No lo podía creer Mirone, ahora que se encontró un nuevo yonque sobre la avenida Francisco Villarreal Torres.
Ahí acaban de depositar toneladas de fierros viejos, a pocos metros de la avenida Teófilo Borunda, junto a uno de los accesos a fraccionamientos como San Carlos y frente a Gardenos Residencial.
Prácticamente hablamos del inicio de la zona dorada de la Teófilo Borunda que conforma el par vial con la Ejército Nacional, hasta el área de El Consulado de Estados Unidos.
Ya está bastante gacha la vialidad con las banquetas y los cordones deshechos, o con el concreto fracturado, con zanjas más que baches, y ahora le agregan la belleza sutil del nuevo aparador con vehículos despanzurrados, chorreando aceite.
Como si no fueran suficientes las calles y las zonas que tradicionalmente se convirtieron en espacios para albergar ese tipo de negocios, lícitos y legítimos (aunque no todos, ya sabemos que una parte se mueve en la economía negra de la ciudad), pero muy controversiales por la imagen urbana que generan.
Precisamente, hay un gran pendiente para Juárez en el ordenamiento de ese giro que enmarca principalmente la entrada de la ciudad, en la parte sur, aunque también se extiende a otros grandes espacios en el bulevar Oscar Flores, la avenida Manuel Gómez Morín y el perimetral Carlos Amaya.

Incluso, se ha planteado un proyecto fallido de reubicación de todos los yonques a la zona de Jerónimo o en la carretera a Casas Grandes. Se habló en otro momento de algunas medidas, como obligar a bardear los negocios para que no estén los esqueletos de fierro a la vista de todos, pero poco o nada se ha hecho.
Lo que ocurre en la ciudad con estos yonques nuevos, obliga a voltear a ver a la Dirección General de Desarrollo Urbano, esa que es responsable, en gran parte, de que en la ciudad todo mundo haga lo que le viene en gana, si se trata de construir o poner algún negocio, hasta en los espacios públicos.
¿Y los usos de suelo? ¿Y las anuencias vecinales? Ni modo que los residentes de cualquier zona estén muy conformes con que les pongan un yonque en su calle. A ver si las regidoras y los regidores del Ayuntamiento toman cartas en el asunto.
Ya nomás falta que les pongan algún yonque en los predios ubicados junto al río Bravo, frente a la Presidencia Municipal, y no digan nada.
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Le llegó a Mirone la copia de una queja que interpuso el hijo de una derechohabiente del IMSS en la Subdelegación Juárez 2.
La queja es en contra del doctor Rubén Robles Cabrera, quien aquí aparece como la persona que nadie quiere encontrarse jamás cuando le toca ir al IMSS por alguna emergencia. De alguna manera, encarnó, por lo que señala la denuncia formal, -cuyo Folio de petición es: PET-60245706-L3Q7M2, la cual está firmada por el quejoso-, las características del insensible burócrata retratado en los personajes de ¿Qué nos pasa?, el satírico programa televisivo de Héctor Suárez.
Los hechos narrados ocurrieron el 6 de mayo, cuando el denunciante y su madre acudieron al área de urgencias del Hospital Número 6 del IMSS, porque la derechohabiente sufrió una caída y aparentemente hubo luxación de una prótesis médica en su cadera.
Para empezar, ante la emergencia, tuvo el denunciante que desembolsar 2 mil 750 pesos para pagar una ambulancia.
Sin problema, la paciente fue ingresada a una cama a las 14:50 horas de ese día. Fue atendida por la luxación en la prótesis y se le dio de alta a las 18:30 horas. En su nombre, su hijo recibió la nota médica de alta y tratamiento, en la cual se ordenó un traslado al domicilio de la paciente en ambulancia, por su condición médica.
Aquí es donde empezó el problema. El servicio tenía que ser autorizado por la Subdirección Médica, en ese momento a cargo del doctor Robles. Cuando el denunciante acudió a sus oficinas, se encontró la escena típica: el funcionario manipulando su celular, sin prestar atención a quien solicitaba el servicio.

