Qué delicado que la gobernadora Maru Campos esté minimizando la gravedad de la pandemia y el repunte que registró Chihuahua para regresar al semáforo epidemiológico amarillo, que por seguridad de todos, debería obligar a reducir las actividades y aforos en eventos masivos, cualquiera que sea su propósito.
Ayer, al término de un evento en el gimnasio Rodrigo M. Quevedo, en la capital del estado, la gobernadora dijo a los medios, palabras más, palabras menos, que las clases presenciales siguen sin alteración y que la nueva condición por riesgo de contagio, no afecta los aforos ni los eventos que ya están planeados en la capital y en el estado, como la Expongan y el Festival Internacional de la ciudad de Chihuahua.
Es decir, por un lado, reconoce un repunte en los contagios del estado y acepta que la población debe extremar precauciones para no quedarnos en semáforo amarillo, y por otro, dice que esto no afecta la realización de los eventos masivos ni las clases presenciales. Un planteamiento digno de la famosa frase de la Chimoltrufia: “yo como digo una cosa, digo la otra”.
Mirone planteó en ediciones recientes que las autoridades municipales, estatales y federales estaban fomentando la creencia de que habíamos regresado a la normalidad, al dejar de exigir los protocolos sanitarios básicos a la población, para promover y autorizar espectáculos masivos como la Feria Juárez y los conciertos en la Plaza de la Mexicanidad.
De las aglomeraciones del público sin cubrebocas, pegados hombro con hombro en los conciertos, sudor con sudor, aliento con aliento, Norte Digital publicó amplia información en videos y fotografías, que mostraban las consecuencias de la irresponsabilidad y omisión de las autoridades organizadoras.
Pero en opinión del alcalde Cruz Pérez Cuéllar, el regreso al semáforo amarillo no tiene que ver con un repunte de casos en Juárez. Son casi las mismas palabras de su antecesor, Armando Cabada, cuando estaba aferrado a realizar la feria.
De hecho, Cruz no puede admitir que los eventos masivos que autorizó en la feria fueran la causa del retroceso, porque estaría admitiendo su irresponsabilidad y falta de sensibilidad en un tema que tiene al mundo colapsado.
Ahora Mirone no pretende decirles “se los dijimos”, sino exigirles que sean prudentes y responsables, que respeten las reglas sanitarias internacionales, porque se trata de un problema de salud pública que amenaza a todos y del que tienen la obligación de atender correctamente, como lo dicta la ciencia médica, no la política, que en este tema se ha manejado con caprichos y decisiones unilaterales.
Será hasta el lunes 18 cuando entre en vigor el nuevo semáforo, y por las declaraciones de Maru y de Cruz, podemos adelantar que su aplicación será blandengue y quedará a criterio de las autoridades locales y de la ciudadanía.
Con qué cara exigirán a los que se nieguen a reducir la capacidad de sus negocios, que cumplan con la disposición, si la propia gobernadora dijo que el semáforo amarillo no afecta los aforos ni a los eventos masivos ya programados. Es como si siguiéramos en color verde.
La experiencia de lo que pasó en los conciertos con sobrecupo de la Feria Juárez debería servirles de ejemplo, para reconocer que no hay capacidad operativa, ni en Juárez ni en Chihuahua, para controlar a miles de fans cuando asisten en masa a ver a sus artistas favoritos, sin respetar protocolos sanitarios, que es lo que menos les importa.
Maru dijo que regresamos al semáforo amarillo porque crecimos “un poquito” en contagios, mientras Cruz asegura que no hubo repunte en la frontera. Sería bueno que sus asesores y, sobre todo, los titulares del sector Salud, le mostraran los números reales de la pandemia en Chihuahua, pero no los que se maquillan y manipulan, sino los que manejan las organizaciones internacionales de salud, que se basan en la ciencia y no en decisiones convenencieras y mucho menos en ocurrencias.
De acuerdo con el mapa global del Centro de Recursos sobre el Coronavirus de la Universidad de Medicina Johns Hopkins, https://coronavirus.jhu.edu/map.html, el registro de Covid-19 en los últimos 28 días en el estado de Chihuahua, hasta las 3 de la tarde de ayer, era de 2 mil 491 contagios y 152 muertes.
El mismo sector Salud de la entidad manejó información en el sentido de que, en un solo día, se registraron 110 nuevos contagios. De estos, el 26 por ciento correspondía a grupos de población de 18 a 29 años de edad. El 22.7 por ciento a personas de 30 a 37, el 20.3 por ciento de 40 a 49 y el 16 por ciento de 50 a 59.
Esa estadística confirma que es en el grupo de jóvenes donde se concentra el mayor contagio y son estos, precisamente, los que conforman el público de los conciertos masivos.
Si a esto sumamos que a partir del 8 de noviembre se reabren los puentes internacionales y podrán cruzar a los Estados Unidos todos los que tengan su esquema de vacunación completo, el panorama se pone peor, porque es precisamente en Texas donde se registra un repunte alarmante de contagios y muertes.
De acuerdo con el mismo tablero del centro Johns Hopkins, en los últimos 28 días, el estado de la estrella solitaria tuvo 260 mil 416 nuevos contagios, de los cuales 7 mil 262 personas murieron.
Dicho de otra manera, si no llevamos el virus a los Estados Unidos, lo podemos traer cuando regresemos a suelo mexicano. Los científicos lo han dicho hasta el cansancio: la vacuna no libera a nadie de contagiarse, solamente evita que la persona se enferme de gravedad o pueda morir, pero puede convertirse en una portadora cuando no se cumplen los protocolos sanitarios básicos.
Maru Campos ya vivió en carne propia los efectos del virus y, por lo mismo, debería contagiar a la población con decisiones preventivas y recomendaciones para cuidarse, y no tratar a la ligera un problema que todos estamos obligados a respetar. Ya lo dijo el mismo director general de la Organización Mundial de la Salud, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, “nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo”.
Engañarnos y pensar que con las limitaciones en vacunas que tenemos y un sistema de salud con muchas carencias, como el que padecemos, vamos a vencer a la pandemia, puede resultar contraproducente y puede, sin duda, regresarnos al semáforo rojo.
La población tiene derecho a la protección, no a la confusión ni a las vacilaciones producto de la ignorancia. Los 8 mil muertos que registra Chihuahua desde que comenzó la pandemia deberían tomarse como una seria advertencia de lo que pasará de llegar una tercera ola.
Si el Covid-19 y sus variantes siguen siendo una amenaza mortal, aquí y en China, donde se originó, ¿por qué seguir con las cuentas alegres y jugando al rol del Tío Lolo?