En la sala de Cabildo de la antigua Presidencia Municipal, el diputado neomorenista Armando Cabada colgó sus dos fotografías en la galería de exalcaldes de la ciudad, teniendo como testigo nada más y nada menos que al presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar.
Mirone todavía recuerda que al inicio de la primera de las dos fallidas administraciones que encabezó, Cabada ordenó el retiro de la galería de fotografías de exalcaldes que había en la sala de Cabildo de la unidad administrativa municipal.
Más que una decisión contra el culto a la imagen de los servidores públicos, el ególatra locutor tuvo un alarde de desprecio para los exalcaldes emanados de partidos políticos, sobre todo para los que consideraba sus enemigos, José Reyes Ferriz y Héctor “Teto” Murguía.
Su instrucción fue que se dejara únicamente la galería de la vieja Presidencia Municipal de Mariscal y 16 de Septiembre, donde mandó retirar las fotografías de los dos exalcaldes que le resultaban incómodos y que por haber gobernado dos periodos cada uno, tenían dos fotografías en cada sala.
Ayer, cuando regresó a la ciudad solamente para colocar sus fotos en la galería de la vieja presidencia, Pérez Cuéllar le organizó un acto protocolario digno de mejores causas, y hasta le hizo un reconocimiento a su trabajo, reconocimiento que contrasta con la evaluación que la ciudadanía le dio antes de terminar su quinquenio como el peor alcalde que ha tenido la ciudad.
Acaso Cruz ignora que todavía están pendientes de resolver las observaciones y denuncias por las irregularidades y transas que detectaron en los cinco años de gobierno del señor Don Boletón, la Auditoría Superior de la Federación y la Auditoría Superior del Estado. Mejores pruebas por desviación de recursos y asignación de contratos a su familia, compadres y socios, durante su nefasta administración, no hay.
El fuero que tiene ahora como diputado lo podrá salvar de una persecución judicial, pero nada lo salva del juicio público que ya hicieron los juarenses sobre su pésima gestión, y mucho menos lo libran las flores que le sigue echando el actual alcalde.
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La decisión del rector de la UACH, Luis Alberto Fierro, de suspender el “vanguardista” modelo educativo que implementó al inicio de su gestión y que entró en vigor en el segundo semestre de 2020, dejó con los ojos cuadrados a directivos, consejeros, maestros y alumnos de la máxima casa de estudios, por lo que la decisión representa para más de 30 mil estudiantes.
El modelo educativo UACH-Desarrollo Sostenible, así era su nombre, fue implementado por el especialista en educación de la UNAM, el doctor Salvador Malo Álvarez.
Su eslogan presumía que se trataba de una “educación distinta para tiempos distintos”, con un modelo donde se cursarían “unidades de aprendizaje” en lugar de cursar materias. Prometía que no habría más carreras truncas, porque su enfoque humanista “potenciaría las habilidades de cada estudiante”.
Según lo describe el sitio oficial de la UACH, el modelo DS permitía al estudiante diseñar su propio plan de estudios y hasta la inserción temprana en el campo laboral. Sin embargo, nada de lo anterior sucedió y, por el contrario, el sistema terminó por colapsar con la llegada de la pandemia.
Los gurús que vinieron del altiplano a venderle espejitos al rector, bautizaron a las nuevas unidades de aprendizaje con los nombres de programas populares de la televisión, como “La Ley y el Orden”, para clases de Derecho y otros como “Introducción al Machine Learning”, para computación, como si eso fuera a captar la atención y aplicación de los estudiantes en la enseñanza que recibían.
Especialistas universitarios comparan y opinan que la implementación a marchas forzadas del nuevo modelo educativo universitario-DS, tuvo el mismo destino del nuevo sistema de justicia penal: el fracaso total como consecuencia de la improvisación.
Ahora la pregunta de los 65 mil es: ¿qué pasará con los miles de estudiantes que con deficiencias y fallas estructurales ya estaban encaminados en ese modelo? ¿Cuánto costó su implementación y cuánto pagaron a los gurús que supuestamente capacitaron al personal docente y directivo de la Universidad?
Si el modelo se suspende definitivamente y se regresa al modelo tradicional, significa que fracasó, aunque traten de suavizar el término, diciendo que se suspende para su revisión.
Por consecuencia, si fracasó y tuvo un alto costo económico y académico, alguien debe responder por ello, y no necesariamente el rector, sino los consejeros universitarios chihuahuitas, protegidos de Javier Corral, que se engolosinaron y aprobaron fast track lo que en 15 meses resultó ser una utopía, ni más ni menos.
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Este escribidor tuvo la oportunidad de intercambiar algunos puntos de vista con varios agentes de la Guardia Nacional que a las 6 de la tarde del martes instalaron un retén en la calle Ignacio Mejía, frente al Gimnasio Universitario.
De entrada, los uniformados desconocen que los retenes son ilegales y cuando Mirone les dijo que eran violatorios del Artículo 16 Constitucional, el oficial que realiza las revisiones preguntó de cuál Constitución.
Cuando se les cuestionó sobre las razones para instalar sus “puntos de revisión” en avenidas comerciales, en lugar de hacerlo en calles de la periferia, donde se registran los altos índices de homicidios dolosos por el narcomenudeo, el gendarme no supo qué responder, pero argumentó en tono de réplica, “si usted lo sabe, debe presentar su denuncia”.
Los guardias están conscientes de que Juárez tiene un grave problema de seguridad y que el número de ejecuciones es muy alto, pero se atreven a asegurar que las victimas de los sicarios no eran blancas palomitas.
¿Con ese criterio, debemos pensar que, en vez de venir a Juárez a defender a la población, ustedes juzgan y califican a los ejecutados como delincuentes? “Por algo los matan”, respondió el militar.
Cuando la revisión, que no se hizo, subió de tono, pidió la licencia de conducir y la tarjeta de circulación –en buenos términos eso sí– mientras otros guardias tomaban fotos de la matrícula y el vehículo, supuestamente para consultar con su plataforma nacional que el automóvil no fuera robado ni el chofer tuviera cuentas pendientes con la justicia.
En ese momento, sin que hubiera tema de por medio, el oficial soltó a rajatabla: usted que opina. ¿Eran mejores los gobiernos anteriores o el que tenemos actualmente? El cuestionamiento tenía un fondo propagandístico y la respuesta no le convenció, porque Mirone le respondió con otra pregunta: ¿entonces ustedes no vienen a trabajar por la seguridad de los juarenses, vienen a levantar encuestas?
Fin de la conversación y de la revisión, que comprueba que los guardias no solamente desconocen la ciudad y los derechos fundamentales de los ciudadanos, sino la misión de seguridad para la que fueron enviados a esta frontera. Ahora podemos decir con toda certeza, que si antes de su llegada a la ciudad estábamos en crisis en materia de seguridad, con su presencia y su ignorancia nos acercamos al abismo.