Si ha notado usted una considerable baja en la frecuencia y calidad del servicio que desde hace unos meses se viene dando en el llevado y traído JuárezBus o BRT2, déjeme decirle que no anda para nada errado.
No es una baja, sino un amago de derrumbe que amenaza fuertemente todo el proyecto que desde su planeación viene con fallas de origen, y que ya en la práctica y la evidente manifestación de errores, ha visto acentuarse las grietas del costoso juguetito.
Resulta que, en principio, la famosa fase preoperativa iniciada en agosto de 2022 no es tal, sino una fase pre pre (y tal vez pre) operativa solicitada, dicen mironianas fuentes, por los propios concesionarios para detectar fallas y debilidades de infraestructura y funcionalidad antes de recibirlo y echarlo a andar oficialmente.
Para que pueda iniciar una fase preoperativa, una obra de las características del BRT2 debe estar concluida en su totalidad, sin fallas y debidamente entregada a quien o quienes se vayan a hacer cargo de su operación, según los acuerdos originales suscritos por el Gobierno del Estado con el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonavim) copatrocinador del proyecto.
Como todos sabemos, la obra no está concluida, presenta infinidad de fallas y claramente no ha sido entregada por lo mismo y por el marcado deterioro en que se encuentra por efecto de robos y actos vandálicos.
Pero los concesionarios quisieron probar el juguete antes de empaquetarlo como regalo y la autoridad les dijo “órale pues”, entregándoles 20 camiones tipo Torino –viejos, por supuesto– mientras los concesionarios, a sabiendas de que esta fase podría ocasionar pérdidas, se comprometían a reparar, pintar y dar mantenimiento a la flota durante la misma.
Pero claro, parte del acuerdo fue mantener en funcionamiento la línea Poniente-Sur, propiedad de los mismos concesionarios –con excepción de uno que se les ha salido del huacal– para sostener las pérdidas estimadas en el servicio del JuárezBus.
Mal y de malas les ha ido desde entonces frente a unas autoridades que hasta hace poco habían venido privilegiando la cara política del proyecto, dejando en segundo plano la condición técnica y, principalmente, la atención a los usuarios.
Los camiones Torino probaron ser poco tolerantes en las áreas no confinadas de la vía y empezaron a sufrir algunos daños, lo que ha generado que al final hayan salido de circulación.
Para colmo, las unidades favoritas para ser chocadas por conductores no acostumbrados a la dinámica del BRT han sido las carísimas unidades oruga que se mantienen ahora fuera de circulación, no vaya a ser y se acaben de desbarajustar con tanto encontronazo.
Y como han perdido mucha rentabilidad y nomás no acaban de ver claro, pues han reducido al mínimo posible la cantidad de camiones, máxime en fines de semana con solo dos unidades en servicio.
¿Y el usuario, apá? Pues para eso está la Poniente-Sur, dicen.
A fin de cuentas, estarían en la intención de dejar el costoso mantenimiento de las unidades Torino a Diesel del JuárezBus para volver a la económica unidad a gas de las líneas tradicionales que, según sus cuentas, mueve diez veces más pasaje que las unidades del carril confinado.
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Si algo ha distinguido a lo largo de su carrera al actual director ejecutivo de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, Sergio Nevárez Rodríguez, es el respeto, el buen trato y la mesura, para quienes se debe, que son los ciudadanos.
Así lo ha demostrado en los distintos cargos que ha tenido en la función pública y como titular en alguna oficina de Gobierno o por elección popular.
Por eso, a este Mirone le extrañó la lamentable redacción, –porque no hay otra manera de calificarla–, de un comunicado que se emitió en la descentralizada y que evidentemente no pasó por su aprobación, referente al caso de la protesta de los avecindados en la colonia Adolfo López Mateos.
Para quienes no conocen el caso, brevemente les diremos que el pasado martes, vecinos de la López Mateos acudieron a las oficinas del Gobierno del Estado, para pedir una solución al problema que tenían por el taponamiento de alcantarillas, que ya hacía brotar las aguas negras en los domicilios.
El boletín señala que, dando seguimiento a las instrucciones de la gobernadora, se atendió inmediatamente el caso. Hasta aquí todo bien, sin embargo, el problema comienza cuando en la redacción del texto informativo, se le adjudica la responsabilidad del problema a la comunidad, emitiendo juicios de valor viscerales que poco abona a la cooperación ciudadana.
Las palabras de lo que debió ser un comunicado, atienden más al tufo de una visión editorializada de un texto fallido, que debería servir más para comunicar y no para confrontar a una dependencia al servicio de la gente.
“¿Cómo llegó la basura a ese lugar? Eso es fácil deducirlo. Es arrojada por los habitantes de la misma colonia. Razones para ello seguro que no les falta, sin embargo, el daño por el que se agruparon para protestar y exigir atención por parte de la J+, es decir, el taponamiento y el hedor nauseabundo, fue provocado por los mismos vecinos. Tal vez, por algunos de los que firmaron la protesta”, dice textualmente el comunicado JMAS/44.
No obstante esto, será cosa de que se organicen para que no vuelva a suceder un taponamiento y escurrimiento de aguas negras que, por negligencia, indisciplina o porque en algún lugar se tiene que tirar la basura, los mismos vecinos atenten contra su calidad de vida.
