Entre el video que define Chacho Barraza su negativa categórica a una alianza con Javier Corral y la persistencia del candidato panista por alcanzar ese acuerdo en su favor es claro que la principal oposición al PRI por el Gobierno de Chihuahua carga con importantes saldos negativos a estas alturas de la campaña electoral.
Prácticamente faltan tres semanas de campaña. En entrevista con NORTE, Barraza González admite que va segundo en las preferencias electorales. Sostiene que Corral jadea en un lejano tercer lugar.
Lo anterior significaría, en términos de sentido común, que el panista ha quedado lejos de cualquier posibilidad de acariciar la victoria en este su segundo sueño por hacerse de Palacio de Gobierno. En circunstancias convencionales de aquí al 5 de junio será imposible que logre su cometido.
Ni el traslado de El Chapo a Juárez ni la poco casual formalización de Roberta Jacobson como embajadora de Estados Unidos en estos momentos darían para un cambio drástico.
Más allá de los números aportados por Chacho, otras encuestas publicadas por empresas y diversos medios informativos han coincidido en los sondeos presentados por el candidato independiente a la gubernatura… pero con Corral en segundo lugar y él en remoto tercer lugar.
Unidos los resultados de todas esas encuestas, arribamos a la sencilla conclusión de que la gran expectativa creada sobre la figura de El Bronco chihuahuense ha quedado años luz alejada del golpanazo al cerebro que representó para el PRI el “auténticamente” Bronco neoleonés Jaime Rodríguez, hoy gobernador de Nuevo León, con quien se ha buscado equiparar Barraza.
Sobre Corral Jurado no se había generado la misma probabilidad de cambio, pero se venía creyendo que su forzada candidatura en Acción Nacional obedecía a los “acuerdos nacionales” que Gustavo Madero habría logrado con Peña Nieto para dejar la gubernatura de Chihuahua en manos del PAN. Distintos medios informativos y especuladores profesionales, y no profesionales, lo señalaron así.
Igual que muchas posiciones plurinominales obtenidas por el abanderado azul a la gubernatura, su nominación esta vez fue conseguida de manera muy semejante; de ahí que se le haya denominado dedazo a su designación, igual que las criticadas decisiones correspondientes tomadas en el Revolucionario Institucional para elegir candidatos. Eso reforzaba la idea de la “concertacesión” estilo Guanajuato, Baja California… Chihuahua ‘92, etc.
En pasada entrega revisamos las conductas de los jerarcas municipales, estatales y nacionales del PRI–Gobierno y encontramos lo que parece a la vista del público. Todos los niveles en el tricolor están empeñados en obtener la gubernatura. Todo el poder del poder público y privado están concentrados en convertir a Enrique Serrano en gobernador.
En los municipios podremos tener historias distintas que operan con menos angustia (PAN, Movimiento Ciudadano, PRD y hasta algún independiente van bien apuntalados), pero en la gubernatura si necesitaban los tricolores obsequiar una diputación al más antiduartista y al más antiserranista de todo el sexenio para colocarlo del lado tricolor lo han hecho sin más gesto que el obligado a destapar un maloliente desagüe. Los obstáculos, aunque sean repugnantes, van siendo retirados.
Grandes empresarios aparecen apoyando a independientes por algunos municipios, pero en la gubernatura han preferido guardar la salud de sus negocios otorgando su apoyo a Serrano. En Parral deberá haber hoy un megaevento con gente acarreada de toda la sierra “para apoyar a Enrique” en ese territorio de la capital del mundo que tampoco se piensa perder, aunque se diga que el independiente Caballo Lozoya supera al PRI. No lo dejarán llegar, sea como sea, le han confesado a Mirone.
Indudablemente el exalcalde juarense no era el precandidato preferido de Manlio Fabio Beltrones, dirigente nacional del PRI, pero hoy tiene alineado a todo el comité nacional en torno al candidato chihuahuense. El sonoronse de cepa política veracruzana necesita ganar en Chihuahua y las otras 11 gubernaturas que ahora están en disputa nacional si quiere seguir aspirando a la Presidencia de la República.
Si hoy hablamos de astros alineados, es indiscutible que el favorecido es Serrano Escobar y el equipo que lo viene respaldando, el duartismo. La oposición permanece a la zaga, lastimosamente para quienes confiaban en la “gran oportunidad” de los contrapesos en el ejercicio del Gobierno.
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Desde el punto de vista mironiano, el gran problema de la oposición se gestó dentro de la misma oposición, igualito que ocurría en tiempos de precampaña con el PRI.
Las distintas facciones y los distintos grupos en el interior del PRI estiraron la liga de los dimes y diretes entre ellos para pelear la candidatura a gobernador, pero una vez superada esa atapa y distribuido el pastel prácticamente todos están acuerpados dentro del mismo proyecto.
Ni en el independiente ni en Corral ha ocurrido eso. Javier obtuvo la candidatura mediante un agandalle que perjudicó a Juan Blanco, Jaime Beltrán del Río y Carlos Borruel, que posiblemente no estuvieran tan bien posicionados en las encuestas internas como alegaban, pero definitivamente sí traían más trabajo en campo que el hoy candidato. Corral utilizó la misma táctica que le produjo su escaño en el Senado: quedó en tercer lugar en la preferencia del panismo chihuahuense pero ganó en el escritorio del Poder Judicial federal. Hoy usó el regazo y la ambición de Madero.
