Ninguna sorpresa causó que Enrique Serrano Escobar se haya alzado con la candidatura del PRI a la Gubernatura (periodo 2016–2021). A lo largo de muchas semanas fuimos dibujando en este espacio los acontecimientos registrados en el interior del Revolucionario Institucional que se dirigían a la nominación.
Aunque la redacción mironiana trata de ser flexible, jocosona y hasta chusca, no lo hacemos de esa manera para divertir, sino para aligerar el ánimo en cosas tan delicadas como es el ejercicio del poder público; la administración del Gobierno que se supone de todos y que significa escuelas, seguridad, servicios públicos hospitales, etc., etc.
Por eso hablar y escribir de política no es cosa menor; lo hemos reiterado aquí. Ya sabíamos que Serrano podía ser el candidato, o Teto Murguía, o Graciela Ortiz, o Lilia Merodio y quizá hasta Javier Garfio o Marcelo “El Torbellino” González Tachiquín… Siempre le concedimos menos posibilidad a los baecistas Jorge Esteban Sandoval, Víctor Valencia, Óscar Villalobos, Marco Adán Quezada, pero siempre sostuvimos que su fuerza grupal les podría redituar en lo que han conseguido: mantener su posición en el Gabinete de Peña Nieto y la eventual capital del estado con la nominación a la alcaldía de Lucía Chavira, la esposa de Marco.
Aquí quedó claro por qué algunos(as) tenían posibilidades y algunos(as) no. Dijimos en su momento que Emilio Gamboa juega frecuentemente golf con el presidente Peña y que la confianza entre ambos es absoluta sin duda hasta en los negocios. Es por Emilio que mantiene la comunicación abierta y las negocias políticas el gobernador Duarte con Los Pinos. Existe perfecto equipo con otro peñista como Aurelio Nuño. Y ahí no hay idealismo por el Gobierno, hay interés por los beneficios monetarios del Gobierno.
También consideramos la fuerza de Graciela con el propio presidente, de quien fue su operadora electoral en campaña. La lección para la senadora será inolvidable, por lo dolorosa y por la impotencia de no conseguir modificar un milímetro el andamiaje del poder en su estado; de Lilia describimos su relación con la poderosa Fstse y su dirigente Joel Ayala; de Teto con algo de Atlacomulco pero atenido a los resultados de las encuestas; estuvo presente siempre el plan B de Duarte, Javier Garfio, pero señalamos que la prioridad fue siempre Serrano, porque en el aún alcalde con licencia de Juárez tiene la subordinación plena que no ha conseguido de su también paisano Garfio.
Igualmente fue considerada por Mirone la llegada de Manlio Fabio Beltrones como un contrapeso del duartismo para la decisión de la candidatura, pero el fiel ahijado de Gutiérrez Barrios ya había conseguido Sonora para su propia ahijada, Claudia Pablovich, y la Presidencia del tricolor para él, así que debió ceder Chihuahua igual que todos los ahora exaspirantes, en silencio.
En fin… para los interesados en la administración pública, ya conocen muy bien cuál ha sido el comportamiento de César Duarte como gobernador del Estado y por lo tanto sabrán lo que el destino le depara a la ciudad y al propio estado con Serrano como eventual mandatario estatal; aquí hay doble ventaja para los lectores: es muy conocido el padrino y es también muy conocido el ahijado como presidente municipal de Juárez.
También es conocido Teto Murguía como alcalde (dos veces, no solo una), y los juarenses deberán definir si aceptan aventarse con él dos años más, o hasta cinco si gana y deciden la reelección. También es conocida en la capital Lucía Chavira, tanto por ella como por su marido Marco… Entre todos ellos manejarían –si ganan– la friolera de 80 mil millones de pesos anuales originados mayormente en los impuestos que todo mexicano paga. Solitos Serrano–Duarte–Gamboa andarían manejando los 70 mil millones. No es, entonces, poca cosa, la revisión de lo que ha ocurrido ni el análisis de lo que puede venir. El deber obliga.
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En el análisis más amplio y detenido encontramos que el pragmatismo frío, audaz calculador y nada escrupuloso con el que Palacio empujó las negociaciones políticas para resolver la sucesión le asegura cubrirse la retaguardia en el cierre sexenal, heredar el poder a uno de sus defines y ceder espacios a los principales adversarios internos.
