Este miércoles le tocó participar a Juan Carlos Loera de la Rosa, candidato de Morena a la gubernatura, en el Seminario Permanente de Estudios Electorales organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UACH, en donde le fue relativamente bien.

Sin embargo, el candidato estuvo expuesto a severas críticas por parte de los estudiantes, así como del personal docente e investigador, que vieron en el discurso de Loera un paralelismo exacto con la narrativa del presidente López Obrador.

Para ninguno de los asistentes pasó desapercibida su improvisada exposición, basada en la misma escuela retórica de AMLO en contra de la corrupción y fundada en la tan recurrida política de austeridad y de cero tolerancia.

A Mirone le consta que muchos ya no se tragan tan fácilmente esa retórica, y menos cuando en sus cuadros de candidatos figuran personajes del calibre de Armando Cabada y una larga fila de impresentables que quince minutos antes pertenecían a la llamada mafia del PRIAN.

Con determinados públicos, el tan masticado discurso del presidente que adopta Loera de la Rosa no le abona mucho a su proyecto, ni le genera más adeptos, porque Chihuahua vive una realidad muy diferente a la del sur del país. Además, Loera no es AMLO, y al intentar emular dicha personalidad se resta mucho de su propia identidad.

El matiz de su discurso no genera confianza para fortalecer a las instituciones, como es el caso de las universidades, sino todo lo contrario. El candidato no propuso proyecto alguno para crear mecanismos de financiamiento para la UACH o la UACJ, que actualmente atraviesan por serios problemas financieros.

El foro tuvo un alcance estatal y fue desaprovechado por Loera, que enfocó todas sus baterías en Ciudad Juárez, pero no se libró de las preguntas de los estudiantes del sur del estado, que lo cuestionaron por el caso del agua de las presas de Chihuahua.

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Por sus pistolas, los operadores de giras y eventos de Juan Carlos Loera se adueñaron ayer del pueblo de San Agustín, en donde el candidato tuvo un evento con los habitantes del Valle de Juárez.

Resulta que Karla Espinoza Hernández, coordinadora de giras y eventos del candidato de Morena, envió un oficio al comisariado ejidal de ese poblado, Héctor Hernández, para informarle el uso de la plaza del lugar pero, al final del día, a la avanzada del candidato no le gustó dicha plaza y, sin más, decidieron usar un inmueble con domo, obviamente sin el permiso de la asamblea del ejido.

Al comisariado ejidal no le quedó otra que reclamar directamente a la gente de Loera y solicitarles que salieran de la propiedad por no contar con el permiso oficial, pero fue ignorado olímpicamente.

A los ejidatarios de San Agustín no les quedó otra que aguantar el abuso y la prepotencia de los morenistas pero, según nos comentan, se encuentran revisando el tema con abogados ejidales para analizar cómo proceder legalmente. En aquellas tierras del Valle de Juárez quedaron muy decepcionados de Morena, ya que no respetaron la propiedad comunal, y eso que todavía no son Gobierno.

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Sustazo fue el que se llevaron ayer al mediodía en las oficinas del Comité Directivo Municipal de Morena en Juárez, luego de que tres individuos irrumpieron en las instalaciones de Constitución y Galeana, en el centro de la ciudad, portando unas máscaras de cerdo.

Una escena digna de una película de asaltabancos al estilo Hollywood, con la diferencia de que en la sede de Morena no hay mucho para robar.

La dirigencia local no supo ni por dónde llegaron los excéntricos y porcinos visitantes, pero se manejan dos hipótesis: la primera sostiene que se trató de la propia militancia morenista que está molesta por la entrega de candidaturas a personajes de dudosa procedencia y que resultan rechazados. La segunda hipótesis sostiene que se trata de un grupo opositor que le entró a la guerra sucia en estas campañas electorales.

Los hombres-porcinos cargaban con unos costales de los que extrajeron unos chocolates en forma de monedas y envueltas en papel dorado, que luego les convidaron a las asustadas secretarias. La broma concluyó después de una sesión fotográfica con los protagonistas.

Si resultara ser verdad que los enmascarados son de cuna morenista, se confirmaría el planteamiento que ayer hizo este Mirone, en el sentido de que el más perjudicado con las divisiones internas que vive el partido guinda es el candidato a la gubernatura, Juan Carlos Loera.

