Algunos aprobaron la reforma al Código Fiscal del Estado para incrementar la tasa del Impuesto Sobre Nóminas como dice la canción: abrumados por los humos del alcohol.
Ayer miércoles 17 de diciembre, los corrillos de la Torre Legislativa amanecieron con dos temas que quedaron como resaca política de la maratónica sesión del día anterior, en la que se aprobaron una serie de reformas, por decir lo menos, controvertidas: la “desaparición” de dos diputadas de Morena justo al momento de votar la reestructuración de la deuda del estado, y las condiciones en las que se encontraban algunos diputados conforme avanzaban las horas de sesión.
Lo que este Mirone escuchó en los pasillos es que, durante la jornada del martes, hubo legisladores que empinaron el codo ahí mismo, en pleno recinto parlamentario. Entre debate y debate, mientras las bancadas de Morena y del PAN se desgañitaban por el aumento al ISN, el nuevo crédito por 3 mil millones de pesos solicitado por el Congreso y la reestructuración de 15 mil millones de pesos de deuda, algunos encontraron la manera de servirse sus “drinks”.
El que dio la nota, le cuentan a esta mironesca columna, fue el priista Arturo Medina Aguirre. Sí, el mismo que cobra como presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado. Mientras transcurrían las largas discusiones sobre el futuro financiero de Chihuahua, el legislador le entraba sin recato a las copas llenas de licor. Háganos el favor.
No fue el único, para vergüenza de la Legislatura. También se señala al diputado del Partido Verde, Octavio Borunda, quien habría terminado “verde”, pero no precisamente por causas ambientales, sino por el consumo de alcohol entre discusión y discusión.
¿Quién sirvió esos tragos y cómo llegaron hasta el Pleno? Según se cuenta, los “pistos” iban integrados en las bebidas que se reparten a los diputados durante las sesiones de largo aliento, como la del martes. Café, refresco o cualquier otra cosa… pero con piquete.
Borrachitos de buró, tomando a escondidas, fingiendo sobriedad mientras se tomaban decisiones millonarias.
Para vergüenzas no gana uno. Si ya de por sí la sesión fue larga y la noticia amarga —amanecimos más endeudados— ahora se sabe que varias de esas decisiones se tomaron, prácticamente, en el rincón de una cantina.
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El grupo parlamentario que coordina el diputado Edin Cuauhtémoc Estrada Sotelo se parece cada vez más a aquella canción infantil que decía “yo tenía diez perritos…”.
La letra —por si el amable lector no la recuerda— inicia con diez, pero los va perdiendo uno a uno hasta que termina admitiendo resignado que “ahora no me queda ni uno”.
El morenista juarense inició su segundo periodo como jefe de bancada del partido guinda con doce integrantes, incluido él. Hoy, a la luz de los últimos acontecimientos, se quedará —por lo pronto— con solo diez… si no es que nueve. Y si con doce votos ya eran poco más que espectadores frente a la aplanadora PRIAN y compañía, con un grupo reducido pasarán a ser prácticamente testimoniales.
La sorpresiva ausencia de las diputadas Rosana Díaz y Edith Palma del recinto parlamentario, justo cuando se iba a votar la reestructuración de la deuda estatal y la contratación de créditos bancarios por hasta 3 mil millones de pesos, acabó por desgranar la mazorca.
Según el propio Estrada Sotelo, ambas legisladoras serán llevadas ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena, para que ahí se determine si permanecen o no en la bancada de la 4T en Chihuahua.
Y es que, hasta ahora, nadie les ha comprado el cuento con el que salieron a justificar su ausencia. Rosana Díaz, representante del Distrito IV de Juárez, habló de una supuesta “confusión”: creyó que lo que seguía era un voto razonado y aprovechó para salir a atender otro pendiente. Ni Walt Disney lo contaría mejor.
De Edith Palma se dijo que salió al baño. Justificación ya conocida en la historia legislativa. Hace años, el panista Francisco Paoli Bolio salió a hacer pipí justo cuando se iba a votar una reducción de 2 mil 500 millones de pesos al presupuesto del IPAB. Ese voto hubiera cambiado todo, pero como el diputado estaba en el sanitario, pues ni cómo registrarlo. Lo de abandonar el salón por necesidades fisiológicas ya está muy trillado.