Es indudable que el margen de maniobra que tuvo el gobernador César Duarte para empujar esos pactos le fue concedido precisamente por el propio presidente, Enrique Peña Nieto. La buena relación que existe entre ambos mandatarios (más los factores Emilio–Nuño) se impusieron sobre el intenso cabildeo de las últimas semanas a favor de otros aspirantes a la Gubernatura por parte de figuras prominentes en el primer círculo del poder: el mismo Beltrones, Osorio, la masonería…
La apuesta del gobernador por el alcalde con licencia de Juárez, Enrique Serrano, rindió frutos, aun cuando para lograrlo pasó por encima de muchos de sus aliados, a fin de darle forma a la promesa de abrir espacios para todos los aspirantes, siempre y cuando se disciplinaran en torno al ungido y garantizaran la unidad del partido. Quizá la estructura cambie en el 2018, cuando terminen su periodo los alcaldes e intenten la reelección.
Por lo pronto esa fue la premisa de Manlio Fabio Beltrones hace casi un mes, cuando visitó Chihuahua para inaugurar la nueva sede estatal del PRI, y con base en ella se negoció lo negociable. Ninguno de los vetos fructificó, ni de Palacio en contra del baecismo–Marco ni de los nueve precandidatos en contra de Serrano.
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Desde la óptica del poder, estos amarres garantizan el eventual triunfo electoral del PRI en la elección constitucional del próximo cinco de junio.
Consideraron que al consolidar los acuerdos, la mancuerna Serrano gobernador–Teto alcalde, constituyen un binomio insuperable para arrastrar suficientes votantes a las urnas en Ciudad Juárez y refrendar el triunfo que ahora proyectan las sondeos sobre preferencias de los ciudadanos, en las que el PRI supera al PAN casi 2 a 1 en la intención del voto.
En la capital, donde las mismas encuestas colocan en desventaja al PRI frente al PAN, los proyectistas de la negociación política suponen que una alianza coyuntural con el grupo Baeza, y particularmente con el exalcalde Marco Adán Quezada, conjurarán la posibilidad de una derrota política, porque la disidencia interna se afanará en sacar el triunfo de la abanderada Lucía Chavira, a la que ahora le encuentran suficientes méritos propios para encabezar la candidatura por la Presidencia municipal.
Ahí la consideración es distinta a Juárez: Teto se plegó al grupo duartista aunque no trague a Serrano ni con miel, Marco arrebató la nominación al duartismo, lo que significa que al duartismo–candidatura de Serrano no le debe nada y queda más expuesto al voto cruzado, ya muy experimentado en la capital Chihuahua.
A los otros siete exaspirantes algo les habrá tocado en la negociación, aun cuando por el momento no se les haya hecho entrega del premio de consolación. Todos por lo pronto acudieron mansitos a la ceremonia de unción de Serrano, antecedida de un desayuno de la unidad tricolor en el hotel Soberano, en donde aparecieron en primer plano el gobernador César Duarte y el exgobernador José Reyes Terrazas, los dos pivotes de la negociación política.
La rebanadita que les haya tocado les será entregada conforme transcurran los días y semanas en el calendario electoral.
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Hasta ahí todo parece ir bien, el PRI tienen candidato de unidad al Gobierno estatal y dos abanderados, considerados fuertes, a las principales alcaldías de la entidad. Parece un plan inmejorable, un ganar–ganar en el clásico enfoque de la negociación.
Duarte se consolida y cierra su sexenio con toda la fuerza; puede aspirar a otras posiciones, desde ahora mismo en algún cargo en el Gobierno de Peña Nieto o reservar su capital para el 2018, donde se volverá a enfrentar, cara a cara con Reyes Baeza por la senaduría, ¿llegaría hasta allá el acuerdo, con ambos en la fórmula? Ni firmada se la creerían los Baezas al gobernador.
En los detalles finos está el Diablo, y los cálculos en política van más allá de los números, porque como bien lo explicaba el genial florentino Nicolás Maquiavelo, no siempre uno más uno suman dos; la ecuación suele tener una serie de variables que requieren ponderación especial. La política no es una ciencia exacta.
Por más neuroejercicios que se recomiende aplicar, los políticos en su soberbia muchas veces subestiman las emociones, piensan que pueden tomar decisiones frías, porque a las personas las ven como un número e incluso como objetos; minimizan el factor humano.
“Los simpatizantes no son cosas, no los puedes cambiar de una reja a otra como si fueran manzanas”, recomendaba siempre el Filósofo de Rubio, Artemio Iglesias, cuando se planteaban pactos políticos similares, basados en el pragmatismo puro.