Evadió hacerse cargo, poco le importó el antecedente de que ya se había pagado por una ambulancia en el traslado inicial, y el doctor le dijo al solicitante que esperara hasta las 21:00 horas, a que llegara otro doctor, de apellido Jiménez, para que lo autorizara.
Robles se molestó porque el solicitante le preguntó cómo se enteraría Jiménez del pendiente, si ni siquiera estaba anotando él los datos de la paciente, quien se encontraba en el área de urgencias.
Lo hizo el doctor de mala gana, anotó el nombre en cualquier papel y así se quedó el solicitante, en espera de que les brindaran el servicio. Pero pasaron las horas y nada.
En urgencias nomás vieron pasar al doctor Robles, sin que se detuviera a informar si se iba a dar o no el servicio.
El denunciante tuvo que preguntar a los guardias por el doctor Jiménez; luego acudió a ventanilla de la Subdirección y, otra vez, nada. Una recepcionista tuvo que llamarle a Jiménez por teléfono y le comentó lo que dijo el hijo de la derechohabiente: que tenían horas ya con el alta y únicamente esperaban de su autorización para el uso de la ambulancia.
Sin embargo, el doctor dijo no estar enterado, es decir, Robles nunca le notificó el pendiente.
Entre las 21:45 y 21:50 horas, el denunciante se apersonó en la Subdirección y ahí encontró nuevamente al doctor Robles, a quien le reclamó por haberle mentido. Lo mismo, sin soltar su celular y sin prestarle la atención adecuada, le dijo que siguiera esperando al doctor Jiménez.
Cuando estaba por dejar la oficina, entró otra persona que resultó ser Jiménez, a quien le planteó, de nuevo, todo el problema. La respuesta fue que no se hacían traslados nocturnos. El denunciante le explicó que cuando se solicitó el servicio aún era de día, mientras que el doctor Robles intervino únicamente para burlarse de sus argumentos. También se burló, de acuerdo con el hijo de la paciente, del hecho de que haya pagado los 2 mil 750 pesos de la ambulancia.
Por lo visto, dolosa y deliberadamente, el doctor Robles alargó la espera, para que se hiciera de noche, nomás porque quiso.
A la paciente y su hijo no se les brindaron otras opciones y a final de cuentas, a las 22:30 horas, tuvieron que contratar por su cuenta, otra ambulancia, en esta ocasión de la Cruz Roja.
Por eso presentó la queja formal. Nunca se le brindó información positiva y objetiva para hacer uso del servicio. Y eso que cuando se hizo la petición inicial, se pudo observar que había dos ambulancias del IMSS, disponibles, cerca del área de Urgencias.
La denuncia va directamente en contra del doctor Robles por presumiblemente haber mentido y faltado a la ética profesional en perjuicio de un paciente y derechohabiente.
Evidentemente el médico Robles se negó a prestar un servicio que estaba disponible y que por ley le corresponde a los derechohabientes.
Mirone seguirá pendiente del caso.
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El fin de semana llamó bastante la atención un evento al que convocó, en la Torre Legislativa de la ciudad de Chihuahua, el diputado morenista, Óscar Avitia.
El foro realizado en el mezanine del Congreso del Estado se tituló “Transformación del sistema de la carrera docente”, para escuchar propuestas de la base magisterial, sector al que pertenece el diputado Avitia.
Sin embargo, no fue ese tema central o de fondo, lo que generó grilla, sino los personajes que ahí estuvieron, atendiendo la convocatoria del profe morenista, el único de la bancada guinda que no obedece las instrucciones de la secretaria Ariadna Montiel, y trae la apuesta por otros proyectos.
Precisamente, participaron en el foro, tanto la senadora Andrea Chávez, como el senador Juan Carlos Loera. Sin embargo, no fueron sus presencias lo que más dio de qué hablar, sino la participación en el evento del dirigente estatal de la Sección 8 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Eduardo Zendejas.

No únicamente está el tema de que el SNTE cada vez se mueve más al compás que toca Morena, también está el asunto de que los dirigentes magisteriales les prenden veladoras a distintos santos de la 4T.
No hay que olvidar que Zendejas ha trabajado muy de cerca al proyecto del alcalde juarense, Cruz Pérez Cuéllar.
Por cierto, en el evento en el Congreso, también andaban tres regidores juarenses vinculados al magisterio: el morenista Jorge Bueno (antes de Nueva Alianza), y los petistas Pedro Matus y Hugo Avitia Arellanes, quien además es hermano del diputado morenista, Óscar Avitia, los dos hijos del regidor fundador del PT, Hugo Avitia Corral.
Ahora sí que como dicen en el rancho, en la política partidista, las profes suelen hacerse para donde calientan gordas. Y si hay en varios changarros, no importa, pueden dobletear o hasta tripletear.
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Este lunes empieza el Instituto Estatal Electoral (IEE) con sus debates entre aspirantes a las magistraturas del Poder Judicial de Chihuahua que se elegirán el 1 de junio.
Todo será por plataformas digitales y los encuentros los transmitirá en vivo el IEE, empezado hoy, con quienes buscan una magistratura del Tribunal de Disciplina Judicial.
Para ese importante tribunal que deberá vigilar y sancionar el actuar de todos los jueces y juezas y hasta de los titulares de las 30 magistraturas del Tribunal Superior de Justicia, compiten 24 candidatas y candidatos. Este organismo colegiado sustituirá desde el 1 de septiembre, al Consejo de la Judicatura.

Únicamente cinco, las tres mujeres y los dos hombres con mayor número de votos, podrán ocupar los 5 espacios disponibles.
A partir de mañana, 13 de mayo, empezarán los debates en los que podrán participar las 113 candidaturas que buscan los 30 asientos del Tribunal Superior.
En este caso, se dividirán por materia. Primero las y los aspirantes en el ramo Civil. El 14 de mayo van las candidaturas en materia Familiar y un día después quienes buscan el cargo en materia Penal.
Todos los encuentros se realizarán a las 18:00 horas y serán transmitidos por las redes sociales del IEE Chihuahua. Hubo quienes decidieron no registrarse y sacarle la vuelta al ejercicio. Ya veremos a partir de hoy quiénes sí participan y cómo les va en e