Apocadito, cerradón, evasivo y desdeñoso con una prensa con la que suele no llevarse bien, pero que ha aprendido a enfrentar con un perfil ambiguamente diplomático, Óscar Fidencio Ibáñez Hernández, el representante de la gobernadora Maru Campos en Juárez, sigue nadando de muertito en las recurrentementes caudalosas aguas del poder estatal.
Cuentan mironianas fuentes que no se le suele ver con frecuencia en la oficina destinada para sus servicios de representación, como tampoco en los rumbos académicos de la UACJ, a excepción de los días de pago en los que aparece en ventanilla para firmar los recibos del sueldo que convenientemente sigue cobrando, por una plaza de investigador de tiempo completo.
Una de esas plazas de las que muchos otros académicos “de tiempo completo” metidos a funcionarios “de medio tiempo”, abrevan sin desquitar de la excesivamente generosa ubre universitaria.
Sin pena ni gloria -dicen algunos-, como funcionario de adorno -dicen otros-, ha transcurrido su descolorido andar en la encomienda de la que se hizo cargo en septiembre de 2021.
Si en algo se ha caracterizado el egresado de las huestes Dhiacas y Doctor en temas del Agua, Gestión Ambiental y Políticas Públicas, en este año al frente de la representación, es en su notoria ausencia a la hora de encabezar las acciones necesarias para dar ejemplo -como su función lo exigiría- en poner orden en la ciudad, especialmente en las problemáticas heredadas de la gestión corralista, de la que fue parte.
Si la oportunidad la pintan calva, Ibáñez tenía ante sí una melena de opciones que hubieran sido de verdadero relieve si, a lo largo del año que lleva calentando un asiento que -para muchos opinólogos- le queda grande, hubiera aprovechado la ocasión para hacer mucho más que simplemente aparecer en la foto de la inauguración en turno, en los cortes de listón de eventos de relumbrón, y en las ruedas de prensa que de vez en cuando preside.
No ha sido parte protagónica en los intentos de solución a la crisis de movilidad que vive esta frontera, ni en lo que respecta al tema del BRT 1 y 2, mucho menos en la problemática general de nuestro sistema de transporte, auténtica hidra de mil cabezas, capaz de regenerar cada cabeza que le es cortada, y que aguarda que algún día no muy lejano llegue el Hércules capaz de ponerle fin… o al menos matizar su efecto.
Tampoco se le ha visto involucrarse en materia de seguridad, otro de los grandes problemas de Ciudad Juárez, donde sencillamente no figura, a no ser que la gobernadora encabece algún evento de esa naturaleza.
En síntesis: un personaje gris, funcionario de membrete no de acción, carente de compromiso y entrega, al que -según mironianos conversadores de pasillo- podría quedarle poco tiempo en el cargo, con un Rogelio Loya a la expectativa… dicen.
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Al que le sigue lloviendo en su milpa es al titular de la secretaría de Educación, Cultura y Deporte del Estado, Javier González Mocken, ahora por el cobro de 300 pesos que están aplicando a los alumnos que terminaron sus cursos, para entregarles el certificado que les permite continuar sus estudios.
En el estado existen 217 telebachilleratos en 60 municipios, clasificados en tres categorías; 79 estatales, 135 comunitarios y 3 interculturales, en donde imparten educación a cientos de estudiantes de las zonas marginadas, del sector rural y de la sierra.
La primera queja surgió en el telebachillerato de la colonia nueva Delicias, en el Sauz, pero luego brincaron a otros de diferentes municipios, donde las condiciones económicas son de pobreza, y no hay los medios para pagar las cuotas en un sistema que fue concebido para apoyar a las familias de escasos recursos.
Esta queja la está abanderando la fracción de Morena en el Congreso local, cuyos diputados ya tienen a González Mocken como su cliente frecuente, porque también intervinieron en el tema de los costosos uniformes “fashion” del Cobach, y las concesiones de las cafeterías del Colegio de Bachilleres, entregadas a familiares de funcionarios de Educación.
En esta ocasión, ha sido la diputada juarense Rosana Díaz, la que ha estado impugnando desde la tribuna el cobro de los 300 pesos de los telebachilleratos, por considerarlo un abuso, pues nunca antes se hizo, al igual que la cuota de inscripción.
