El Departamento de Carreteras de Cuota, que administra las casetas del estado y que a partir del domingo pasado dirige el exalcalde de Chihuahua, Juan Blanco Saldívar, requiere de cambios profundos.
Fuentes cercanas a Mirone afirman que el gobierno corralista toleró las constantes quejas de hostigamiento laboral que sufren las cajeras que trabajan en las casetas, por parte de sus superiores y otros no tan superiores.
El principal causante del reinado del terror y acoso es un sujeto de nombre César Quintana Meza, quien se desempeñaba como encargado del despacho.
Todas las órdenes eran bajadas por Quintana a través de otras dos funcionarias muy tóxicas para los empleados: Guadalupe B. y Lorena A.
A decir de los denunciantes, ambas les niegan todavía tiempos para atender necesidades físicas comunes, como ir al baño, ir por agua o comer algún bocadillo, a pesar a que soportan turnos de 12 horas.
Quintana Meza, que es un jurado corralista, se ha distinguido además por meter a laborar a la dependencia a compadres, amigos y parientes que no reúnen los perfiles, pero que le eran incondicionales para delatar inconformidades o situaciones que ponían en peligro su zona de confort.
En marzo del 2020, César Quintana fue acusado a través de las redes sociales de acosar y humillar a las mujeres de las casetas de Jiménez. La quejosa en aquel entonces, denunció que el funcionario acosaba y humillaba a otras empleadas, como a ella misma.
En aquella ocasión pidió a través de las redes sociales la destitución del servidor público diciendo: “Yo solo quiero justicia y terminar con estas prácticas asquerosas en las dependencias de Gobierno, donde todas estamos expuestas”.
Este funcionario es el mismo que en meses pasados fue acusado por paramédicos voluntarios de la comunidad de El Valle, por no permitirles el paso gratuito en la Caseta de Ojo Laguna, cuando se dirigían a atender una emergencia.
Sin embargo, ni durante la administración corralista, cuando su padrino en la Secretaría de Hacienda era Arturo Fuentes Vélez, ni ahora en el gobierno de Maru, este individuo ha sido llamado a cuentas. Los empleados que hacen las denuncias esperan que con la llegada de Juan Blanco la situación cambie y, por lo pronto, pongan de patitas en la calle al acosador.
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Una semana después de que Movimiento Ciudadano realizó en esta frontera el evento donde quedó integrado el comité municipal a cargo de Rodolfo “El Güero” Martínez, el jueves pasado se reunieron en el restaurante Barrigas algunos de los considerados disidentes del movimiento naranja, encabezados por Luis Murguía, Alfonso Medina y Rosario Valadez.
Luis Murguía fue el coordinador de la campaña de El Güero Martínez en la pasada elección, mientras que Alfonso y Rosario fueron candidatos a regidor y diputada local, respectivamente.
En la recta final de la campaña de Movimiento Naranja, hubo movimientos extraños en la operación territorial, que generaron sospechas de traición de los altos mandos del MC, tras analizar los resultados y encontrar diferencias abismales con la votación que obtuvieron los candidatos rivales.
Esto generó el rompimiento del equipo de Rodolfo Martínez con el de su coordinador Luis Murguía, quien al parecer sigue de cerca la agenda de MC para hacerle sombra de alguna manera a quien fuera su candidato.
Esa señal mandó Luis y su equipo, al no asistir a la integración del Comisión Operativa Municipal del MC, realizado en los salones del antiguo club Misión de Los Lagos, y luego con el desayuno que presumieron en redes sociales este jueves, donde aparecen todos los que ahora son considerados disidentes por la dirigencia estatal naranja.
Lo que no hicieron al término de la campaña, lo hacen ahora, cuando el MC comienza a reorganizarse en Juárez con El Güero Martínez a la cabeza, como para decirle “ya no estamos contigo, pero aquí seguimos unidos”.
Por cierto, los jerarcas estatales encabezados por el diputado local Francisco Sánchez, quieren a toda costa tener el control del comité municipal de Juárez e intentan colocar en las principales carteras a sus operadores, aunque no vivan en esta frontera.
Lo malo para Sánchez y compañía, es que la Comisión Operativa quedó integrada desde el viernes y únicamente pudieron colar al que fuera candidato a diputado por el distrito 2, Miguel Maldonado, mejor conocido como El Ruso.
A Francisco Sánchez, como a las polillas la luz, le atraen los reflectores y al parecer no le gustó nada que en el evento del viernes 22 los reflectores de los medios solo iluminaran al nuevo dirigente local.
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Cuando los madrazos a los bolsillos de los ciudadanos están a la orden del día por el encarecimiento de servicios como el agua y la luz, por el aumento que viene del predial y por la especulación que hay en los productos de la canasta básica, con el pretexto del rompimiento de la cadena de suministro a causa de la pandemia, muchos se preguntan dónde están los diputados federales de Juárez, que en campaña prometieron defender la economía de los juarenses, pero en los hechos han demostrado todo lo contrario, cuando menos los emanados de Morena.
Hasta ahora, de los cinco diputados, solamente la panista Daniela Álvarez y el priista Hiram Hernández Zetina se han visto ocupados y preocupados por los problemas que aquejan a los fronterizos.
De los morenistas Daniel Murguía Lardizábal, Armando Cabada Alvídrez, Lilia Aguilar Gil y Maité Vargas Meraz, no se ha vuelto a saber nada en favor de Juárez, desde que asumieron la “sacrificada y abnegada” tarea de ocupar una curul en San Lázaro.
Mientras que la panista Álvarez le ha subido el tono a los debates, para enfrentar hasta con mentadas de madre a los irracionales diputados de la cuarta transformación, y el priista Hernández balconea a los estafadores del SAT, aunque guarda silencio en el tema de la reforma eléctrica, los otros 4 legisladores juarenses neomorenistas vacacionan y se enfiestan en los restaurantes de Polanco.
Ninguno de los mencionados, Daniel Murguía Lardizábal, Armando Cabada Alvídrez, Lilia Aguilar Gil o Maité Vargas Meraz, han regresado a la ciudad a presentar un plan de trabajo o a informar de lo que están haciendo por su tierra, por la simple razón de que no han hecho nada.
Vaya, ni siquiera tienen oficina de enlace, porque consideran que con un gobierno municipal morenista no la necesitan.
Así andan las cosas con estos legisladores morenistas, que han asumido su legislatura como si se tratara de una beca. Ahí está el patético ejemplo de Armando Cabada, quien se fue con la cola entre las patas tras el caos que dejó en la ciudad.