Al inicio de todas las administraciones municipales, invariablemente se ha anunciado a bombo, platillo y fanfarrias el rescate de nuestro muy abandonado Centro Histórico, con programas de limpieza, reordenamiento del comercio ambulante y reactivación del turismo.
Hasta ahora, y después de muchas décadas, todas las administraciones han fracasado en su rescate, y solo les ha alcanzado para parches malhechos, desde el doctor Raúl Humberto Lezama, que gobernó del 74 al 77 y construyó los famosos arcos del Centro –que un trienio después fueron derribados por feúchos y porque Juárez no es una ciudad colonial– hasta los caballos de Serrano y las letras de Cabada, que en nada contribuyeron a mejorar las condiciones infames del primer cuadro de la ciudad.
Ahora, el presidente de la Canaco, Rogelio Ramos, ha anunciado que en coordinación con el Gobierno Municipal, pretenden rescatar el Centro Histórico, lo que se antoja quimérico, por decir lo menos, porque el sentido común nos indica que si más de 15 administraciones prometieron lo mismo y no lo consiguieron, qué nos haría pensar ahora que en tres años se pueda llevar a cabo tal proeza que no se realizó en los pasados 45 años.
Una cosa es que durante las fiestas decembrinas limpien las calles de alrededor de la presidencia vieja, de la catedral y de la exaduana, y otra muy distinta, es que le den mantenimiento a todo el Centro Histórico, comenzando por meter en cintura a cientos de comerciantes ambulantes que ensucian las arterias y provocan el caos vial.
Ramos Guevara habla de reactivación del turismo en el Centro, pero de lo que no habla es de cómo van a resolver, primero que nada, el grave problema de la delincuencia que prevalece en el sector, donde en materia de malandrines hay de todo, como en botica.
En la zona del Centro se aglutina una caterva de vendedores de droga, proxenetas, tratantes de blancas, coyotes, extorsionadores, así como los clásicos e ineludibles carteristas y piñeros, que todo mundo sabe que existen, porque los ven, los escuchan, los oyen, los sienten y los sufren, menos las autoridades policiacas que se hacen como que la Virgen les habla.
Resulta difícil imaginar un Centro Histórico limpio, ordenado y libre de tan distinguidos personajes, por la simple razón de que hace mas de 45 años no lo tenemos en esas condiciones, pero nuestros gobernantes y sus paleros siguen anunciando lo que saben que no pueden cumplir. Al tiempo.
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Por lo pronto, y como adelanto de que el anuncio del líder de la Canaco es puro blof, en el Centro ya comenzaron a instalarse los puestos navideños del comercio ambulante, con quienes el jefe de inspectores de la dirección de Comercio Municipal, Cristian Valenzuela, está haciendo su agosto en pleno diciembre.
Resulta que comerciantes informales que suelen instalar sus vendimias en dicho sector, denunciaron que Valenzuela pretende cobrarles el doble por los espacios destinados al tianguis navideño.
Otra vez, como en años pasados, hay sobreventa y, por lo tanto, saturación de vendedores en el primer cuadro de la ciudad, que en nada ayudan a mejorar el deprimente aspecto que ofrece actualmente a propios y extraños. Los quejosos aseguran que el jefe de inspectores de comercio está cobrando hasta 10 mil pesos por puesto, en las ubicaciones más rentables.
Habrá que preguntarle al director de Comercio, Daniel Pando, si tiene conocimiento de estas graciosas maromas de su subalterno, o bien, si las tarifas de los puestos subieron al doble este año, por ser el primero del trienio morenista. Obviamente, esta saturación de ambulantes en el tianguis navideño representa una competencia desleal para el comercio formal y un pitorreo para los buenos y etéreos propósitos de mejorar la imagen del Centro.
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Las que ya pusieron el grito en el cielo por la ineptitud de la fiscal especializada para la Mujer, Wendy Paola Chávez, fueron los organizaciones no gubernamentales y grupos derechohumanistas, que están pidiéndole al fiscal general del Estado, que la cambie de plaza o de plano la despida, para que no siga haciendo más daño dentro de la institución.
El último caso de la madre de familia que acudió a las flamantes instalaciones de la FEM, y que, a pesar de exhibir tremenda golpiza en el rostro, no fue atendida porque solo había un agente del Ministerio Público en servicio y no tenían médicos legistas, fue la gota que derramó el vaso de las defensoras de la mujer en Juárez.
Son muchas las quejas que ha acumulado la insensible fiscal de la Mujer, pero hasta ahora se le han tolerado, porque ha resultado muy parlanchina y buenísima para tirar rollo, además de que tiene muy buenos padrinos en la capital del estado.
El viacrucis que pasó el domingo pasado la señora que fue golpeada, que buscaba asesoría y refugio en la FEM, después de ser agredida salvajemente por su marido, fue hecho público por el abogado Saúl Trejo, quien fue testigo del hecho y lo compartió con video a los reporteros de la fuente policiaca y en las redes sociales.
Del caso tomó nota la Red Mesa de Mujeres, que se sumó a las protestas de varias organizaciones que exigen personal sensible, eficiente y atento al frente de la dependencia.
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Al más puro estilo de las extorsiones que se registraban en el 2007, ya aparecieron otra vez grupos de malandros que están pidiendo a los antros una cuota de hasta mil dólares mensuales por darles “cobija”, quitarles las inspecciones de Gobernación y permitirles que violen los horarios de cierre y los aforos.
Los extorsionadores les mandan mensajes a los propietarios o gerentes de los antros y bares para “invitarlos a trabajar en conjunto”. Les dicen que son del cartel de La Línea y que también están trabajando en Juárez.
En su mensaje por Whatsapp amenazan con que, de no responderles en 30 minutos después de recibir su amable y atenta invitación, los señores lo tomarán como una negativa y habrá represalias contra el negocio, arruinándoles sus eventos. ¡Sí, señor!
El remitente no utiliza malas palabras en el mensaje, que en algunas líneas está redactado con toda corrección y cortesía –los caballeros hasta utilizan el término “comprensivamente”– claro, después de lanzar la amenaza: “queremos que sepan que nosotros estamos en la mejor disposición de diálogo y de llegar a un acuerdo, que nos convenga tanto a ustedes como a nosotros”.
Los escépticos dicen que los autores del singular mensaje no son del crimen organizado, porque rompe con todo su violento y vulgar estilo; mientras que los más desconfiados aseguran que son los voraces inspectores de Gobernación los que han girado tan atentas “invitaciones”, para que sean otros los que se encarguen de la cobranza y se culpe a los narcos, al fin y al cabo, nadie investiga ni persigue sus delitos. De ser así, se merecerían ser distinguidos como unos genios y prodigiosos emprendedores. ¿O usted qué opina, estimado lector?
La estrategia puede ser buena, hasta que a los malandros oficiales les caiga el veinte y reclamen sus legítimos derechos por el uso de sus siglas.