Ya casi somos billonarios todos los juarenses, pues con datos del 2020 ya acumulábamos una cantidad como de 750 mil toneladas de basura al año, o sea, 750 millones de kilos de suciedad, más lo que se haya juntado en estos años, ya le debemos andar pegando al millón de millones de kilogramos de basura por cada ciclo de 12 mesecitos.
Puede usted imaginarse esa cantidad de lo que sea, y ya casi no le alcanza a uno la imaginación, pero imagínesela de basura, mejor no me platique porque me va a dar asquito, y mejor ni le describo lo que hay regado por las calles porque a todos nos va a dar miedo la cantidad de desperdicios que se generan. Es un muy grave problema.
De acuerdo a esos mismos datos, que constan en el Plan de Manejo Integral de Residuos para el Relleno Sanitario del Municipio de Juárez, estamos hablando de dos mil 13 toneladas de basura al día que produce esta linda y poco aseada frontera, mismas que, divididas entre los aproximadamente 400 mil hogares que hay acá al sur del río Bravo (el cálculo es holgado), nos toca de a poco más de 8 kilos diarios de basura que produce cada hogar. ¡Estamos pesaditos, eh!
Si trasladamos el dato al total de habitantes, entonces nos tocaría de a 1.33 kilogramos de basura por cada juarense, incluyendo hasta a los bebés recién nacidos, este dato, de acuerdo al millón 512 mil 450 habitantes que registró el Inegi en el Censo de 2020; de ahí para acá puede usted calcular un aumento en la población, y también en la basura, lógico, o sea que andaremos por ahí. De cualquier manera, 1.33 kilos por persona es mucha basura cada 24 orejas.
Pero estos datos son, en fin, números fríos, no reflejan tanto el drama. Este drama, el gran problema, lo vemos todos los días por cualquier parte, lo mismo en escuelas que en mercados, en centros comerciales, parques y jardines, en calles pavimentadas o calles aterradas, allá hacia el cerro o acá hacia la planicie, sin olvidarnos del lado del río.
Ahí está siempre la basura porque ya nos ganó, ya no fuimos capaces de tener a Juárez como una ciudad limpia. Esa oportunidad ya se nos fue hace mucho tiempo, y recuperarla no es cosa de un día para otro, es caso de un esfuerzo mayor y coordinado, en el que las autoridades juegan un papel especial al cumplir su función, y también quienes sean contratados para un servicio deben pensar en el resultado antes que en ganar dinero. Y los ciudadanos también debemos adquirir el hábito de la limpieza. Ay, ¿de qué ciudad estaremos hablando? Porque Juárez no parece.
Lo que pasa en el relleno sanitario debe revisarse de acuerdo a metas y resultados, como es el caso de este plan de manejo de residuos citado arriba, que se supone que se está ejecutando, pero del que no tenemos informes acerca de su avance o posible estancamiento. Por eso decimos que no sabemos dónde quedó la bolita, pues la basura sí está ahí, de eso no hay duda, pero las cuentas que deben de rendir los responsables de su manejo, sean actores públicos o privados, esas sí que son cuentas mochas, o inexistentes.
Lo que pasa en las mal llamadas estaciones de transferencia, como esta que se acaba de incendiar hace días en El Chamizal, es deplorable. Esos lugares pululan en nuestra urbe, pareciera que hay duendes del manejo de desechos que dejan contenedores, sean de propiedad pública o privada, pero siempre rebosantes de suciedad y allí permanecen con este calor, y con lo poquito que llueve se convierten en un paraíso para esos insectos que sobrevivieron a los dinosaurios: las horribles cucarachas, y para los roedores, y hasta para los pobres animales domésticos y callejeros que son maltratados y tienen que buscar alimentarse como puedan. Triste escena degradante de nuestra ciudad.