“La J+ ya hizo su parte, toca a los vecinos hacer la suya”, se lee en el comunicado.
A este Mirone le contaron que la información fue manejada de manera contraria a la instrucción original dada por el director ejecutivo, cuando indicó que el caso debería manejarse en completo respeto al usuario e invitando a la población a cuidar las obras y resultados que la descentralizada viene dando.
Muy alejado de ello, se lee el regaño-reclamo y poco faltó para el manazo, a los contribuyentes. Si bien es cierto que el problema de los taponamientos en el sistema de drenaje y alcantarillado es un martirio que se tiene y que en parte es culpa de la misma ciudadanía, no todo el problema recae en ella.
La falta de un buen servicio de limpieza, las características propias de algunas zonas de la ciudad, llenas de cerros y arroyuelos, generan cauces naturales que en temporada de lluvia arrastran hasta vehículos y esas situaciones están fuera del alcance de la población.
La responsabilidad de mantener limpias las calles y los sistemas de drenaje es compartida, y según el comunicado, el problema del taponamiento tenía años sin ser atendido, años de suciedad acumulada, que debieron prevenirse y evitarse por ambas partes, sociedad y Gobierno, pero que fueron atendidos hasta que la suciedad salió a flote.
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Literalmente resultaron buenos porros quienes acudieron ayer a gritarle ¡Presidente! ¡Presidente!, ¡Presidente! al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Retumbaron fuerte en el gimnasio del Cbtis 114 de Ciudad Juárez, donde se realizó un operativo de entrega de tarjetas a estudiantes de preparatoria beneficiarios de la beca Benito Juárez, del Gobierno Federal.
Y como eran demasiado viejos para ser alumnos preparatorianos y muy jóvenes como para ser papás de un bachiller, todo mundo en esa comunidad escolar se volteaba a ver como diciendo “¿y éstos, de dónde salieron?”.
Sin embargo, no podían faltar cuando la precampaña de las corcholatas presidenciables de Morena está a todo lo que da, en una contienda para ver quién le saca mejor provecho a su cargo público a la hora de hacer promoción personalizada.
Estando en el presídium la diputada federal Andrea Chávez, no fue difícil imaginar por dónde vino el acarreo de aquella fila de morenistas que soltaron sus afanes campañeros en un evento formal que se supone nada tiene que ver con un mitin político.
Pero ahí estaba la porra en un muy buen lugar, apenas después de todos los invitados especiales y funcionarios. Fueron todo, menos espontáneos en su misión.
Claro que el aspirante a suceder a Andrés Manuel López Obrador no desaprovechó el momento para colgarle todos los muertitos de Juárez en época más oscura, al expresidente Felipe Calderón y a Genaro García Luna.
El caso es que López tuvo sus cinco minutos de campaña en un espacio que se le concedió (o se lo apropió, eso ya no supo Mirone) desde Bienestar, ahí donde ya tienen corcholata bien definida, pues nadie desconoce que la secretaria Ariadna Montiel y el superdelegado Juan Carlos Loera, apuestan por la candidatura de Claudia Sheinbuam.
Por cierto, que de ese equipo, aparte del delegado, nomás se dejó ver en primera línea el diputado local Gustavo de la Rosa Hickerson. Cuando los reporteros le señalaron a Adán Augusto los gritos chairocampañeros, el secretario se dio a desear y dijo a todos: “no coman ansias”.
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Nada bien le cayó al diputado morenista Óscar Avitia la forma como se llevó a cabo la reunión de la Comisión de Educación, Cultura Física y Deporte del Congreso del Estado que él preside, con el director del sistema Colegio de Bachilleres, Reyes Humberto “Pato” de las Casas Muñoz.
Y no porque el directivo bachiller llegara en mal modo, ni mucho menos. Todo lo contrario: si algo ha mostrado “El Pato” Jr. es disposición para resolver esa muela picada que es el tema de los uniformes que les vendieron a los alumnos de nuevo ingreso a casi 3 mil pesos por persona.
El morenista, al igual que su bancada, quería “tiro”, pero se les olvidó que para eso se necesitan dos y El Pato Jr. no se los concedió.
Muy al contrario, les informó a los miembros de la Comisión que todo iba viento en popa con la devolución del dinero a las familias a las que obligaron a comprar uniformes como condición para inscribir a sus muchachos en el Bachi.
De casi 3 mil familias quejosas, quedan más-menos seiscientas de recibir la devolución de su dinero. Las demás, o ya se los devolvieron, o decidieron quedarse con alguna de las cinco prendas que les vendieron a la de a fuerzas.
Pero entonces, ¿cuál fue el problema? Nada, que la diputada PAN-PRDista Yesenia Reyes Calzadillas no firmó la convocatoria a la reunión como si fuera comparecencia del director del Cobach y aquello se quedó en una “modesta” reunión de trabajo.
Y claro, el diputado Avitia se enojó porque él quería una sesión donde De las Casas se sentara en su silla cual si fuera acusado de algún delito.
El señor diputado se puso de malas, no se sabe si porque no tuvo su “comparecencia”, o porque ya mero se les acaba el tema de los uniformes a los miembros de su bancada. Ni hablar, “Hijo de Pato, Patito”. Bien por el director del Cobach.