A cinco días de que termine la peor administración estatal de Chihuahua en nuestra historia reciente; desde la prisión federal en Florida donde se encuentra detenido, el exgobernador César Duarte rompió el silencio y le dedicó una carta abierta a Javier Corral, como despedida a quien lo persiguió fieramente y quiso encerrarlo en una mazmorra de Aquiles Serdán.

La carta de César Duarte a Javier Corral, promovida en medios por sus abogados, se viralizó y fue tendencia todo el día; esto por los duros señalamientos al gobernador golfero y a sus incondicionales; también por la referencia que hace a Victor Quintana y a uno de los sacerdotes de confianza de Javier, a quienes señala como vínculos o intermediarios con el crimen organizado; y porque anuncia pruebas testimoniales grabadas para probar su candente acusación.

Al menos treinta calificativos le pone en la misiva: mentiroso, desgracia para Chihuahua, estéril, vendido, fraude como persona, deshonesto, parásito, corrupto, inepto, mezquino, frustrado, cómplice del crimen organizado, acomplejado, autoritario, canalla, vengativo, cobarde, hipócrita, incendiario, ególatra, destructor, extorsionador, holgazán, inepto y frívolo; entre otras linduras que dibujan la personalidad de quien desgobernó Chihuahua por cinco largos años.

Resulta obvio que la carta la haya mandado Duarte cuando le quedan a Javier solo cinco días para terminar su mandato; aprovechando el ambiente generalizado de linchamiento en los medios, generados sobre todo, por su mediocre administración, por las cifras manipuladas de la deuda y por el dinero que no le deja a la Administración de Maru Campos.

Los abogados han estado atizando la hoguera mediática desde hace un mes y, conforme se le acaban los días a Corral, le crecen los enanos y brota la pus en diversas áreas de su mal gobierno; aunque Javier siga soñando que camina sobre nubes de algodón y niegue que su odiado enemigo le haya escrito una carta tan sentida y colorida.

No hay duda de que el frívolo paseño va en caída libre, pero sigue confiando en subirse al barco de la 4T para quedar a salvo de cualquier persecución judicial, política o social. Sin embargo, como se ven las cosas, es más probable que primero lo arrase un tsunami, a que pueda ser protegido por la cobija presidencial.

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En su informe del miércoles pasado, AMLO dijo que en materia de seguridad vamos a todo dar porque el índice de delitos ha bajado menos de un punto porcentual. Gran logro dentro de una burbuja.

El presidente también dijo que el feminicidio ha sido uno de los delitos que han aumentado, en este caso con un 13 por ciento. O sea, AMLO quiso decir que vamos bien, pero resulta evidente que en un tema tan sentido en una sociedad como la nuestra, y sobre todo en un municipio como Juárez, los asesinatos de mujeres por cuestiones de género, esto es, por el hecho de ser mujeres, se perciben minimizados en el discurso presidencial.

Es práctica común acudir al maquillaje de la realidad cuando el tema de seguridad no va nada bien, en especial cuando no se acepta que una Administración ha quedado mucho a deber en la materia, y cuando se busca sostener un discurso que no embonan, con alrededor de 90 mil homicidios dolosos ocurridos en México de diciembre de 2018 a la fecha.

A estas alturas ha quedado claro que la estrategia de los abrazos como sustitutos ultralight de los balazos, la creación de la Guardia Nacional y un discurso oficialista superoptimista (efectos especiales incluidos), no han sido ni serán suficientes para lograr una franca disminución de los crímenes que más laceran a nuestro país y nuestras comunidades.

A uno de los más grandes genios de la humanidad se le atribuye la siguiente frase: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Han pasado ya tres años y, a la mitad de su gobierno, bien haría el presidente si se sentara a reflexionar sobre los resultados obtenidos hasta el momento.

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Una muestra de la realidad que vive el país en materia de homicidios la padecemos en Juárez, donde, de enero de este año al cierre del mes de agosto, se registraron nada menos que 951 homicidios; y al paso que vamos, es fácil imaginar que terminaremos el año con más de un millar de personas asesinadas.

Nada más en el mes de agosto tuvimos en la frontera 112 homicidios; 67 asesinatos se cometieron con armas de fuego. Al menos 86 de ellos están relacionados con el crimen organizado y otros 25 con el crimen desorganizado, o sea, con malandros comunes y corrientes.