Y es que, aunque las cuotas en cuestión sean disfrazadas por los responsables de los telebachilleratos como “voluntarias”, de esto nada tienen, porque a quienes no paguen no les entregan el certificado de fin de cursos que les permite seguir estudiando a nivel superior.
Con este ya son al menos tres los escándalos que ha protagonizado la SECyD en menos de un año. A nadie, en su sano juicio, se le hubiera ocurrido ir a vacunar a las familias de los alumnos de los telebachilleratos, por la simple razón de que son las que menos tienen. Por lo pronto, hasta ayer, los cobrones no habían suspendido las cuotas “voluntarias”.
Por lo anterior, cuando dicen que el río suena, es porque agua lleva, y si la tercera es la vencida, entonces se está tardando el secretario juarense en poner orden antes de que le den las gracias por los servicios prestados, que hasta pudiera ser a partir de mañana.
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En la Universidad Autónoma de Chihuahua están en marcha los procesos de elección de los directores, pero ayer suspendieron el de la facultad de Derecho, porque un numeroso grupo de alumnos se fue a la ciudad de México a una visita por invitación al Senado de la República.
Resulta y resalta, que el senador chihuahuense Rafael Espino les giró la invitación a los estudiantes de Derecho y para pronto le tomaron la palabra e hicieron maletas para viajar al altiplano.
Mirone fue informado por fuentes universitarias que fueron cien los alumnos que viajaron a la capital del país, encabezados por el presidente de la Sociedad de Alumnos, Emilio Avilés, para visitar la Cámara Alta y de paso, disfrutar en vivo y a todo color, las fiestas patrias en el zócalo.
Los estudiantes de Derecho fueron apoyados por la Universidad para realizar su viaje, al parecer en reciprocidad por el trabajo que hicieron en todo el campus universitario para que su director, Alonso Rivera Campos, fuera electo rector.
Por lo mismo, suspender las elecciones para nombrar sucesor fue peccata minuta, porque el viaje ya estaba programado como premio y quien será el nuevo director puede esperar unos días. Faltaba más.
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En qué cabeza cabe dar a conocer el operativo que, con motivo de las fiestas patrias, desplegó en las calles de la ciudad capital la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, para resguardar a la población que asistió al Grito y la que estará hoy en el desfile conmemorativo.
Pues así lo hizo ayer la corporación estatal a través de su equipo de Comunicación Social, donde tal vez ignoran, que, por un elemental principio de seguridad, deben reservarse los datos de cualquier despliegue policiaco, porque hacen vulnerables a los guardianes del orden y a la población.
Si Chihuahua, lamentablemente, es en uno de los estados del país con los más altos índices delictivos e impunidad, ¿a quién se le ocurrió brillante idea de informar sobre el estado de fuerza que pondría en servicio estos dos días la policía estatal?
No solamente dijeron que saldrían a la calle cientos de elementos, sino que precisaron cuántos de cada área, como de vialidad, del equipo SWAT, de inteligencia y análisis, de grupos especiales y de la tropa.
Informaron, además, cuántos estarían en cada punto de vigilancia, como en los filtros de acceso, en las áreas contiguas a las ceremonias y en las calles donde desviarían el tráfico.
Nada tendría de malo que presumieran su operativo con todo detalle, si no fuera porque esa información les sirve únicamente a los delincuentes que, si no respetan iglesias ni escuelas para cometer sus fechorías, menos los va a detener un evento cívico, donde confundirse entre el público asistente es lo más fácil.
El sentido común dicta que, mientras menos se divulgue la logística de un operativo de seguridad, sobre el estado de fuerza desplegado, las ubicaciones de los elementos, o las tareas que tendrán encomendadas, más eficiente será su trabajo ante una emergencia.
El diseño de la estrategia de seguridad y su gestión de riesgos, son los puntos más importantes en un evento masivo, porque se debe considerar que éste se convierte en objetivo de amenazas externas y peligros para los asistentes, aunque luego salgan algunos genios con la puntada de que “nunca antes ha pasado nada”.
Informar abiertamente cuántos van a estar, dónde van a estar y lo que van a hacer, es tanto como decirles a los malandros los puntos vulnerables de los eventos y eso, aquí y en China, es una estupidez.