Estuvo buena la sacudida que la gobernadora Maru Campos le dio a su gabinete, pero el que mayor impacto causó, fue el de César Gustavo Jáuregui Moreno, que deja la Secretaría General de Gobierno para irse como titular de la Fiscalía General del Estado, donde le imprimirá sin duda la política de línea dura, que lo caracteriza.
Los otros cambios son los de Mario Vázquez Robles, a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas; de Sandra Gutiérrez, a la Secretaría de Educación y Deporte; y de Carla Rivas Martínez a la Secretaría de Desarrollo Humano y Bien Común, representan sin duda una oxigenación en áreas estratégicas que se han visto lentas y en condición de fumigadas en el primer año del Gobierno estatal.
Aunque el nombramiento de Jáuregui como el nuevo fiscal fue interpretado por algunas voces de gurús y politicólogos de la entidad, como el sacrificio de un sagaz político y buen abogado en un área muy caliente, donde nadie sale como los toreros, en hombros, lo cierto es que la gobernadora pone a un colaborador de todas sus confianzas en los momentos más difíciles que enfrenta el Estado, por la crisis de seguridad y de los penales.
Aunque como jurista Cesar Jáuregui ha vivido y salido avante de muchas tempestades, en los gobiernos donde ha participado como secretario del Ayuntamiento y en el Congreso, como diputado local, su llegada a la Fiscalía General del Estado representara la prueba de fuego para su carrera política, porque tendrá que hacer muchos cambios y nombramientos estratégicos, para retomar un control que desde hace muchos meses se le había escapado a Roberto Fierro Duarte, quien ya no sentía lo duro, sino lo tupido.
Lo bueno de todo, es que, con estos movimientos, el Gobierno estatal se oxigena en su primera etapa, cuando los nuevos funcionarios pueden imprimirle otro ritmo a la administración y no hasta el final, cuando ya nada se puede hacer para corregir deficiencias e incapacidades.
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Hay mucha intranquilidad en los vecinos de la colonia Azteca, porque aseguran que varios de los evadidos del Cereso número 3, prófugos desde el pasado primero del año, se esconden en viviendas de este populoso sector, donde tienen familiares y amigos.
Un residente de la colonia en cuestión, confió ayer a Mirone que después de la fuga se vio mucha inquietud entre los vecinos, por la llegada de algunos fugitivos que se fueron a esconder en diferentes domicilios.
La versión tiene credibilidad, si se considera que la Azteca está muy cerca del penal y su intrincada geografía, con calles de difícil acceso y hasta barrancos, resulta ideal como escondite, además del arraigo que muchos inquilinos del reclusorio tienen en esta colonia.
Aunque nos dicen que la policía ha hecho varias incursiones, “reventando” casas donde les informan que están escondidos, hasta la fecha no han dado con ellos, mientras que los fugados andan a salto de mata.
En uno de esos “reventones” fue donde la policía apresó a un sujeto en poder de armas y 81 mil dólares en efectivo, pero no era de los fugados.
Tal situación debe considerarse de peligro extremo, porque todos los evadidos recapturados hasta ahora, han estado armados hasta los dientes y los residentes de la Azteca temen por algún enfrentamiento, que pueda tener daños colaterales funestos para la gente inocente.
Aparte de ello, la fuente mironiana dijo que, en sus recorridos por la colonia, los agentes detienen, interrogan con malos modos y maltratan a los residentes que les parecen sospechosos, como si no tuvieran las fotografías de los reos evadidos y los domicilios de los parientes de los evadidos.
En fin, las recapturas han ido de poco en poco y aunque faltan algunos por caer, la autoridad confía en echarle el guante a todos. Esperemos y diremos.
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La autoridad municipal se anotó un éxito al desalojar del centro histórico de la ciudad a cientos a vendedores ambulantes y pedigüeños, que por muchos años convirtieron esta importante zona en un enorme tianguis, pero ahora el problema es, la presencia de cientos de migrantes, muchos de ellos agrupados en familias, que pululan por esas calles en busca de ayuda para subsistir.
Lo escribimos en esta columna en días pasados, en el sentido de que los extranjeros desplazados de sus países de origen se movieron del bordo del río Bravo, ahuyentados por el operativo de agentes del Instituto Nacional de Migración, pero se dispersaron en los cruceros de las calles cercanas a la línea fronteriza a pedir apoyo a los automovilistas.
Ahora se han extendido también a otros cruceros de las avenidas López Mateos, Américas, Lincoln, Triunfo de la República, de la Raza y en el área de San Lorenzo, donde limpian parabrisas o muestran cartelones con los colores de sus países de origen, con niños en los brazos o familias completas, principalmente de Venezuela, para conmover a la gente a que les regale unas monedas.
Pero es el centro de la ciudad, que ahora está limpio del ambulantaje, donde hay mayor presencia de todos ellos y eso ha generado molestia de los comerciantes establecidos, que no se la acaban porque dicen que les ahuyentan la clientela.
