Las peleas o conflictos entre estudiantes tienen muchos años registrándose en el país. El caso de Norma Lizbeth, una estudiante de secundaria que murió tras una pelea con una compañera que le hacía bullying en el Estado de México es solo la punta del iceberg de un fenómeno que necesita toda la atención de las autoridades de los tres niveles de Gobierno.
Ayer se difundió en redes sociales otra pelea entre dos alumnas en Zumpango, Estado de México, como resultado de lo que parece ser un reto entre estudiantes.
A principios de este año, Norte Digital dio a conocer cómo alumnos de la secundaria Técnica 47 pactaban peleas callejeras que fueron grabadas y subidas a Facebook y TikTok, mientras padres de familia exigían a directivos del plantel y a la Policía Municipal mayor vigilancia en los alrededores.
En las últimas semanas se han presentado casos que no han pasado a mayores en otras escuelas, ante lo cual es necesario que Educación estatal y la Secretaría de Seguridad Pública Municipal pongan más atención para evitar tragedias como la de Norma Lizbeth.
Los hechos violentos entre estudiantes son un reflejo de la normalización de la violencia que existe a lo largo y ancho del país, pero también son un indicativo de cómo el sistema educativo tolera esas acciones negativas.
¿Por qué se suscitan los problemas que terminan en golpizas brutales?, ¿qué es lo que caracteriza estos episodios de violencia? Muchos de estos conflictos tienen que ver con el bullying. En México, de acuerdo con Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, el acoso escolar se incrementó el año pasado en 85.9 por ciento, en comparación con el 2020.
Entre las principales agresiones reportadas por las víctimas se encuentra la física con 30%, verbal 23%, psicológica 17%, cibernética 14%, exclusión 8% y la sexual con 7%.
Es hora de que las autoridades educativas se pongan las pilas para combatir esta patología que lleva años creciendo en el país, el estado y nuestra ciudad.
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Los brotes de influenza aviar en México, entre octubre y diciembre pasado, provocaron que el precio del huevo se disparara.
Los juarenses sufren cada semana en los supermercados debido a sus altos costos. En algunos lugares la cartera con 30 piezas supera los 90 pesos, pero podría haber un mayor incremento ante la demanda de producto en esta frontera, debido a que en Estados Unidos también se registró un aumento, y parte del producto mexicano se va al vecino país.
La enorme diferencia que existe en los precios de un lado del río Bravo y del otro, no solo ha provocado que se comercialice de manera clandestina en la franja fronteriza, sino reacciones vecinales.
En las últimas horas circuló una publicación en redes sociales en la que un vecino del sector de la Valle del Sol llamó a no comprar blanquillos.
“No compren huevos. Tenemos que hacerlos que bajen el precio. Subió un 300 por ciento, no podemos permitir que unos cuantos jodan a todo el pueblo, un par de semanas o tres y verán como lo bajan porque lo bajan. 95 pesos es un robo. Estaba en 32 pesos. No nos dejemos”.
Hace unas semanas un análisis del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), informó que “la salida de huevo nacional impacta negativamente en la oferta, situación que, sumada a la percepción de menor disponibilidad, genera especulación e impulsa los precios al alza”.
Según el Inegi, en diciembre el kilo de huevo costaba hasta 56.53 pesos en zonas del Valle de México; mientras que paquetes de 30 piezas rondaron los 85 pesos en Juárez. En solo tres meses subió 10 pesos en esta frontera.
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En un ambiente con aroma culinario de Chihuahua, del café de olla, de las tortillas de harina y la infaltable machaca con huevo, las mesas del restaurante Tomochi estuvieron ocupadas ayer en la mañana por destacados personajes de la grilla académica, política y hasta periodística.
El tradicional comedero de la avenida López Mateos, se ha convertido en uno de los referentes de los grillos locales por la buena cocina de platillos de la sierra.
Ayer, a pesar de ser día inhábil, no fue la excepción y por ahí se dejaron ver en diferentes mesas y con diferentes compañías, tres ilustres académicos que han estado muy ligados a la política de Juárez y el Estado.
Por un lado, muy animado en la plática con catedráticos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez se le vio al exrector y exdirigente priista Wilfrido Campbell Saavedra, quien sigue muy actualizado en los asuntos políticos de Juárez y Chihuahua y su opinión sigue pesando en el ánimo de la comunidad universitaria.
No pensamos que estuvieran hablando del mundial de beisbol, evento que sigue acaparando la agenda del presidente de la República, sino todo lo contrario.
El tema obligado entre el colmilludo Willy y sus acompañantes era, sin duda, el de la elección del próximo rector de la UACJ en el 2024, y para lo cual ya se está moviendo el engranaje de la sucesión.
