Por distintas vías siguieron llegando reacciones al reciente reportaje de Norte Digital “Municipio y desarrolladores ponen a Juárez al borde de otra crisis urbana”.
En redes sociales hubo muchos comentarios de las y los juarenses que ven en sus entornos lo que está pasando con tanto cambio de uso de suelo e incorporación de reservas territoriales para que sigan los proyectos de vivienda e industria, aunque crezca el déficit de infraestructura, servicios y equipamiento.
“Con tal de llenarse las bolsas de dinero, no les importa la crisis que estamos viviendo. Demasiados fraccionamientos ya, miles de casa abandonadas, insuficiente agua, problemas para recolectar la basura de toda la ciudad, demasiados carros, para las pocas vías rápidas que tenemos, problemas de transporte. Por favor, la ciudad ya no puede con todos estos problemas y todavía siguen exprimiéndola. ¿No hay alguien que le ponga un alto a estos gobiernos rateros? resumió bien en su queja la publicación de Vero Simental.
“Con dinero baila el perro. Al gobierno le importa un cacahuate mientras tenga sus buenas tajadas de dinero”, señaló Geno Navarro en una interacción con Javier Vega Gardea, quien también escribió que hay demasiadas casas de Infonavit solas, abandonadas o en obra negra.
Lamentó Vega Gardea que se sigan construyendo más viviendas y dio otro dato interesante: hasta casas de dos plantas se están edificando en la zona de Los Arcos, donde se supone que está vedada toda construcción por tratarse de zona inundable.
También les llovieron las críticas a los regidores que todo aprueban si se trata de cambios de uso de suelo y en general de nuevos fraccionamientos, sin importar que no estén garantizados servicios tan básicos como el suministro de agua.
“Con razón se van de viaje a las Europas los regidores. Le aprueban todo a las inmobiliarias”, escribió quien firma en su perfil como Italiako Vaschezzi.
El lector y seguidor de Norte Digital se refirió de esa manera al viaje de 12 días que se aventarán los regidores a España, a costa del erario y para asistir a un dudoso seminario sobre gestión urbanística, justo la materia que aquí simplemente no atienden.
“Hay que hacer estudios que sean viables para la ciudad y no para los bolsillos de las empresas”, les reclamó Jorge Sáenz a los ediles que se van a Madrid el próximo 20 de julio.
“Dan permisos para construir en parques, ¿qué se puede esperar de este gobierno mediocre?”, cuestionó Joaquín Díaz.
“Corrupción total”, opinó Lourdes Piña sobre lo que está ocurriendo, tanto en el Ayuntamiento, con las regidoras y regidores, como en la Dirección General de Desarrollo Urbano que encabeza Claudia Morales Medina, quien se convirtió en funcionaria luego de ser corredora inmobiliaria, ramo en el que mantiene sus intereses.
“La corrupción de los políticos en Juaritos no distingue colores ni partidos. Estamos condenados”, lamentó Raúl Zárate.
Algunos más cuestionaron la saturación vial, los problemas de movilidad y los deficientes servicios públicos que impactan cada vez a más sectores de la ciudad.
“Lo hacen sin importar la escasez de agua que se está teniendo en algunas colonias, matando los pocos árboles que tenemos, para tener una ciudad cada vez más caliente”, señaló Isaac Hernández sobre la autorización de más fraccionamientos.
“Nos vamos a quedar sin agua y nadie hace nada sobre eso todos piensan nomás en llenar sus bolsas de lana, nomás así”, respaldó Ángel Carrillo.
“No, no, no. Ya dejen de hacer eso y los terrenos hay que llenarlos de árboles, plantas, hacer un bosque o dos o tantos como se pueda, y todas las casas y fraccionamientos que ya fueron habitados alguna vez, hay que rehabilitarlos para que los revendan; son tantas casas que es una excelente inversión para quienes se dedican a eso”, sugirió el usuario identificado como Beneno Núñez.
De todo hubo en los comentarios, tanto de quienes lamentaron los efectos de ese mercantilismo en el desarrollo urbano, como de quienes hicieron énfasis en los señalamientos de corrupción en la Administración municipal.
“Que mal que no planifiquen bien la ciudad, que no estudien bien el suelo y riesgos. Lo único que les importa es planificar cuánto les entrarán en sus cuentas de banco”, escribió quien se identificó como Monse Arreazola.
“Es el negocio del cártel inmobiliario: Asentamientos Humanos, Obras Públicas, Suelo Urbano. Hacer dinero”, agregó Aurelio Cuevas.
La condena fue unánime para quienes nada más piensan en hacer dinero y no en ordenar el desarrollo urbano.
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El panismo tuvo un fin de semana grillo en la Ciudad de México, con la celebración del Consejo Político Nacional.
Por allá anduvieron los consejeros nacionales de Chihuahua y la gobernadora Maru Campos se trajo un espacio en la Comisión Especial de Análisis de resultados electorales.
Campos, quien ya se pronunció por una refundación del PAN luego de lo ocurrido el pasado 2 de junio, participará en los trabajos para hacer un diagnóstico de su partido, y a partir de ahí concretar los cambios internos y de dirección en grupos parlamentarios y gobiernos.
En el Consejo realizado en la sede del Comité Ejecutivo Nacional, también se hicieron las designaciones de comisionadas y comisionados que serán responsables de la preparación para renovar la dirigencia nacional.