Las tribus de Morena andan desatadas en Juárez, y eso que aún no inician las campañas para la alcaldía y diputaciones locales. Ha fallado la operación cicatriz.

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En el proceso de planeación para las campañas políticas locales que arrancan el próximo 29 de abril, y durante algunos encuentros con la base de apoyo de Morena para la coordinación de la estrategia electoral se han dejado ver, muy ufanos y con una activa participación, personajes del calibre de Armando Cabada, aunque su presencia le produzca ronchas y escalofríos a un buen sector de la militancia, que no les perdona lo que ellos consideran un cínico oportunismo.

Esa será la cruz de Cabada, aún después de que concluya su periodo como legislador. Quizá jamás sea perdonado. En el interior de Morena su llegada es interpretada como una intromisión consentida por los líderes nacionales del partido guinda.

Existen morenos que semanas atrás repudiaban y gritaban a los cuatro vientos su rechazo por la candidatura plurinominal de Cabada, y ahora se tienen que sentar codo a codo con él a planear las campañas. No lo soportan, pero estoicamente se aguantan.

Lo mismo ocurre con otros personajes como Mayra Chávez, expriista, y María Antonieta Pérez, expanista, quienes de la noche a la mañana se volvieron estrategas electorales, lo que no deja de resultar sumamente incómodo entre la tribu que no sabe ya si reír o llorar, pues como dice el dicho “lo que no puedes ver, en tu casa lo has de tener”. No queda de otra, hay que cuadrarse.

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Luego del ajetreo y de la adrenalina que vivió a tope el pasado fin de semana, la candidata del PRI a la presidencia municipal, Adriana Fuentes Téllez, viajó a la Ciudad de México para entrevistarse con los altos mandos del partido con el fin de conseguir recursos para su campaña.

Pese a que la candidata pertenece a una familia pudiente, para mantener la estructura y una modesta campaña necesita financiamiento y aquí no lo ha conseguido. No muchos le quieren apostar al proyecto fuentista porque lo ven muy lejos del triunfo electoral el próximo 6 de junio.

Las fuentes, las otras, las chismosas, le aseguran a Mirone que Adriana andaba batallando por recursos para pagar su campaña y algunos empezaron a aflojar el paso, por lo que no le quedó otra que visitar a sus viejos amigos de la Coordinadora Nacional de Vinculación Empresarial y Emprendimiento del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y a Alejandro «Alito» Moreno para que se pongan con la del Puebla.

Mientras aquí sus fieles operadores Enrique Licón, Jorge Gutiérrez y Mireya Porras, esperan que Adriana Fuentes regrese con las alforjas llenas para sacar adelante la campaña. Por cierto, nos comentan que los tres tienen encapsulada a la candidata y no permiten que algún depredador priista se acerque a endulzarle el oído con el canto de las sirenas del triunfo electoral.

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Es cuestión de horas a partir de este jueves, para que las autoridades de Salud federal y estatal decidan sobre el regreso del semáforo epidemiológico a rojo, esto debido a la tercera ola de Covid en la entidad. De confirmarse, provocará enormes impactos para la economía, similar a lo acontecido en octubre del 2020.

Será un duro castigo por lo mal portados y desobedientes que hemos sido al no respetar la sana distancia, el uso de cubrebocas, y las medidas de seguridad recomendadas ante la emergencia sanitaria.

Desde el pasado fin de semana circuló la versión de que el Consejo Estatal de Salud le anda buscando la cuadratura al círculo para alinear la estrategia, en semáforo rojo, con los menores impactos posibles a la economía, particularmente al sector comercial e industrial.

Es muy posible que una parte del estado de Chihuahua amanezca el próximo lunes de un color y la otra mitad de otro.

El temido semáforo rojo también trae de cabeza a los equipos de campaña de los candidatos a la gubernatura, ante el eventual supercierre de las actividades no esenciales. Las promesas de los políticos encampañados no son consideradas como una actividad esencial, aunque los más puritanos en materia electoral afirman que la democracia sí es una actividad necesaria para el desarrollo y la vida de las personas y sus comunidades.