Ni Blanco ni Borruel están sumados a la campaña de Corral, Beltrán del Río es candidato a la gubernatura del PRD.
Corral y el mismo PAN debe ser autocrítico en su análisis: ¿acaso no es importante el peso de tres estructuras que pelearon en todo el estado la candidatura a gobernador, hoy apáticas o en su contra?
Antes de acuchillar por la espalda a Blanco, Borruel y Beltrán del Río, Corral hizo lo mismo con su compadre, Cruz Pérez Cuéllar, hoy candidato a gobernador por Movimiento Ciudadano, cuyos sondeos lo ubican entre dos y cuatro por ciento de los votos. Su estructura es mayoritariamente panista; es decir, blanquiazules que no trabajan para Corral.
El candidato a gobernador por Acción Nacional ha venido culpando a los medios de comunicación por las dificultades para posicionarse. Lo ha dicho de manera abierta y generalizada. Desde luego también tiene las baterías dirigidas a Palacio de Gobierno y los temas que son más sensibles… ¡¡¡para la capital Chihuahua!!! fotomultas y transporte. En su discurso ha venido más enfocado pidiendo a Barraza que se sume a su proyecto mientras Serrano avanza sin presión importante en ese sentido.
Esas son algunas razones por las que, como dijo el propio candidato panista de Chacho, no ha prendido. La derrota que pueda tener al final del día será de él únicamente. A nadie más podrá echar la culpa del fracaso, en caso de que ocurra.
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Barraza ha querido parecerse a El Bronco Rodríguez pero no ha conseguido ni el mínimo por ciento comparado con aquel. Chihuahua sí parecía preparado para un independiente en la gubernatura, pero Chacho se ha quedado bastante corto.
Primero que nada, el independiente se puso en manos de la propia estructura electoral de una facción del PAN que lo mismo apuesta por rojos que por verdes y amarillos, el Dhiac–Yunque.
Entre la falta de una personalidad “bronca” pero popular, alegre, divertida, firme… y el control de su campaña por un reducido grupo de operadores electorales, además surgidos todos del PAN, era lógico que Barraza no podría ir más lejos de lo que ha alcanzado. No jaló caras nuevas, o provenientes del PRI, o del Panal. Nada de eso. Cero plus.
La independencia del independiente ha quedado cuestionada no solo por lo anterior, sino también por las ligas que mantiene con fuertes grupos empresariales a los que en realidad su adjudica la incursión de su candidatura en la presente contienda. Ya no se observa en su apoyo la mano del gobernador de Nuevo León más por esa razón que por los propios grandes problemas que tiene El Bronco para sostener el barco de su gubernatura.
Los intereses económicos que sostienen a Barraza, por si fuera poco, son los mismos que sostenían al PAN. Los nombres y sus apellidos los hemos también desglosado en este espacio.
El Bronco Rodríguez jaló para su causa y apoyo las candidaturas independientes a diputados y alcaldías de Nuevo León, y le alcanzó para respaldar en otras entidades de la república. Jalisco está dominado por Movimiento Ciudadano con el apoyo abierto del regio.
Barraza pudo hacerse de varios territorios fundamentales electoralmente hablando, como Juárez, Chihuahua capital, Parral, Cuauhtémoc y quizá hasta Delicias, pero ahí cada quien anda en lo suyo.
No se ha notado gran preocupación del independiente y de sus operadores para aglutinar a todos en una sola fuerza. Armando Cabada en Juárez no ha definido candidato a gobernador, aunque algo mantenga de compromiso con Cruz Pérez Cuéllar.
En Chihuahua capital los independientes a la gubernatura y a la alcaldía tienen las mismas afinidades políticas y respaldos empresariales pero sus estructuras no se notan unidas. Luis Enrique Terrazas y Javier Mesta se han dado el lujo de ofrecer espectáculos deprimentes con acusaciones en las que han involucrado a sus familias. Han evidenciado así que mantienen diferencias abismales.
Ha ocurrido eso porque aún entre ellos la desconfianza muerde: el propio Luis Enrique Terrazas, miembro de la familia propietaria de Cementos de Chihuahua, ha tenido como algunos de sus clientes principales a los gobiernos estatal y municipales, la inmensa mayoría de origen priista. Se ha repetido que su candidatura a la alcaldía es producto de una negociación con Palacio. Tampoco trabajó Chacho la malicia… ¿o acaso también forma parte de la misma?
Con todo ello en contra debía esperarse que el independiente a la gubernatura no “prendiera”. Poco a poco han ido muriendo las esperanzas de que esa lumbre encienda. Los motivos son pocos pero más que suficientes.
Y eso que no hablamos de las personalidades de ambos candidatos… Nada dijimos de las arrogancias, las petulancias, la completa falta de oficio político, la intolerancia… ¿Así cómo?
Don Mirone