La última noche del año 2022 debe ser para que reflexionemos si como ciudadanos hemos hecho lo suficiente para mejorar nuestras condiciones como sociedad.

Son detalles simples que van más allá de las exigencias que debemos mantener siempre con los distintos niveles de Gobierno.

Esta noche, dejamos atrás un capítulo más de nuestra vida, pero debemos tener en cuenta que las pequeñas acciones, los valores, el crecimiento que pedimos como comunidad, debe partir desde nuestro hogar.

De nada sirve que las autoridades anuncien operativos para detener a personas que detonen pirotecnia y/o peor aún, armas de fuego, si nosotros mismos desde el interior de nuestras casas en el patio trasero continuamos con esas viciadas tradiciones que sólo generan dolor, lesionan y producen incluso tragedias que enlutan a nuestras familias.

Tomar a la ligera las recomendaciones, el pensar que a nosotros no nos va a pasar, es la primera señal de peligro.

En estados como Nuevo León, se han tomado con mayor seriedad el problema que puede generar el uso de este tipo de artefactos. Hace un par de semanas, al menos 60 organizaciones enviaron una petición al gobernador Samuel García, para solicitarle que hiciera un posicionamiento y se manifestara en contra del uso de la pirotecnia y gracias a ello se logró que se emitiera un decreto para que se prohibiera el uso de ese tipo de artículos durante las fiestas decembrinas.

Tal vez no sea mucho, probablemente la gran mayoría hará oídos sordos al mandato, sin embargo, es un avance en el cambio de costumbres y un tema para analizar no solamente como ciudadanía, sino con nuestras autoridades, tanto municipales como estatales, dígase regidores y diputados, para trabajar tanto en leyes como en sanciones más estrictas en las que se observen los daños al medio ambiente, a la fauna y al ser humano, para que de una buena vez se apaguen esos fuegos, antes de que estos apaguen más vidas.

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Otra vez, Javier Corral exhibió su megalomanía en un video producido por el periódico español El País, donde habla de su nueva faceta de librero, sin dejar de referirse con desprecio a su etapa como gobernador de Chihuahua y sus 40 años como militante panista.

“El exgobernador que se convirtió en librero”, es el título de la cápsula informativa que tiene más el formato de un infomercial para promover la librería de Corral, bautizada con el nombre de Sándor Márai, en memoria del novelista, periodista y dramaturgo húngaro.

Con una duración de 2 minutos 38 segundos, la cápsula se filmó en las instalaciones de la librería, donde Javier va respondiendo las interrogantes sobre su nueva faceta.

Dice, por ejemplo, que su principal sacrificio personal al asumir la gubernatura fue la lectura. “Me retrasé muchísimo en muchas cosas, dejé de leer muchas cosas interesantes, solo veía pasar las novedades, los autores. Vi pasar cosas y no me pude detener en ellas, como me detenía antes”, afirmó.

Dijo también con sorna, que la gubernatura lo metió en una lectura “más farragosa”, palabra cuyo significado describe el diccionario “como algo que es poco claro, cosas o ideas superfluas y desordenadas que lo hacen confuso y pesado”.

Luego aclara que se la pasó leyendo convocatorias, contratos, licitaciones, convenios y muchos lineamientos, aunque le faltó decir que su principal lectura farragosa estuvo concentrada, sin duda alguna, en los Expedientes X, la operación judicial que empujó durante todo su quinquenio.

El polémico exgobernador, aseguró que un librero no puede estar comprometido con una sola corriente política, o una forma de pensamiento, comentario que tal vez soltó para justificar sus querencias con Morena y sus desamores con el PAN.

“Un librero tiene que estar abierto al tiempo, al mundo, al cambio y a las ideas y es un reto también político, porque siendo un espacio de discusión, a la vez, también es una forma de distanciarse de la política partidista, que durante mucho tiempo tuve; 40 años militando en el PAN” (sic).

Se le olvidó mencionar al político, que esos 40 años es el tiempo que el PAN lo llevó y lo mantuvo en el poder, donde cobró sueldos y jugosas prerrogativas sin mayor esfuerzo que extender la mano, desde la comodidad de una curul, como diputado local, federal y senador y finalmente como gobernador.

