Preocupación y miedo es lo que predomina hoy en el magisterio del estado, porque el próximo lunes se reiniciarán las clases presenciales; esto, a pesar de que hay muchos maestros que no se han aplicado la vacuna de refuerzo por estar contagiados del Covid.

Muchos docentes ven con suma preocupación que el asunto no le quita el sueño al secretario general de la Sección 42 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Ever Avitia Estrada, pues hasta ahora no ha hecho ninguna exigencia a las autoridades de Salud, para que se inmunice a los rezagados del 12 y 13 de enero.

La postura pasiva y hasta servil de Ever Avitia se interpreta como la sumisión del SNTE ante el Gobierno estatal y federal. Ever ya no atiende a los intereses del magisterio, sino a lo que le ordenan cuando le truenan los dedos desde Palacio estatal y desde la Delegación de Bienestar.

Su rendición incondicional a los dictados del Estado llega a tal extremo que prácticamente se ha convertido en un vocero del Ejecutivo estatal y del secretario de Salud. Por eso no reclama la vacunación para los profesores que, debido al contagio o a haber tenido contacto con algún enfermo de coronavirus, no han podido recibir su dosis de refuerzo.

Son algunos los de la Sección 42 del magisterio que ya se pronunciaron para meter presión por otras vías al Gobierno estatal, para destrabar problemas que vienen arrastrando desde la administración pasada, como los que atañen a las fallas en el servicio médico, la falta de pagos a maestros y personal de intendencia, entre otras prestaciones.

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Tortuosa se está volviendo la jornada laboral para los trabajadores del Hospital General del IMSS número 35, pues deben tragarse la impotencia de no poder atender a los derechohabientes que llegan contagiados de Covid.

A este Mirone le cuentan la gravedad de la situación: no hay oxígeno disponible, tampoco hay camas, y tienen a los pacientes en sillas comunes. Por increíble que parezca, así es como el personal debe atender a los enfermos.

El área Covid que se habilitó en ese hospital ya está saturada, por lo que el personal tiene que rechazar a los enfermos ante la falta de cupo, debido a que la Administración del Hospital se resiste a dar el paso para la segunda fase de la reconversión, aún y con el pico de contagios que se vive en la localidad.

El área Covid del 35 solo tiene capacidad para atender a 10 pacientes. Hasta donde sabemos, se recibió a 13 pacientes en dicho espacio y a una persona más en el pasillo.

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Y por rumbos de la Valle del Sol, en la zona de reserva ecológica de la ciudad, ubicada en el nororiente de la ciudad, se quejan de lo mismo que se quejan las familias de la Gómez Morín.

El pasado lunes, en la sesión de trabajo de la Comisión de Desarrollo Urbano, vecinos de los fraccionamientos colindantes de la avenida Valle del Sol expusieron ante regidores y funcionarios su malestar, debido a que desde hace mucho tiempo han estado insistiendo en la problemática que implica la proliferación de fiestas, reuniones y hasta comedores que se instalan en cualquier rinconcito y a la menor oportunidad, al aire libre de la zona habitacional.

Los vecinos identifican estos espacios como jardines clandestinos, ya que, aparentemente, las actividades sociales que tienen lugar en dichos espacios no cuentan con ningún permiso municipal.

A su vez, se lamentan porque dichos lugares, que no tienen un aprovechamiento formal pero sí tienen propietarios, se rentan para fiestas y hasta se sirven allí tres comidas al día. Por ello, aseguran que la música a altas horas de la madrugada y el olor a mariguana y alcohol resultan insoportables.

Como siempre, los funcionarios de Desarrollo Urbano, encabezados por su directora, les pidieron seguir los conductos legales para denunciar. Los asesores del Ayuntamiento les dijeron que se trata de un problema mayor, uno que requiere la intervención de las corporaciones policiales de las tres esferas de Gobierno, dado que en torno a sus quejas existen intereses de delincuencia organizada.

La versión no enmudeció a los vecinos quejosos, ni mostraron miedo, al contrario, insisten en que las autoridades no deberían rehusarse a hacer cumplir la ley y les recordaron que cada parquecito clandestino tiene un dueño con nombre y apellido.

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El delegado de Bienestar del Gobierno federal, Juan Carlos Loera, no estuvo en las mesas de coordinación, ni en el arranque del programa de seguridad Juntos por Juárez. La razón: el señor delegado andaba en Kansas City, en el juego de fútbol americano de la NFL entre los Steelers y los Chiefs.

Las fotos que circularon en las redes sociales, donde el delegado fifí aparece en el estadio donde se realizó el partido el domingo pasado, no dejan lugar a dudas de que el funcionario federal prefirió la emoción y la adrenalina del juego a la reunión presidida por sus archirrivales, Maru y Cruz.

Probablemente el delegado considera que lo que está ocurriendo en Juárez en materia de seguridad no es tan preocupante y prefirió el fútbol americano, donde por cierto, no existieron los protocolos sanitarios ni los aforos reducidos. Así, con esa concha, Loera les pintó un violín a las autoridades locales, al fin y al cabo, él ni es policía.