Quizá por esa concepción Artemio no alcanzó su sueño de convertirse en gobernador, y en vez de la candidatura que le fue arrebatada por Patricio Martínez en 1998 debió conformarse con la Dirección General de la Productora Nacional de Semillas como premio de consolación entregado por Ernesto Zedillo, quien después se arrepentiría de haber favorecido a Patricio en vez de optar por El Herford, como apodaban a Iglesias. El orgullo negro y la deslealtad personal de Patricio llegó a tal grado con Zedillo que literalmente le mentó la madre en público y a nivel nacional.
Pero justo ese aspecto que señalaba Artemio puede ser el punto débil de lo que ahora parece una exitosa negociación política para resolver la sucesión de César Duarte.
La inflexión la pueden hacer los sentimientos: emoción, ambición, frustración, rabia, decepción… la misma percepción de la gente.
El acuerdo puede considerar el reparto de posiciones para los nueve aspirantes que se quedaron en el intento, ¿pero su gente?, ¿será que todos los seguidores que dice tener Teto Murguía votarán en automático por Serrano, pese a que ya se veían como en El Melate, con la candidatura en la bolsa?
¿Pasará lo mismo con las supuestas huestes de Marco Adán Quezada, dispuestas a desafiar al sistema PRI?, ¿los votos los podrá jalar en automático su esposa Lucía?
¿Cómo le explicarán a los ciudadanos que Teto quiere ser alcalde de Juárez por tercera ocasión, con opción de reelegirse otros tres años?
¿Realmente podrá Lucía Chavira sacudirse la sombra del Aeroshow que pesa sobre su marido?
La rebeldía de Marco Adán, el piso parejo que exigía para él, ¿dónde lo dejó para los otros priistas que quieren ser alcaldes de la capital?
Más allá de los apoyadores de los aspirantes a la Gubernatura, están los damnificados de la negociación en paquete, incluidas las alcaldías de Juárez y Chihuahua.
¿Qué hay de Fernando Uriarte, Adriana Fuentes, Guillermo Dowell, Adriana Terrazas, Jorge Quintana y muchos otros priistas de Juárez a quienes le latía fuerte el corazón por la Alcaldía?
O en el caso de Chihuahua, ¿dónde quedaron los buenos oficios de Pedro Domínguez Jr.? ¿De qué sirvió el sacrificio de la división de poderes hasta la genuflexión de Rodrigo de la Rosa, el coordinador de la bancada del PRI en el Congreso? ¿Qué harán con los anhelos de Alejandro Domínguez, Maurilio Ochoa y Fermín Ordoñez por la Presidencia municipal?
¿Qué harán con los “seguidores” de todos ellos? ¿Cómo les dirán que siempre no, que ni siquiera tendrán derecho de pataleo o la oportunidad de medir fuerzas y esperar la convocatoria que iba a salir en marzo?
¿La disciplina priista alcanza para tanto?
Quizá sí (siempre ha funcionado), y en eso se fundó el pacto de la unción de Enrique Serrano como candidato del PRI al Gobierno del Estado, pero a esa disciplina todavía le esperan otras pruebas, porque todo apunta que las posiciones disponibles se seguirán achicando en el reparto aún pendiente de las alianzas electorales con los nanopartidos.
El primero en aventarse al ruedo fue Rubén Aguilar, el patriarca del clan familiar que posee la franquicia del PT que ya le levantó la mano a Serrano. Su apoyo le costará por lo menos dos diputaciones plurinominales, y faltan el Verde Ecologista, Panal–SNTE, Movimiento Ciudadano, Encuentro Social –con su nuevo líder el exregidor del PAN, José Luis Aguilar– y en una de esas el PRD.
Para hacer rendir la disciplina priista y apuntalar el triunfo de su abanderado al Gobierno del Estado, el PRI requerirá, además, carretadas de dinero en las elecciones constitucionales, un cálculo grueso anda en el orden de los 80 millones de dólares –mil 300 millones de pesos–, como mínimo, de ahí la importancia de que el ungido tuviese empatía y cercanía con Palacio.
El dinero es también factor fundamental para competitividad de los candidatos de oposición, por eso la coyuntura pinta interesante con la irrupción de personajes ligados al sector empresarial que anuncian su intención de entrar a la contienda por la vía independiente.
La primera solicitud ya la presentó el empresario José Luis Barraza González, expresidente del Consejo de Administración de Aeroméxico, ligado a los grupos empresariales nacionales que en el 2006 desarmaron la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, acusándolo de ser un peligro para México.
La competencia de los independientes incluirá las alcaldías de Chihuahua y Juárez, además de algunos distritos electores locales en zonas urbanas. En la capital del estado, Enrique Terrazas Seyffet anunció su intención de buscar la Presidencia municipal por esa vía.
