras de los modernos y habilidosos alquimistas, que se decían poseedores de la piedra filosofal para proporcionar a sus víctimas intereses que jamás se podrían alcanzar con esquemas financieros convencionales.
Si la gobernadora ordena que se haga justicia a los defraudados, y se superen las trabas jurídicas que suelen poner en las mesas del Ministerio Público cuando no se quiere avanzar en una investigación, muchos representantes sociales paleros del grupo Aras pasarán a engrosar las filas del desempleo comenzando el año.
Ahí, entre esos malos servidores, están embozados algunos agentes ministeriales y del Ministerio Público que estaban en la nómina secreta de Aras desde el corralato. Por eso ninguna queja presentada desde aquellas fechas pudo prosperar.
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Algo está pasando con los mandos policiacos de la ciudad, ya que semana a semana pierden cada vez más el interés en participar en la Mesa de Seguridad que se realizan los lunes.
Este Mirone lo dice porque desde la semana pasada hubo ausencias notables, como la del comandante de la Guarnición de la Plaza, la del representante de la Fiscalía General de la República y de la Comisión Estatal de Seguridad.
Este lunes postnavideño fueron más los ausentes. Para comenzar no asistió el alcalde, que había estado al pie del cañón en cada reunión, mientras que de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado les pusieron falta a Gilberto Loya y a Ricardo Realivazquez, que ni representantes mandaron, como ya es costumbre con los más faltistas.
El fiscal del Estado de la Zona Norte, Lord Jesús Manuel Carrasco, tampoco hizo acto de presencia. Seguro ya ha de andar tan enfiestado que se le olvidó mandar al MP que suele asistir en su lugar.
Del grupo de extorsiones de la Fiscalía General del Estado nadie asistió, a pesar de que es un tema que ha causado polémica entre las autoridades estatales y municipales, donde están involucrados los traviesos inspectores de Gobernación.
Tampoco estuvo la representante de la Secretaría del Bienestar, Elizabeth Guzmán, por lo que algunos reporteros de la fuente policiaca comentaron, con jiribilla, que a lo mejor sigue repartiendo despensas navideñas en la sierra, o está dedicada a la colecta de firmas para la consulta de revocación de mandato.
El que sí asistió en esta ocasión fue el comandante militar Francisco Antonio Enríquez Rojas, quien anda sacado de onda, porque ya no hay elementos de la Guardia Nacional asignados al patrullaje en la ciudad.
Mal hace el jefe militar en preocuparse por la ausencia de la Guardia, porque con ellos o sin ellos, la delincuencia sigue igual: imparable.
Las notables ausencias de quienes tienen la obligación de trabajar por la seguridad de los juarenses no se pueden justificar por la temporada decembrina y las fiestas navideñas.
Si para los malandrines, sicarios, narcos, traficantes de personas, asaltantes, violadores y demás fauna urbana nociva, no hay días festivos ni días de descanso, ¿por qué habrían de tenerlos quienes aceptaron el compromiso de velar por la seguridad de la comunidad las 24 horas de cada uno de los siete días de la semana?
Podríamos entender que alguna catástrofe o desastre natural pudiera interrumpir las reuniones de coordinación, pero si la única emergencia que existe es la ocasionada por la pandemia y la peligrosa variante que está causando un repunte en contagios y muertes, ¿cuál es la razón para que la seguridad pública les importe un cacahuate?
Hemos visto que todo el personal de Salud de la entidad sigue firme, resistiendo a las carencias y atendiendo a los pacientes contagiados por Covid-19, sin rajarse ni un momento, a pesar del riesgo y de que médicos, enfermeras, camilleros y personal de intendencia están muy agotados, después de una lucha que ya cumple dos años de manera ininterrumpida.
Si medimos las cargas y riesgos del personal destinado a seguridad, con el de Salud que atiende la pandemia, no existe nivel de comparación, por la simple razón de que los médicos se enfrentan a un enemigo invisible, mortal por necesidad, que está en todas partes y no hace ruido; mientras que los policías saben bien quiénes son los delincuentes, con nombre y apellido, y saben también dónde encontrarlos, pero no quieren hacerlo. Así de simple.
Sería muy interesante escuchar la opinión de la gobernadora en torno al valemadrismo de los mandos policiacos, porque ha prometido acciones sin precedentes para regresarle a los chihuahuenses la seguridad y la tranquilidad, que hace muchos años se robaron los delincuentes organizados y los desorganizados.