La gobernadora Maru Campos logró colocar ahí a César Jáuregui y María Teresa Ortuño Gurza, quienes serán parte de la Comisión encabezada por Julio Castillo López, el actual director de la Fundación Rafael Preciado Hernández.
También se instaló la Comisión Organizadora Nacional de la Elección del Comité Ejecutivo Nacional (Conocen), instancia que se encargará de sacar la convocatoria y articular todo el cronograma y el proceso de elección de nueva presidencia partidista.
Ese organismo estará encabezado por Ana Teresa Aranda Orozco. Además lo integran Juan Antonio García Villa, Ricardo Alfredo Ling Altamirano, María Beatriz Zavala Peniche, Ignacio Loyola Vera, Cecilia Romero Castillo uy Fernando Rodríguez Doval.
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Tal parece que los fronterizos no pueden disfrutar de una atención de calidad de cualquiera de las autoridades de Gobierno, sea el municipal, el estatal o el federal, porque siempre les falta el cinco para completar el 20.
La analogía viene a cuento porque a lo largo del tiempo, e incluso ahora mismo, los ciudadanos se quejan de que trabajadores de Gobierno o particulares contratados dejan los trabajos a medias, principalmente cuando se trata de reparar vialidades, bocas de drenaje o tuberías.
Realizan las obras, pero invariablemente dejan el escombro que se generó en tal o cual construcción durante días, semanas e incluso meses.
Mirone tiene conocimiento de al menos dos casos vigentes, así que no se trata de solo una ocurrencia o ganas de fastidiar, sino de una problemática muy real y palpable para los habitantes de los diferentes sectores de esta frontera.
Por ejemplo, los vecinos de la colonia Los Alcaldes, ubicada al sur de la ciudad, brincaron de gusto cuando vieron que la calle Manuel Quevedo, desde René Mascareñas hasta José Reyes Estrada, fue reparada ya que el pavimento estaba demasiado maltratado.
Se mostraron contentísimos de que, por fin, les pusieron atención a sus requerimientos y pronto podrían contar con esa calle en buenas condiciones de rodamiento y con mucho menos riesgo de maltratar las llantas o el sistema de suspensión de las unidades que adquirieron con mucho esfuerzo y sacrificio.
Todo fue bien hasta que los trabajos terminaron. Conforme pasaron los días se dieron cuenta de que, en realidad, su felicidad no estaba completa, ya que les dejaron los escombros que levantaron de los tramos viales en malas condiciones para depositarlas en calles que, por cierto, todavía no están pavimentadas.
Ahora, piden a las autoridades que acudan a recoger el tiradero de material que permanece en la vía pública, generando riesgos y estorbando el paso de vehículos y personas.
El hecho de que permanezcan residuos en esos puntos genera que personas sin consciencia cívica los utilicen para depositar más basura y hasta ramas de árboles, problema que podría acrecentarse si los funcionarios siguen siendo omisos.
Otra situación similar fue expuesta a Mirone por habitantes de La Rosita, donde repavimentaron la entrada principal a esa unidad habitacional con recursos del Presupuesto Participativo, hecho que los hizo ponerse locos de contentos, como el jibarito, pero luego de disfrutar días con asfalto nuevo se dieron cuenta de que el trabajo no estaba completo.
No pudieron dejar de notar que, conforme pasaba el tiempo, el escombro generado por las obras permanecía en el sitio, justo al lado de la acequia que atraviesa ese sector.
Esta situación se multiplica en diferentes sectores de la ciudad, generando que los ciudadanos se quejen porque los funcionarios resultan como los albañiles de medio pelo: hacen el trabajo, pero dejan un cochinero.
En el caso de las autoridades, por desgracia para los fronterizos, se aplica más que adecuadamente el mexicanísimo dicho de que “El que es panzón, aunque lo fajen”.
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Aunque ya desde hace tiempo los grupos ambientalistas claman por la protección oficial de nuestra Sierra de Juárez, todas las autoridades se han hecho las occisas para no actuar mientras crece el deterioro de ese ecosistema.
En el más reciente episodio de denuncia pública de la Asociación Civil Sierra de Juárez, se informó de posibles daños ambientales por la realización de un evento conocido como “La Ruteada”, organizado la noche del sábado.
En el evento se usaron unos 250 vehículos motorizados que pueden dañar la flora y la fauna del lugar.
Las autoridades no únicamente son omisas en prever o sancionar el impacto ambiental, incluso apoyan los eventos con tal de que haya derrama económica. Como siempre, se impone la visión mercantilista y se olvidan criterios ecológicos.
En este caso, personal de la Coordinación General de Seguridad Vial del Gobierno municipal auxilió a los conductores para que pudieran ingresar y salir de la Sierra de Juárez, en una ruta que se prolongó por cerca de 6 horas.
El caso es que los vehículos todo terrenos se dieron vuelo, alterando la biodiversidad de la zona.
Ya es una práctica común, por lo que la asociación civil exige una regulación en contra de los vehículos automotores, para evitar la pérdida irreversible de biodiversidad, la degradación del suelo y la contaminación ambiental.
Por lo visto, ninguna autoridad ha comprendido que los impactos negativos no se dan únicamente contra la flora y la fauna de lugar, sino que repercuten obligadamente en la comunidad urbana juarense que depende también de los servicios ecosistémicos proporcionados por la Sierra de Juárez.