De Irlanda Márquez Nolasco, diputada del PT, quien tampoco estuvo presente en ese momento “de la verdad”, tampoco hay explicación creíble. Insistimos: lo del baño se lo dejamos al niño de primaria que quiere evadir a la maestra porque no hizo la tarea.
El daño está hecho para Morena. El PRIAN se salió con la suya y aprobó un gran bodoque de deuda y refinanciamiento. Y si hacemos caso a la chunga que se traían ayer en el Congreso, ahora hay dos “nuevas” diputadas: Rosana Díaz Yunes y Edith Palma Yunes.
La pregunta queda flotando en el aire: ¿serán primas del Yunes de Veracruz, el mismo que se volteó para votar con Morena?
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Al tribunal federal de control que giró la orden de aprehensión contra César Dee Jay se le pasó un pequeñísimo detalle: avisarle al Poder Judicial de Chihuahua que el señor había quedado detenido por la probable comisión de un delito federal y que, por lo tanto, sería trasladado a la Ciudad de México.
Dicho en otras palabras: les valió un cacahuate que el detenido, aprehendido el pasado 8 de diciembre, se encontraba en libertad bajo caución y sujeto a proceso por otras causas penales ante un juez local.
Tampoco repararon en que ese mismo señor, al que llevaron al aeropuerto, subieron a un avión y trasladaron al Estado de México, portaba un brazalete localizador, impuesto por el juez que conoce de la causa penal en su contra.
Minucias, pues.
El resultado es que el juez que lleva el proceso contra Dee Jay por los delitos de peculado y asociación delictuosa en modalidad agravada no ha sido notificado de que su procesado se encuentra detenido en una prisión fuera del estado.
El sistema de localización del Poder Judicial de Chihuahua debe estar sonando y sonando, porque el brazalete del exgobernador se encuentra fuera del territorio chihuahuense, del cual no debía salir. Y así sigue, le cuentan a Mirone.
Desde el 9 de diciembre pasado, el juez de la causa local solicitó por escrito a su homóloga federal —quien ahora conoce del proceso por lavado de dinero— que le informe oficialmente el estatus jurídico del procesado.
Hasta el momento de cerrar esta mironesca columna, el juzgador chihuahuense solo sabe lo que se ha enterado por los medios de comunicación.
Desde el punto de vista jurídico, la situación no cambia: el exgobernador seguirá bajo proceso ante la jueza de control María Jazmín Ambriz López, adscrita al penal de Almoloya.
Lo que sí “calienta” es que ni siquiera se hayan tomado la molestia de avisar al Poder Judicial de Chihuahua, que lo tiene sujeto a proceso desde 2022.
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Si el amable lector pensaba que el aumento al Impuesto Sobre Nóminas (ISN) era la única sorpresa que traía el Paquete Económico del Gobierno del Estado para 2026, más vale que lea con cuidado la “letra chiquita”, porque vienen otros gravámenes.
Como si el horno estuviera para bollos, a alguien se le ocurrió aumentar en 50 por ciento el famoso Impuesto Universitario, ese que nos cobran como arrimadijo cada vez que realizamos algún trámite ante la administración estatal.
El dictamen de reformas al Código Fiscal del Estado de Chihuahua establece que el llamado Impuesto Adicional Universitario pasará del 4 por ciento sobre el costo total del trámite al 6 por ciento.
Ojo: que no le cuenten. No es un aumento “de dos puntos”, como suelen maquillar estas decisiones los Gobiernos. Es un incremento del 50 por ciento. Si antes pagaba —por poner un ejemplo— 50 pesos por ese concepto, ahora serán 75.
El propósito —dice el dictamen— es “reforzar el financiamiento de las universidades públicas estatales, sin crear un nuevo tributo ni modificar su base gravable”.
Para 2026, la Universidad Autónoma de Chihuahua ejercerá un presupuesto de 2 mil 150.1 millones de pesos, mientras que la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez contará con una “piscacha” adicional: 2 mil 365.8 millones de pesos.
Así que ya lo sabe. El ISN no vino solo. Venía acompañado… y con cargo automático en la ventanilla.
Don Mirone