Paralelo a los partidos y a la figura de los independientes está el Frente Democrático de Chihuahua, presentado hace diez días en sociedad por sus impulsores, Gustavo Madero, Javier Corral –ambos figuras políticas activas del PAN–, Jaime García Chávez y activistas sociales, principalmente de izquierda, con su cruzada anticorrupción, centrada en los personajes del círculo rojo en Palacio.
El candidato Enrique Serrano, su padrino político César Duarte y el PRI están frente al reto de ampliar la base de la negociación política entre su propia militancia, con el reparto anticipado de posiciones bajo promesa; hacer frente a la andanada de señalamientos, acusaciones, guerra sucia que les espera y meter suficiente dinero a la campaña para aceitar la maquinaria tricolor de aquí al 5 de junio. No tendrán de otra, el Maximato lo impone.
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Al menos en relación con como se manejan las cosas en nuestro país durante eventos importantes, es gratificante –hasta el momento– la claridad y transparencia con las cuales la Iglesia católica ha venido presentando la información en relación a la visita del papa Francisco a Ciudad Juárez
En el mero día de los festejos por la natividad de Jesucristo hubo conferencia de prensa presidida por el vocero del evento, el padre Hesiquio Trevizo, y por el sacerdote responsable de la misa principal, Francisco García. Nada que esperar un comunicado del Vaticano o de la Secretaría de Gobernación, de las autoridades estatales o municipales… No, solo ellos y de una manera sencilla.
Los datos:
– La visita es el 17 de febrero.
– La misa masiva en EL PUNTO está programada para las 16:00 horas, (cuatro de la tarde); se espera acudan aproximadamente 250 mil personas.
– Se colocarán 20 mil sillas para los invitados especiales, que serán los migrantes y los familiares de víctimas de la violencia. El papa recorrerá “la mayor cantidad de pasillos” para saludar a la mayor cantidad de gente.
– La construcción del altar se proyecta para el inicio de la próxima semana; una parte del mismo se quedará de manera permanente en el sitio.
– El altar estará elaborado con cuatro piedras procedentes del cerro de la región, las cuales después de la visita serán distribuidas en los cuatro puntos cardenales de la ciudad.
– La construcción estará a cargo de una firma regional: SOYO CONSTRUCTORES.
– El diseño fue donado por el despacho de arquitectos HEZOG AND DE MEURON, autor de “El Nido del Pájaro”, en Beijing.
– Los asistentes estarán colocados por islas. Voluntarios darán la comunión.
– Quienes no puedan obtener boleto podrán presenciar la misa en diferentes puntos de la ciudad, que aún están por confirmar con el Estado Mayor Presidencial, pero podría tratarse de la Plaza de la Mexicanidad (la X), el parque Chamizal, entre otros.
– La visita del papa Francisco durará de las 10 de la mañana a las 8 de la noche. Aquí concluye su visita a México. Será despedido por el presidente, Enrique Peña Nieto.
– Los accesos a la misa multitudinaria son TOTALMENTE GRATUITOS; los boletos aún no han sido impresos. La forma de distribución será a través de las comunidades parroquiales, 400 por parroquia.
– A través de la campaña “Corazón Generoso”, la comunidad podrá aportar a la cuenta de banco para los gastos de la visita:
EN MÉXICO: A nombre de la Diócesis de Juárez A.R. Cuenta bancaria: Banco Bancomer BBVA no. 01 03042626
EN USA: A nombre de la Diócesis de Juárez A.R. Cuenta bancaria: Banco Bancomer BBVA no. 01 03545164.
– Serán registrados 20 mil voluntarios.
– El día 17 de enero del 2016 se realizará una colecta nacional, en la que toda la limosna de las misas de ese día se destinara íntegramente a los gastos de la visita papal.
– La atención a medios de comunicación entre semana será en la iglesia de Jesús Maestro, a cargo del padre Hesiquio Trevizo, vocero de la visita papal en Juárez, los martes y jueves a las 11:00 a.m.
– Además, los domingos el obispo atenderá a la prensa en la Misión de Guadalupe, enseguida de catedral, Zona Centro.
– El registro para acreditación de periodistas fue hasta el 25 de diciembre.
REDES OFICIALES DE LA VISITA DEL PAPA EN MÉXICO:
Facebook: ConElPapa
Twitter: @ConELPapa
Visita del papa en Juárez
FB: FranciscoEnJuarezOficial
@FranciscoenJRZ
Para Prensa
FB: PapaFranciscoEnJuarez
@PapaFcoEnJuarez