También, desafortunadamente, hay personas que por necesidad o desesperación acuden a estos lugares, como el que está en lo que fue la antigua estación de Bomberos de la zona centro, o los que son comunes en las zonas semi-clandestinas de los centros comerciales, o en cualquier colonia donde también se acumulan contenedores.
Allí están o allí andan aquellas pobres personas que van a tratar de recoger botes, plástico o cartón para sacarle provecho a la basura, y peor aún aquellos que buscan algo digerible para llevarse a la boca, pues no tienen más. Estamos describiendo la verdadera tristeza, así como lo hizo Luis Buñuel en varias cintas sobre nuestras realidades.
A esos lugares quesque les llaman “estaciones de transferencia”; permítame reírme de este ridículo cuan pomposo mote oficial, que pretende justificar la cochinada nomás acumulada como una estación de transferencia de basura. No, señor, son solamente depósitos grandes de desperdicios, además muy insuficientes, pues aparte de que están totalmente llenos, es común ver la basura simplemente amontonada en el suelo a un lado de los recipientes. Hay que preguntarse: si son de transferencia, sabrá Dios dónde andará el transferidor que tendría que llevarse la basura a donde va, porque por esos lugares, como es costumbre, nunca PASA.
¿Dónde quedó la bolita? Pues tampoco hay que echarle la culpa al indio, sino al que lo hizo compadre, ya que, si bien, todos debemos meditar acerca de las costumbres que tenemos y tratar de producir menos desperdicios, esa es una parte, sí, pero aquí la cuestión toral es la de los responsables de tener en orden un servicio público tan importante en una ciudad, como es el de limpia.
Basura hay donde quiera, así es, pero lamentablemente en este rubro otra vez Ciudad Juárez luce en absoluto abandono y pasan los días, los meses y los años y, antes que el panorama mejore, la basura es más notoria por toda nuestra ciudad.
Desde que en el año 2006 la recolección de basura se concesionó a PASA, nada pasa; con esta empresa privada ya nos acercamos a los 20 años de tristes recuerdos, diría Ramón Ayala con su acordeón.
PASA al principio produjo una mejora, por lo menos el camión pasaba más seguido, pero muy rápido el esquema colapsó y las administraciones municipales han dejado crecer la debacle sin buscar soluciones de fondo.
Con el paso del tiempo la crisis se acentuó y a Armando Cabada, en sus dos administraciones, prácticamente la bomba le estalló en las manos. En esas condiciones pasó el asunto al actual presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar, quien ahí anda corriendo con la papa caliente en su poder pero sin lograr, hasta ahora, soluciones que amainen el temporal.
Ante el problema y los intentos desesperados por mover la basura, hacer la recolección y llevarla a su destino, el Municipio adquirió equipo, camiones recolectores, cuando existe un servicio concesionado, el resultado es un esquema ineficiente y más gastos para la ciudad, pero sin resultados.
Estamos en la etapa en que se termina la concesión de PASA y se concursa un nuevo esquema para la recolección, lo cual genera al menos la esperanza de que en un futuro podamos marchar hacia la imagen de ciudad limpia, para beneficio de todos.
Para transitar hacia ello se requiere la colaboración de diversos sectores. Vea usted, el plan de manejo de residuos se diseñó “bajo los principios de responsabilidad compartida y manejo integral, que considera el conjunto de acciones, procedimientos y medios viables e involucra a productores, importadores, exportadores, distribuidores, comerciantes, consumidores, usuarios de subproductos y grandes generadores de residuos, según corresponda, así como a los tres niveles de Gobierno”.
Con este ejemplo nos queda claro que sería iluso pensar que el alcalde y sus muchachos solitos van a vestirse de héroes y limpiar la ciudad, claro que no, se requiere de recursos de todos los niveles y de su aplicación correcta, pero de que al jefe de la comuna le toca levantar la mano para buscar, propiciar y comandar las acciones hacia la solución de los problemas del Municipio, eso que ni qué. Así que manos a la obra, por favor, que para esto están.
Don Mirone