Las cifras alegres que expuso el presidente López Obrador, minimizando el grave problema de inseguridad en la nación, podrían equipararse a un discurso en donde se sostuviera que, en el mes de agosto, Juárez tuvo encobijados, entambados, maniatados, embolsados, decapitados y mutilados. ¡Ah! Pero ninguno encajuelado. Gran avance.

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Las protestas de universitarias en la ciudad de Chihuahua por acoso sexual intramuros, así como de varias cadetes de la Academia Municipal de Policía de Juárez por la misma razón, pone de relieve que ninguna autoridad, de ningún sector y de ningún nivel, está prestando atención a uno de los abusos que con más frecuencia enfrentan las mujeres en el ámbito laboral y estudiantil.

Que ya haya paridad de género en el Congreso federal y en el estatal, y que tengamos en Chihuahua a la primera gobernadora, no significa que el problema del acoso contra la mujer vaya a terminar; no si las políticas públicas que existen siguen siendo letra muerta.

No es la primera vez que las mujeres universitarias salen a la calle a mostrar su repudio por los comportamientos sexistas de sus compañeros y docentes varones, pero poco se ha hecho para que las leyes promulgadas se apliquen y se castigue a los acosadores.

La llegada de Maru Campos al Ejecutivo y la presencia de 16 mujeres diputadas en el Congreso local pueden significar señales de esperanza para que se combata y corrija el problema del acoso, y Chihuahua se convierta así en un referente de civilidad y respeto.

Este puede ser el momento en el que los que llegan a gobernar se ponen las pilas y voltean a ver a todas las mujeres que están alzando justamente la voz, porque ya están hartas del machismo, la misoginia, el sexismo y el importamadrismo del Gobierno.

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El martes pasado acudió Armando Cabada a su estación favorita, donde lava su imagen con toda facilidad, sin cuestionamientos. Ahí dijo algunas verdades, también muchas mentiras envueltas en el papel de las ilusiones del Juaritos convertido en Cabachelandia.

Ahí reconoció el que será en unos días, cortesía de Morena, exalcalde con fuero; que en una “negociación política” recibió, por parte del partido del presidente de la República, “una posición privilegiada” dentro de las diputaciones plurinominales a cambio del apoyo a los candidatos del partido guinda. Ganó Cruz, perdió Loera ¿para quién fue el apoyo?

Ya encaminado, como todo un megalómano, agregó que está pensando escribir sus memorias en el ejercicio del poder. ¿Mirone se pregunta, con todo respeto, cómo va a escribir sus memorias alguien que apenas escribe?

Y es que nuestro futuro pluridiputado tiene la caligrafía de un niño de primaria y en solo tres párrafos suele acumular hasta 50 faltas de ortografía. Seguro que en este proyecto literario está metido Gerardo Sáenz, quien gracias a estas ocurrencias tendrá chamba un rato más. Aunque con lo que ganó vendiéndole al Municipio pintura lavable patito para marcar los carriles en las calles, bien puede vacacionar por unos años.

En dicha estación, Cabada expresó que pondrá al servicio de la 4T su “experiencia adquirida como alcalde”. ¿Cuál? ¿La experiencia de cómo traicionar la causa independiente? ¿La de cómo traicionar a quienes le ayudaron a llegar al poder? ¿La de cómo defraudar a toda una ciudad? ¿La de cómo beneficiar a parientes y amigos? Y, ¡aguas! Porque seguro será un buen cabildero como diputado a favor de las causas de las televisoras.

Durante la transmisión del programa de radio, don Armando se puso frente al espejo para elogiar lo que él ve como sus grandes obras. Nada que impacte socialmente a todos los juarenses.

Aquí tocó el tema de las nuevas luminarias de la ciudad; muchas de ellas recién colocadas y que ya no sirven, o al menos están apagadas de noche. Expresó que el gasto es grande y que sus críticos no ven que no solo son las lámparas, sino también los postes y los cables. Nada más falso. En las colonias, las nuevas lámparas chinas se colocan en el mismo poste y no se cablea la red. Llegan, quitan el alumbrado viejo, luego ponen el nuevo en el mismo lugar. ¿Y el dinero de los postes y el cable?

Lo bueno es que a los ciudadanos no los engaña. Nada más hay que salir a la calle y ver que el municipio de Juárez está en las peores condiciones de su historia… así lo deja Cabada.