Una buena pregunta circula en las mesas de café, así como en los grupos digitales de periodistas y abogados: si Javier Corral protegió a sus subordinados, los que pusieron a la periodista Miroslava Breach con los narcos Los Salazar, mismos que la mandaron matar en el 2017, y también dejó ir a El Chueco después de que mató al turista Patrick Braxton, en Urique en el 2018, ¿por qué nadie lo llama a cuentas y solo le anuncian que ya merito le arrimarán la lumbre?
En días pasados hasta el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, dijo que las autoridades se han tardado en proceder contra el exgobernador, a pesar de todas las irregularidades que cometió y de la denuncia formal que, en representación del Ayuntamiento, presentó ante la Fiscalía del estado por defraudación fiscal, al omitir el pago del impuesto por traslación de dominio de un terreno.
Ahora que se ha robustecido la tesis de que Corral no hizo gran cosa (nada) por atrapar al líder criminal José Noriel Portillo, y le permitió absoluta libertad e impunidad durante su gobierno, se revivió el caso de Miroslava Breach, asesinada por integrantes del grupo criminal al que pertenece El Chueco y que fue soslayado también por el exgobernador.
En ambos casos existe una coincidencia que es suficiente para sospechar de las complicidades de Corral y su pandilla con los malos: tanto El Chueco como Crispín Salazar pertenecen a la misma célula del Cartel de Sinaloa y nunca fueron molestados por la Policía Estatal durante el quinquenio de Corral, a pesar de que ambos tenían órdenes de aprehensión por homicidio.
Si hasta el presidente de la república está hablando de esas complicidades, entonces ¿cuál es la razón por la que no actúan ni la Fiscalía General del Estado ni la General de la República?
¿Será acaso que sigue teniendo influencia en la Fiscalía General, porque prácticamente todos los actuales fiscales de las zonas en que está dividida la entidad, formaron parte de su gobierno y luego continuaron en el de Maru?
Hay quienes aseguran que este enfoque de las complicidades y protecciones al narco, es una cortina de humo para desviar la atención de los problemas torales del estado y del caso Duarte, pero lo cierto es que fue durante el gobierno de Javier Corral cuando la Policía Estatal entregó el control de las comunidades serranas al narco, antes, durante y después de los procesos electorales.
Por lo mismo, la sabiduría urbana dice que: si camina como pato, come como pato y grazna como pato… es pato. y por consecuencia, también debe ser investigado.
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Ayer en la mañana, Javier Corral dijo al aire con Carmen Aristegui, que durante su mandato “estuvieron a unos minutos de atrapar al “Chueco”, pero se les peló, porque tiene redes de complicidad social con la gente de la sierra”.
O sea que, con una justificación absurda, que no lo libera de responsabilidad, el ex gobernador admitió que el buscado criminal ha sido, desde entonces, más inteligente que todas las fuerzas militares y estatales que se han desplegado en su contra.
Habló así del soberano fracaso del operativo que encabezó en coordinación con el secretario de la defensa, lo cual no lo exime de culpa y, por el contrario, pone de relieve su ineptitud, la que también es motivo para que le finquen las responsabilidades que le correspondan cuando fue servidor público.
En el nuevo capítulo de la telenovela “El Chueco de Corral”, fue cuestionado por el contenido de la carta de César Duarte, donde lo acusa de haber protegido al líder criminal, y Javier se soltó el pelo hablando de que los medios de comunicación que le son leales (al César) siguen recibiendo toneladas de dinero del Gobierno del estado.
Dijo que Duarte cogobierna con Maru Campos y que por eso lo mandaron a un hospital, para que pudiera operar mediáticamente.
También aseguró que, desde la oficina de Comunicación Social del Gobierno del estado, se dictan líneas a los periodistas pagados, para que critiquen la política de seguridad de AMLO de abrazos, no balazos, basándose en el mensaje de una reportera que le compartió las instrucciones que recibió desde Palacio.
Aseguró que a la gobernadora no le interesa el tema de seguridad, porque anda muy ocupada en sus aspiraciones por la presidencia de la República. “Es más, no sabe ni cuántos habitantes tiene el estado de Chihuahua”, dijo.
Javier Corral cerró la entrevista pegándole también a los jerarcas del PAN y acusándolos de silencio vergonzoso, porque algunos actores le están haciendo el caldo gordo a César Duarte.
Total, que, al estar nuevamente en el ojo del huracán, se defendió salpicando heces para todos lados, pero con especial énfasis contra los medios, sin probar nada, como acostumbra, y solo hablando como el merolico de tianguis que lo ha caracterizado a lo largo de su carrera política.
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En donde andan muy preocupados otra vez por el Covid-19, es en las oficinas de regidores del Ayuntamiento de Juárez, después de que una asistente de la fracción edilicia del PRI, resultó positiva al virus.
Aunque hasta ayer en la tarde no se había notificado de otros casos, la rumorología se apoderó del piso que ocupan los ediles en unidad administrativa, y ante el temor de que vuelvan los contagios, volvieron a usar las mascarillas y el gel antiviral, aunque la sana distancia sigue siendo la recomendación menos aplicada.
Por el hacinamiento que existe en todas las oficinas de la presidencia municipal, donde además del personal de planta se reciben diariamente a miles de ciudadanos, el peligro de contagio aumenta cuando se detecta un caso, y no hay el seguimiento de contactos que dictan las regulaciones sanitarias contra la pandemia.
Los regidores criticaron que a pesar de que el virus no se ha ido, personal de mantenimiento haya retirado los separadores de vidrio que tenían en el Salón de Cabildo para cada regidor.
Aunque la próxima sesión es hasta la siguiente semana, los ediles solicitarán que se reinstalen todos los protocolos sanitarios en la presidencia, porque el miedo no anda en burro.
Nada menos ayer, a nivel nacional, los científicos de la UNAM hicieron un llamado de atención a la población para seguirse protegiendo, porque la quinta ola de la pandemia ya está en México.
Los expertos advirtieron que con la actual variante del Coronavirus no se incrementarán los fallecimientos, pero sí el número de contagios que pueden volver a saturar los servicios médicos.
Así que señores y señoras, a ponerse otra vez la máscara, a desinfectarse las manos, a evitar el contacto y guardar la sana distancia, para no pasar cuarentenas.
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Hasta con la cubeta se dieron los panistas en las redes sociales, al discutir la información sobre la sucesión de Joob Quintin en el Comité Municipal del PAN, publicada por Mirone el miércoles pasado, donde se dijo que una mujer será la que dirija la grilla partidista a partir de septiembre.
En los dos grupos más nutridos, identificados como “Las Células” y “la Familia Panista”, esta última identificada con los santones del blanquiazul, mostraron sus filias y fobias contra las 4 mujeres que pintan para ser dirigentes, pero sobre todo contra los 4 varones que también han levantado la mano y pretenden brincarse el tema de paridad de género, acordado por el directivo estatal con el nacional.
Finalmente, la polémica de miércoles y jueves terminó cuando los más radicales coincidieron en que una mujer es la que se necesita para darle una buena reactivación al partido, porque solamente se atiende el viejo edificio del 5 de mayo, mientras el capital humano que son cientos de militantes panistas, andan sueltos y buscando cobija política.
Por cierto, que en esos chats se comenta mucho de lo duro que le están pegando mediáticamente a la gobernadora por el tema de seguridad pública. Uno de los cibernautas comentó: “lo que si es que en las redes están atacando mucho a Maru. Otro le respondió: ¿atacando mucho? Nos están trapeando!”. Tómala.