Con la elección de los congresos distritales, donde saldrán los 90 consejeros estatales de Morena para el Estado de Chihuahua, se definirán este domingo las posiciones de poder de los grupos que encabezan Juan Carlos Loera, Cruz Pérez Cuéllar y hasta el profe Martín Chaparro.
Ciertamente, son solo los dos primeros en los que se concentra la atención de las tribus morenistas de Chihuahua, por la vieja rivalidad que tienen y por las aspiraciones de ambos para continuar escalando en el poder político, pero también el profe tiene sus fans y, sin duda, tendrá varios consejeros en su equipo, que serán factor para definir el nombre de quien lo suceda en la dirigencia estatal de Morena.
Aunque todas las apuestas están fijas entre el delegado de Bienestar y el alcalde de Juárez, esto por el control que tienen en sus territorios de influencia, también el actual dirigente de Morena ha hecho su trabajo para esta fecha crucial, y podrá ser el fiel de la balanza cuando tenga que definirse el nombre de la mujer que lo sustituya.
Hay quienes ven a Juan Carlos con más posibilidades que Cruz, para lograr la mayoría de los consejeros estatales, por el hecho de que maneja las listas en el estado de los beneficiarios de los programas de Bienestar y de que todos ellos votarán por sus gallos (los de Loera), pero hay que considerar que el número de postulantes aprobados en los 9 distritos es ligeramente superior en los 4 distritos de Juárez, y eso puede hacer la diferencia.
De los 562 aspirantes registrados, Juárez tiene 283 contra 279 del resto del estado, que están distribuidos en 5 distritos. En todos los de Juárez hubo un trabajo intenso de proselitismo encabezado por Alejandro Pérez Cuéllar, hermano de Cruz, pero también en el distrito de Hidalgo de Parral, donde el alcalde tiene buenos operadores.
Habrá muchos factores que inclinarán la balanza hacia cualquiera de los dos políticos, pero, sin duda, el que llega con mejor imagen, con menos desgaste político y hasta con las simpatías del Gobierno del Estado y de la federación, es Cruz, mientras que Juan Carlos no las trae todas consigo.
Veamos algunos indicadores que marcan las diferencias entre ambos y que pueden influir entre los que van a votar hoy en los congresos distritales:
Recientemente, a Juan Carlos le impuso, el Instituto Estatal Electoral, medidas cautelares por misoginia y violencia de género, y luego vino a darle la puntilla el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien, en su visita a Juárez la semana pasada, dijo sin pelos en la lengua que a Cruz le robaron a la mala la candidatura a la gubernatura del Estado.
El único que pudo robarle la candidatura, a quien iba dirigido el petardo, fue Loera, no hay otro, porque fue el beneficiado en la encuesta de Morena que lo ponía como el mejor posicionado, cuando todas las mediciones ajenas a la 4T daban como favorito a Cruz. Los hechos, registrados en las hemerotecas, no dejan mentir.
Las palabras del jefe de la política interna del país hicieron mucho ruido, no solo en el estado, sino a nivel nacional, y hubo quienes se rasgaron las vestiduras acusándolo de sacrílego, pero el tabasqueño no se retractó.
Únicamente se disculpó con los morenistas que se sintieron ofendidos, pero les pidió respeto por lo que piensa y sigue siendo su percepción.
Pese a todas las críticas y sesudos análisis sobre los motivos de Adán, la estocada contra Loera fue fulminante, sobre todo viniendo del segundo al mando en el Gobierno de la República, que es el hombre más enterado del país y tiene información privilegiada de primera mano, sobre lo que pasó en el proceso de designación de candidato a gobernador de Morena en el 2021.
La reacción de Juan Carlos ante la tremenda zarandeada pública, fue una simple pero mal pensada declaración, en el sentido de que el secretario de Gobernación “lo utilizó como un escaparate para darse a conocer y levantarse en las encuestas”.