Eso pudo darse por sentado por el hecho de que, en otra mesa, también muy animada, se encontraba otro de los exrectores de nuestra máxima casa de estudios, Ricardo Duarte Jáquez, quien definitivamente no hablaba, en la animada charla, de recetas de cocina ni de un club de lectura, de esos que en estos tiempos digitales se han puesto de moda.
La coincidencia de las dos figuras universitarias en el mismo restaurante, en tiempos en que comienzan a agitarse las aguas de la sucesión de la UACJ, a poco más de un año de las elecciones por parte del Consejo Universitario, nos dice que hay prisa por ir acomodando las piezas para que en octubre del próximo año se dé un proceso terso, y de eso, saben mucho los ex rectores que siguen teniendo influencia en el campus.
Por otro lado, en otra mesa también de grilla estaba el exdirector de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UACH, el doctor y analista político Eduardo Borunda, quien compartía la sal y las tortillas de harina con un grupo de comunicadores, que lo anda animando para que se postule como presidente de la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez, que actualmente dirige Rosendo Gaytán.
Borunda, que ha sido maestro de muchos de los colegas periodistas que estudiaron Ciencias de la Comunicación y actualmente trabajan en los diferentes medios de Juárez, ha sido un activo importante en las filas de la APCJ y, por lo mismo, lo andan animando a que tome las riendas de la organización, que en abril renovará su directiva.
En fin, ayer fue un día de asueto, pero los grillos no descansan y menos en el preámbulo de un año electoral que definirá el rumbo del país.
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Otros que tampoco descansaron en este mega puente, fueron los “empleados del crimen” organizado, que anduvieron muy activos, arrebatándole la vida a ocho juarenses.
El viernes fueron dos las víctimas, el sábado cinco y el domingo una más. El caso de alto impacto, sin duda, fue el asesinato de un joven de 20 años de edad, que fue atacado a balazos mientras estaba a bordo de un automóvil deportivo. Ford Mustang, modelo 2022, cuando estaba acompañado por una mujer, quien resultó lesionada durante el ataque violento.
Este caso se registró el sábado muy cerca de la medianoche en el estacionamiento de Plaza Bistro, localizada en las avenidas Campos Elíseos y Víctor Hugo, en uno de los sectores residenciales más exclusivos de la ciudad, donde se supone existe mejor vigilancia.
Llama la atención que las autoridades investigadoras lo primero que informaron del caso fue que el joven de nombre Carlos O. no contaba con antecedentes penales. Este Mirone sabe de muy buena fuente, que la familia del joven al que le arrancaron la vida, es gente de bien, de trabajo.
Las autoridades, como en todos los casos de homicidio, están obligadas a investigar lo que ocurrió en este caso y hacer que todo el peso de la ley caiga sobre los asesinos.
Con los 8 casos del fin de semana, la cifra de homicidios dolosos subió a 64, que sumada a las muertes violentas de enero y febrero llegan a 252, un auténtico y terrorífico saldo de guerra, sin duda alguna.
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Los comerciantes del Centro Histórico, no solamente siguen quejándose por la presencia de cientos de migrantes que deambulan en el sector en busca de apoyo de los automovilistas y transeúntes, sino también por la basura que están generando y se acumula en las esquinas y en los arroyos de las calles.
El éxito que tuvo el desalojo de miles de vendedores ambulantes del primer cuadro por parte de las autoridades municipales, ahora se está empañando con la presencia de los venezolanos que se niegan a concentrarse en los albergues, en los que aún tienen cupo, porque la mayoría están saturados.
Los desperdicios de comida, envoltorios de golosinas, cajas de pizzas y hasta ropa que desechan, se ven en las esquinas de la plaza de armas y a los costados de la catedral.
Aunque las autoridades de limpia dicen que el programa de aseo urbano del Centro Histórico es permanente, lo cierto es que no se dan abasto porque la intensa movilidad de los migrantes en las calles que ahora son peatonales, está generando más basura.
Los comerciantes de la avenida Velarde, del pasaje comercial Juárez y de los alrededores de la plaza y la catedral, son algunos de los que están pidiendo que retiren a los venezolanos de este sector, porque además les ahuyentan la clientela.
La medida de mandar a patrullar al centro, con soldados a pie, que se tomó en la última reunión de la Mesa de Seguridad, para ir desalojando a los migrantes de este cuadro, no funcionó.
A ver hasta cuando las autoridades migratorias se deciden a resolver este problema, porque además ya está en puerta la inversión de remodelación del centro, que no puede ser interrumpida ni postergada, solo porque los extranjeros no deben ser molestados.