Algo malo está pasando en el Parque Central de Juárez, pues se están muriendo las mascotas emblemáticas de este pulmón verde de la ciudad.
Primero fue la jirafa macho Modesto, en junio del año pasado, y recientemente, el sábado, falleció el avestruz Thomas, supuestamente por vejez, según el veterinario que atiende las especies que dan vida al segundo parque en importancia de la ciudad.
Todo esto ha ocurrido durante la administración del subsecretario de Desarrollo Humano y Bien Común, Sergio Acosta Liceaga, quien como administrador del parque ha resultado un reverendo fracaso. Los hechos están a la vista.
Lo mismo ha pasado con las tres variedades de peces que había en el lago. Carpas, Bagre y Tilapia, que se han extinguido desde que el funcionario asumió el control del parque. En la administración anterior, hubo hasta torneos de pesca en los que lograban sacar piezas hasta de cinco kilogramos de peso, pero eran tiempos en que el lago estaba limpio y se atendía a la fauna.
Cuando Acosta Liceaga recibió el inventario de flora y fauna, le entregaron un censo con 850 patos, así como una población de 10,200 árboles de diversas variedades. De los ánades, ahora solo existen 400 cuando mucho, por falta de pericia en sus cuidados; mientras que, de los árboles, se han secado casi el 30 por ciento por falta de riego y fertilización adecuada.
La ignorancia que ha demostrado Acosta, quien tiene también un empleo de tiempo completo en el gobierno federal, se hace evidente con las podas que ha hecho de los pinos, que al perder sus ramas pierden su función como rompe vientos.
Otro ejemplo del irresponsable manejo del parque, es el desmantelamiento de las torres de irrigación computarizadas, porque el burócrata no sabía cómo manejarlas, por lo que ordenó que las desarmaran y volvieran al rupestre sistema de riego con manguera.
Total, que el señor tiene un desastre bien organizado en el parque, por lo que urge que el órgano descentralizado para su manejo que creó el Congreso del Estado, y que encabeza el diputado Gabriel García Cantú, tome las riendas antes de que Acosta Liceaga les entregue un lote baldío, sin flora ni fauna.
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Buen cotorreo generaron en las redes sociales, las fotos que morenistas de la Secretaría de Bienestar subieron de los distinguidos panistas Carlos Angulo y Teresa Ortuño, cuando esperaban turno para solicitar sus respectivas pensiones de adulto mayor.
“Gandallas, hipócritas, panistas de doble moral” y otras linduras, les endilgaron los internautas que se divirtieron compartiendo las dos fotografías donde aparecen sentados los políticos panistas, en diferentes sedes donde tramitaron su pago de la pensión, cortesía de AMLO, de quien son los más duros detractores.
Carlos Angulo, que ha sido abogado corporativo de la industria maquiladora, diputado y hasta aspirante a candidato a la alcaldía de Juárez, aparece sentado en un salón de la Secretaría de Bienestar, al lado de otros adultos mayores, revisando su celular y con una muleta apoyada en sus piernas.
Mientras que la exdirectora del Colegio de Bachilleres en la pasada administración estatal, la aguerrida Tere Ortuño, aparece quitándose el cubre bocas en la mesa donde los coordinadores del programa de pensiones revisan los documentos.
En ambos casos, las gráficas fueron captadas por personal de Morena y compartidas con olímpica alegría, al grado de que saturaron los WhatsApp de panistas de todo el estado.
“No sé si reír o llorar, pero de vergüenza” comentó un ex regidor de la vieja guardia del panismo fronterizo.
Algunos ilustres blanquiazules se lo tomaron más a la ligera y justificaron que los distinguidos panistas piden su pensión para hacer tronar el sistema del Gobierno federal. Ilusos.
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Javier Corral marchó ayer domingo… y no lo malinterprete estimado lector, porque el exgobernador marchó, pero en una desangelada manifestación realizada en las calles de la ciudad de Chihuahua, en defensa del ex fiscal de derechos humanos Francisco G. A., detenido en el penal de Aquiles Serdán acusado del delito de tortura psicológica.
En medio de una comitiva que no llegaba al centenar de personas, Javier Corral marchó al lado de su esposa Cinthia y de la senadora Bertha Caraveo, portando una cartulina donde se leía “#Todos somos Francisco, no a la venganza”.
La manifestación fue organizada por estudiantes universitarios de la carrera de Derecho, y partió de la glorieta a Pancho Villa.
La pobre convocatoria que tuvieron los manifestantes, por poco no les alcanza para sostener la enorme lona con la que ilustraron la marcha y que tenía la leyenda “Movimiento Estudiantil a favor de la justicia de Francisco González Arredondo”. Han de tener muy preocupados a los jefes del Poder Judicial del Estado.
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Hoy entran en vigor en todo el país, los cambios a la Ley General para el Control del Tabaco, donde establece que los restaurantes, antros y bares, ya no podrán servir alimentos ni bebidas en las terrazas que tenían habilitadas como área de fumadores.
Las nuevas medidas, impactan también de manera ruda a las tiendas de abarrotes y estanquillos de las colonias, porque no podrán exhibir propaganda alusiva a los cigarrillos, ni podrán tener la mercancía a la vista.
Desde el inicio de este fin de semana, las tiendas de conveniencia que son cadena, ocultan los cigarrillos en anaqueles oscuros, para que ninguna marca esté a la vista.
La nueva ley publicada el 16 de diciembre pasado en el Diario Oficial de la Federación (DOF), pondrá en serios aprietos a los negocios que han hecho inversiones fuetes para adecuar terrazas que ofrecen a los clientes fumadores, porque ahora ya no podrán dar el servicio de alimentos ni bebidas en esos espacios y solo servirán para echar humo, pero no para pistear ni comer.
A nivel nacional, la cámara de la industria restaurantera y el Consejo Coordinador Empresarial, han anunciado que apoyaran a los comercios con amparos contra la nueva ley.
Es de esperarse que la medida no inhiba el vicio, sino que, por el contrario, fomente la clandestinidad de este producto que tanto afecta a la salud, pero también al comercio organizado, que es el que carga con altas tasas de impuestos.
De acuerdo con declaraciones hechas en la Ciudad de México por el presidente del Consejo Nacional de la Industria Tabacalera (Conainta), Hiram Vera, todo lo que se prohíbe genera un mercado negro que hoy en día equivale en el país a 13 mil 500 millones de pesos. Nada más ni nada menos.