Lo cierto es que si están en las calles pidiendo ayuda para comer, es evidencia clara de que la ayuda que presumió el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño Yáñez, cuando llegó a Juárez con 200 agentes para contener a los migrantes, en la víspera de la visita a El Paso del presidente estadounidense Joe Biden, fue una soberana mentira.
Es indudable, que esa presencia en el centro y cruceros de la ciudad seguirá aumentando en los próximos días, conforme se vayan intensificado las deportaciones de migrantes que se encuentran en suelo paseño y no cumplen con los requisitos de un patrocinador para obtener la ansiada visa.
Algo tendrán que hacer y pronto los Gobiernos municipal y estatal, para darle una solución humanitaria al problema, porque no pueden esperar a que el omiso Gobierno federal atienda, lo que no ha hecho desde el 2018, cuando comenzaron a llegar las primeras caravanas de migrantes a la frontera.
Por lo pronto, hay que pedir calma a los juarenses que están levantando la voz para quejarse de los migrantes, porque no deben olvidar que esta ciudad se cimentó a base de la migración de otros estados de la República.
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Fuentes chismosonas de la Cámara Nacional de Comercio, nos cuentan que el presidente del organismo, el belicoso Rogelio “El Lento” Ramos, anda muy acelerado integrando la nueva plantilla con la que pretende reelegirse en el cargo en el mes de marzo, cuando se renueva la mesa directiva de los comerciantes organizados.
Aunque en su gestión al frente de la Canaco no hay nada trascendental que haga lucir su cargo como presidente en el periodo que está por concluir, el rijoso hotelero ya presume que tiene todo amarrado para ser reelecto en una segunda etapa.
Quien sabe a qué amarres se refiera el “Lento” Ramos, porque lo cierto es que ha tenido serios problemas y desacuerdos con los yonqueros, con los expendedores de cerveza, vinos y licores, pero sobre todo con los dueños de bares y antros a los que ha dejado solos en las broncas que enfrentan muy seguido por las inspecciones de Gobernación, municipio y células policiacas.
Los pleitos arrabaleros del líder de los comerciantes, son de todo mundo conocido por su carácter soberbio y prepotente, que lo transforman en un vulgar “fajador” de la calle, cuando alguien no está de acuerdo con sus imposiciones y ocurrencias.
A ver con que les sale ahora a los socios que se vean afectados por la Ley de Control al Tabaco, que entró ayer en vigor y que perjudicará principalmente a restaurantes, antros y bares que hicieron fuertes inversiones para adaptar terrazas para fumadores y ahora no podrán utilizarlas.
Será interesante ver, también, como responderá a las quejas de los comerciantes del centro por la presencia de cientos de migrantes que pululan por aquellas calles en busca de ayuda.
¿Se pondrá los guantes y les cantará un tiro, como suele hacerlo con sus colegas, o se lavará las manos como lo hace con las papas calientes que llegan a la cámara?
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Estuvo buena la ocurrencia que ayer soltó la diputada de Morena, América García, al proponer que el edificio sede del Congreso del Estado, sea convertido en un “Punto Naranja”, o sea, un espacio seguro donde se pueda recibir y ayudar a mujeres víctimas de violencia y acoso.
La propuesta de convertir la saturada Torre legislativa en un albergue, donde las mujeres violentadas, acosadas o perseguidas puedan refugiarse, no resuelve un problema tan grave que sufren muchas mujeres y que ha posicionado a la entidad en el 7º lugar en feminicidios a nivel nacional.
Si la misma diputada admitió, de los 100 municipios con mayor cantidad de feminicidios registrados en el país, Chihuahua tiene 6 ciudades con alto índice de este delito, entre estas Juárez y la ciudad capital, no es improvisando refugios en cualquier edificio público, como se debe combatir el problema, porque nunca se puede atender un cáncer con mejorales.
Si se considera que en cualquier sala que improvisen en la Torre, las mujeres que busquen y encuentren refugio serán revictimizadas, al quedar expuestas al escrutinio público de cientos de personas que acuden todos los días al Congreso, además de los medios de comunicación que cubren los trabajos legislativos, la iniciativa de América no pasa de ser una falacia.
Si realmente está preocupada por ayudar a esas mujeres víctimas de violencia y su trabajo es legislar, y velar porque las leyes se cumplan, entonces debería comenzar por exigir resultados a las fiscalías responsables de atender los delitos de género, y buscar que esos “Puntos Naranjas” se instalen en las colonias, donde la incidencia delictiva contra las mujeres es mayor, no en el centro de la ciudad en un edificio inapropiado.
Si el programa de “Puntos Naranja” fue creado por el Instituto Nacional de la Mujer basado en tres pilares de acción: el compromiso de poner un alto a la violencia contra las mujeres y las niñas, brindar el primer apoyo a las mujeres que han sido víctimas de violencia, y promover la movilidad segura y el desarrollo igualitario de todas las personas, con ninguna de estas condiciones cumple el edificio del Congreso.