¿Qué está pasando? El Gobierno de Maru en el top ten de los más malos
Según la casa encuestadora, la gobernadora chihuahuense tuvo la peor caída de aprobación respecto a la medición anterior, al pasar de 45.1 a 41.7% en los resultados publicados este 8 de agosto en el periódico El Economista.
Eso significa que Maru perdió 3.4 puntos respecto a su anterior calificación, que tampoco era aprobatoria.
En el ranking de los 32 gobiernos estatales, el de Maru aparece, digámoslo así, en el “top ten” de los más malos, ubicado en el lugar número 25, por debajo, incluso, del controversial Cuauhtémoc Blanco, de Morelos, quien durante meses apareció en el fondo de la tabla.
Uno de los datos que más debe preocupar y ocupar al equipo de la gobernadora es que la mayoría de los gobernadores y gobernadoras panistas tienen buenas calificaciones. Por ejemplo, el yucateco Mauricio Vila se mantiene por encima de los 60 puntos de aprobación, aunque ya perdió el primer lugar a manos del priista Miguel Riquelme, de Coahuila.
En el “top ten” de los gobernadores, cuatro son del PAN: el ya mencionado Vila; Mauricio Kuri, de Querétaro; Diego Sihnué Rodríguez, de Guanajuato y Martín Orozco Sandoval, de Aguascalientes.
De hecho, Maru encabeza al gobierno panista peor calificado.
Esto deja mal parado no solo a su equipo de comunicación, a sus asesores –si los tiene– y a sus operadores políticos, sino a ella misma, en primer lugar.
La medición corresponde al período en el que ocurrieron hechos como el asesinato de dos sacerdotes y un guía de turistas en Cerocahui, el homicidio de una doctora en San Juanito y el incremento de la violencia en Chihuahua y Juárez. Es decir, no salió ilesa. Por más que el discurso de los jesuitas lanzó los misiles contra el Gobierno de AMLO, a Maru también le explotó el cartucho en la mano.
Está en curso, además, un impopular proceso de replaqueo y la amenaza latente de la aplicación de multas a automovilistas que no hayan renovado los metales de sus autos. Digan lo que digan, el cobro no ha sido abrogado.
En todo ese tiempo, ella y su equipo arreciaron el discurso y la acción contra Javier Corral: promovieron un juicio político de poca monta y mucho ruido; una andanada verbal que ha incluido insultos y apodos; una constante quejumbre de la gobernadora por haber sido víctima –Mary Dicit– de una persecución política.
Maru debería recordar que Duarte cansó muy rápido a la gente con sus constantes comparaciones respecto a su antecesor, Reyes Baeza; que Corral llegó hasta el fastidio con su litigio contra Duarte y que ella ya está cansando a la gente con sus referencias a su antecesor, panista, por cierto, igual que ella.
Todo esto se le viene encima cuando aún no inicia el regreso a clases, cuando las paterfamilias empiecen a pagar cuotas de ingreso, y a comprar un carísimo uniforme a quienes tengan hijos inscritos en el Colegio de Bachilleres.
PD: Y eso que aún no inicia la construcción de la Torre Centinela, cuyo contrato se otorgó de manera directa.