El delegado federal del Bienestar, Juan Carlos Loera, ha pasado radicalmente de la frustración por la derrota electoral que sufrió en el 2021, a la obsesión para criticar públicamente todas las acciones que emanen de la gobernadora Maru Campos.
Loera se ha convertido en el más fiel detractor del Gobierno estatal, en una postura que en la opinión pública es interpretada como la de un político que no sabe perder, y al que le sigue sangrando la herida.
La oposición se entiende y hasta se aplaude en los directivos de Morena, en los diputados, en los regidores y hasta en los alcaldes emanados de ese partido, pero no en el funcionario federal que representa la secretaría de asistencia social más importante del Gobierno central, que se supone debe estar coordinada con las autoridades municipales y estatales, independientemente del signo político que sean.
La más reciente crítica con espíritu destructivo, por no decirlo más feo, la hizo al referirse a la campaña que anunció la gobernadora para apoyar con despensas a personas con discapacidad.
El delegado se refirió a dicha campaña como si fuera una ocurrencia, al asegurar que el Estado se ha negado a sumarse al Gobierno federal para la entrega de la pensión a personas con discapacidad, y ahora sale con una campaña de despensas.
Antes de esa manifestación tóxica, Juan Carlos había comentado en sus redes sociales la liberación del exfiscal anticorrupción Francisco González, y festejó que un juez federal haya ejercido el derecho de atracción pese a los alegatos del “duartismo empoderado desde el gobierno del Estado y el Supremo Tribunal de Justicia del Estado”.
Recordemos que, en la defensa de Panchito, Loera hizo mancuerna con el exgobernador Javier Corral para que el caso fuera tomado por el gobierno federal.
Otro caso donde también metió su cuchara y cizaña, fue tras el vandalismo que se cometió en edificios públicos de la ciudad de Chihuahua el pasado 8 de marzo, donde salió a defender las protestas y descalificó las declaraciones de quienes exigieron castigo para los y las responsables.
Su crítica al estado y a los empresarios, que exigieron públicamente cárcel para las personas infiltradas en la marcha de la mujer, se dio después de que el dirigente estatal del PAN, Gabriel Díaz, acusara a Morena de estar detrás de los desmanes que se cometieron en Chihuahua capital.
Antes ya había dirigido groseras expresiones a la gobernadora por el proyecto de la Plataforma Centinela, cuando pidió a sus diputados que lo impugnaran, pero su obsesión destructiva lo llevó al extremo de dedicarle en un programa de televisión, la denigrante frase “la zorra no se ve su cola”.
El razonamiento inductivo dice con sabiduría popular que, si grazna como un pato, camina como un pato y se comporta como un pato, entonces, ¡seguramente es un pato!
Por todo ello y las evidencias indiscutibles de su odio contra la mujer que le ganó en las urnas, es de concluir que Loera no solo mantendrá esa actitud de descalificación, sino que la intensificará en este año tan importante, por el ser preludio de la madre de todas las batallas, electoralmente hablando.
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Un verdadero clima de terror, vivieron el pasado fin de semana los habitantes de Cuauhtémoc con el secuestro y asesinato de un empresario y dos de sus empleados, el levantón y ejecución de un agente de la policía vial y tres sicarios que murieron al enfrentarse con el equipo SWAT de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal.
Los fatales eventos registrados en el municipio manzanero, pusieron otra vez en evidencia que los grupos criminales no respetan ni temen la presencia de elementos del ejército, la Guardia Nacional y la Policía Estatal destacamentados en esa región.
Prueba de ello fue que el viernes por la noche secuestraron y mataron impunemente al ganadero y manzanero Jaime Chávez y a dos de sus trabajadores de 21 y 18 años de edad, y un día después hicieron lo mismo como el policía municipal Jesús Edwin Domínguez.
Los reportes policiacos indican que fue hasta después de este último hecho, cuando se puso en marcha el operativo para buscar a los criminales, quienes se toparon con los policías estatales a la altura del kilómetro 18 del Corredor Comercial y los atacaron a balazos.
En el enfrentamiento cayeron abatidos tres sicarios, que fueron los mismos que mataron al policía vial.
En las redes sociales de vecinos de Cuauhtémoc, se criticó la lentitud de las corporaciones para actuar cuando se reporta un secuestro como el del empresario, y el hecho de que fuera el asesinato del agente municipal lo que activara un extraordinario operativo para localizar a los sicarios.
Y tienen mucha razón, al cuestionar esa reacción selectiva de las corporaciones para atender con mayor premura unos casos, pues habla de que, tratándose de agresiones contra policías, suelen actuar con rapidez y eficiencia, mientras que al resto de las víctimas de la delincuencia organizada las ignoran.
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Y ya que hablamos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, hay quejas de los mandos en el sentido de que la Federación está privilegiando a la Policía Municipal de Juárez con programas que deben ser compartidos por igual con las fuerzas estatales.
El lamento borincano surgió luego de que el viernes llegaron a la ciudad funcionarios de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, para impartir programas preventivos a los elementos de la Policía Municipal en el combate a las adicciones y violencia contra las mujeres.
Tienen mucha razón los policías estatales cuando se quejan de que no los toman en cuenta, pero falta saber si el titular de esta corporación ha hecho las gestiones pertinentes, como las hizo en su momento el secretario de Seguridad Pública Municipal, César Omar Muñoz.
Se supone que ese tipo de programas preventivos con recursos federales, deben ser implementados en los municipios que registran graves problemas de adicciones y de violencia contra la mujer, pero hasta ahora solo se ha confirmado que se aterrizará en Juárez, de todo el territorio estatal.