Ahora que esas siglas le estorban porque tiene la mirada puesta en Morena y en Movimiento Ciudadano, no pierde oportunidad de marcar su distancia con la militancia panista.

Corral cerró su entrevista con El País asegurando, que ahora como librero, va a disfrutar más la vida, que obviamente no tuvo en su fallida administración estatal.

 “Ahora voy a tener una enorme satisfacción y voy a poder disfrutar del placer de la lectura, pero también de contarle a los demás lo que leo”, a lo mejor Javier ya está pensando en integrar un club de lectura con sus fieles amigos de la izquierda convenenciera y barzonista que lo acompañaron en su gobierno, o los fiscales que le siguieron el juego sucio de la Operación Justicia Para Chihuahua.

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Hace exactamente un año, la Fiscalía General de la República despidió en el país a más de un millar de agentes del Ministerio Público Federal, peritos y policías federales de las delegaciones estales; pero a 12 meses de distancia, no se ha dado a conocer el seguimiento que les dieron a esos elementos que estaban contaminados con los billetes la delincuencia, y que, por lo mismo, había el temor de que fueran a engrosar las bandas del crimen organizado.

Tampoco se sabe nada de los que sustituyeron a esos elementos, simplemente porque en el caso de la delegación federal ubicada en Juárez, hay opacidad y rechazo a todo lo que huela a información y a medios de comunicación.

Por lo mismo, se desconoce el trabajo que realizaron o dejaron de realizar desde hace un año, cuando llegaron los nuevos elementos con formación militar, pero nula experiencia en el campo y mucha alergia al trabajo periodístico.

Todo indica que la competencia en los delitos federales que se registran todos los días en la frontera, desde el tráfico de drogas, de migrantes, contrabando de mercancía extranjera, portación y uso de armas de fuego y el principal y más socorrido, que es la delincuencia organizada, dejaron de ser de su incumbencia y son las otras corporaciones preventivas y estatales las que los combaten, o los tienen bajo control para que suene la caja registradora.

Antes, cuando existía la tristemente célebre Policía Judicial Federal, era noticia de todos los días, con algunos golpes al narcotráfico, pero principalmente por sus abusos, atracos y homicidios que cometieron en la frontera, con el pretexto del combate al narcotráfico.

Ahora, los nuevos elementos conocidos como Agentes Ministeriales Federales, ni pichan, ni cachan, ni batean, como dicen los chavos.

La docena de estos agentes que están comisionados en el Estado son invisibles, nunca se ven, y por lo mismo ningún respeto infunden a los malandros, que se supone deben de combatir.

Por todo ello, ahora que la crisis de los migrantes puso en evidencia que la delincuencia organizada y algunos elementos de la Guardia Nacional estaban involucrados en control y tráfico de los extranjeros desplazados, los del Instituto Nacional de Migración se lavaron las manos y le aventaron la pelota a la FGR, donde nadie se dio por aludido, porque el enorme edificio de la avenida López Mateos, es una dependencia federal fantasma.

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El ritmo sostenido de nuevos contagios de Covid-19 que se registran en el país, y particularmente en el Estado, hacen temer que las autoridades de salud regresen al control de los semáforos epidemiológicos entrando el año, para evitar que la sexta ola se salga de control.

Por lo pronto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha recomendado a los países con más alta tasa de contagios, la posibilidad de regresar al uso obligado del cubre bocas en lugares muy concurridos, como el servicio de transporte público.

México se encuentra entre esos países, pues en una semana pasó del lugar 21 al sitio 15, con una tasa de contagios nuevos de poco más de 103 mil en ese mismo periodo.

El año pasado ocurrió algo similar a lo que está pasando ahora, por las dudas para volver a controles sanitarios básicos, cuando el resto de los municipios del Estado entraron al semáforo naranja y solamente Juárez se mantuvo en el color amarillo, a pesar de ser la región con mayor número de brotes nuevos.

Si nuestra condición de frontera común con los Estados Unidos, en vecindad con dos ciudades que registran altos índices de contagios, no son suficientes razones para implementar los protocolos preventivos, los integrantes del Consejo Estatal de Salud deberían de considerar cuando menos, volver a usar la mascarilla, como lo está sugiriendo la autoridad mundial en salud, porque más vale prevenir que lamentar.

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Estimado lector, que tenga usted un Feliz Año Nuevo.