Otra desafortunada expresión del delegado federal, como las que suele hacer a de bote pronto, cuando no conecta las neuronas con la lengua, y que en nada le suman a su proyecto político; porque si alguien es conocido y tiene reflectores diarios en todo el país, después del Peje, es precisamente el secretario de Gobernación, quien ciertamente no puntea en las encuestas como aspirante presidencial, pero todo lo que hace y dice genera ruido. Ahí está la prueba.
Frente a esas debilidades de Juan Carlos, el alcalde se ha fortalecido en la opinión pública con acciones que van desde su oposición al uso de El Chamizal para la construcción del Centro de Convenciones, hasta el reclamo fuerte a la Junta de Agua y Saneamiento, para llevarle agua en pipas a miles de personas que carecen del servicio en sus hogares.
A estas posturas, que ha asumido como alcalde, súmele usted que en las últimas encuestas de Consulta Mitofsky, sobre la percepción de los presidentes municipales de la frontera norte de México, el de Juárez aparece en primer lugar, así como también figura entre los 20 mejor evaluados de todo el país.
Otro factor que cuenta en favor de Cruz es que, hasta el momento, no tiene bola negra en el Gobierno del Estado, pues su relación con la gobernadora Maru Campos, pero especialmente con el secretario general de Gobierno, César Jáuregui, es muy cercana, a diferencia de la que tiene el delegado de Bienestar. Todo esto cuenta en un proceso como el del hoy.
Hasta la iniciativa de la diputada morenista Rosana Díaz, que logró el viernes que el Gobierno del Estado desechara la intención de cobrar multas de 5 mil pesos a los propietarios de automóviles que no hagan el cambio de placas, abona a la causa de Cruz.
Aunque la güera Díaz pertenece al grupo de Loera, porque fue quien la invitó a ser candidata a diputada, es oriunda de Juárez y eso le favorece directamente al equipo del alcalde.
En suma, las debilidades y fortalezas, así como las virtudes y los defectos de los dos principales actores, influirán en el ánimo de los que hoy emitan su voto, pero el factor determinante para un resultado favorable, será la capacidad de movilización de los morenistas y de los simpatizantes.
Aunque oficialmente no está permitido el método de acarreo, este es una práctica común tan arraigada en los procesos políticos de cualquier color, que a los dirigentes morenistas les encanta utilizarla, al más puro y estilo del viejo PRI, que se las heredó junto con muchas otras mañas.
Muchos morenistas de hueso colorado se quejaban en días pasados de que las facilidades para votar a cualquier hijo de vecina, harán ganar a los que más recursos tengan para convencer, comprar votos y movilizar.
La queja tiene mucho sentido, porque es cierto que la votación será para los militantes de Morena, pero será también abierta para los simpatizantes, con el simple hecho de firmar una carta de afiliación y mostrar su credencial de elector.
Una vez que voten, no están obligados a ratificar su afiliación al partido guinda, pero ya habrán sufragado, que es lo que importa a los operadores del proceso, de uno y otro equipo.
Toda la estructura partidaria de Morena en el país estará involucrada en los 300 congresos, de donde emanarán 32 consejos estatales, con 3 mil miembros del congreso nacional.
De cada congreso resultarán electos 10 coordinadores distritales, 5 hombres y 5 mujeres, que serán al mismo tiempo congresistas estatales, consejeros estatales y congresistas nacionales.
Una vez que sean definidos los 90 consejeros de Chihuahua, se realizará el congreso estatal en la capital del estado, donde elegirán al nuevo dirigente de Morena los días 6 y 7 de agosto.
La moneda está en el aire y después de las 6 de la tarde de hoy, cuando se cierren las votaciones, Cruz y Loera comenzarán a deshojar margaritas o a replantear su futuro, según sean los resultados.
En el proceso del 2021, Cruz Pérez Cuéllar perdió la candidatura, pero cayó parado en la alcaldía de Juárez, mientras que Juan Carlos Loera sigue sin poder asimilar su fracaso, y una segunda derrota, ahora en la estructura, sería definitivamente su tumba, aunque tendría material para escribir su segundo libro.