Las torpes declaraciones del secretario de Seguridad Pública estatal, Gilberto Loya, en el sentido de criminalizar a quienes se oponen al proyecto de la Torre Centinela, porque según su sabio criterio, “tienen fines perversos y la mayoría son delincuentes”, pone al desnudo la personalidad megalómana de quien ha fracasado como jefe policiaco, de la corporación más costosa del Estado.
El hecho de no aceptar las críticas que exigen que se transparente la inversión de 4 mil millones de pesos en la famosa Torre, hasta ahora de papel, solo demuestra su desprecio a las leyes y al escrutinio público, al que debe someterse todo servidor público. Le guste o no.
Si hasta ahora el Capitán Centinela no ha podido convencer a la opinión pública de las bondades y beneficios de la cuestionada obra, es simple y sencillamente porque la gente no cree que con ese enorme gasto se vaya a solucionar el problema de inseguridad en el Estado, cuando lo primero que deben mejorar y profesionalizar es al personal y a los mandos.
Loya ha pretendido socializar el proyecto con una intensa gira por asociaciones, organismos del sector privado y no gubernamentales, para presentar su power point, que describe las maravillas que hará la torre por la seguridad de los chihuahuenses, pero también de los beneficios inmobiliarios que, según él, derramará en el sector donde será construida.
Sin embargo, sus explicaciones no han convencido y la percepción sigue siendo la misma: ¿por qué gastar tanto dinero que, además, endeudará al estado, en una sola obra, cuando hay tantas necesidades y rezagos en la ciudad?
La propia gobernadora salió a defender el proyecto ante la comunidad universitaria de la UACJ, aclarando que no es una torre, sino una plataforma, el programa Centinela, pero, llámenle como le llamen, el costo es el mismo y la opacidad de la misma ahora está más oscura.
Entonces, ¿por qué se empeñan en invertir en miles de toneladas de varilla, cemento y sofisticados aparatos de inteligencia, si la inteligencia de los humanos que deben manejarlos, es la primera que tiene que atenderse?
Si en todos estos años el factor humano es el que ha fallado para contener la violencia en la entidad, ¿por qué se aferran el Capitán Centinela y su jefa la gobernadora, en comenzar al revés, primero los fierros y después el saneamiento y capacitación de los agentes policiacos?
Al dar por hecho que son los criminales quienes se oponen a la obra, ofende por partida doble a los ciudadanos que no están de acuerdo con el proyecto, e insulta la inteligencia de los juarenses que ven destruida la ciudad y exigen obras y servicios tangibles, no obras de relumbrón.
Ahora bien, si tiene la certeza de que los delincuentes son quienes se oponen a la obra porque va a terminar con ellos, (ingenuo señor), entonces quiere decir que los tiene identificados y lo menos que puede hacer es ir por ellos.
El hombre piensa que los malandros están muy preocupados por la Torre, cuando en realidad les importa un reverendo cacahuate cualquier estrategia de Gobierno contra ellos, por el simple hecho de que tienen complicidades y voluntades compradas.
Así lo demostraron en los 4 años más funestos de Juárez 2008-2012, cuando la llegada de miles de tropas y de policías federales y un costoso C4 en la capital del estado, nada cambiaron. Por el contrario, la violencia y las extorsiones aumentaron.
Lo mismo vimos más recientemente en esta administración, cuando trasladaron la sede de la Policía Estatal a Juárez, para supuestamente reforzar la seguridad, y nada mejoró: los sicarios siguieron matando y las fuerzas de Loya turisteando.
Eso pasó también cuando llegaron cientos de elementos de la Guardia Nacional, que se pasean inútilmente por las calles de Juárez, mientras los asesinos siguen matando gente impunemente. Entonces, ¿dónde está el miedo o el respeto por la autoridad?
Gilberto Loya sabe perfectamente que lo que dijo no es cierto y que todo fue producto de su rabieta, porque no puede decirle a la gobernadora que la obra cumbre de su administración, está a punto de derrumbarse, antes de comenzar.
Pero antes de cambiar de uniforme para convertirse en chivo de cristalería, el bocón jefe policiaco debería moderarse y buscar apoyo en el diván de algún siquiatra, para que lo ubique en la realidad y no siga perdiendo el piso, porque al paso que va, muy pronto puede perder hasta la chamba, aunque sea un funcionario “totalmente palacio”.
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Y ya que hablamos de carencias en materia de seguridad pública, donde tampoco cantan mal las rancheras es en la Fiscalía de la Zona Norte, donde los agentes ministeriales se quejaron ayer de que la dependencia sigue cabalgando en las mandíbulas de la miseria, porque no les han dado gasolina para los vehículos oficiales y ni siquiera papel higiénico tienen en los sanitarios.
La molestia contra los jefes de la Fiscalía es tal, que el personal filtró ayer que mientras el personal operativo tiene que rascarse con sus propias uñas, para tratar de sacar el trabajo, los mandos fueron citados con carácter de urgente a una pachanga, que le están organizando en la ciudad de Chihuahua al mero mero, Roberto Fierro Duarte.
Así andan de mal las cosas en las dependencias estatales y no hay para dónde voltear. Por lo mismo, justo es reconocerlo, la Policía Municipal se la sigue rifando sola y sacando la chamba de las dos corporaciones estatales.
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Ahora resulta que el exalcalde transa, Armando “El Divino” Cabada, se está promoviendo en encuestas telefónicas como aspirante a senador de la República por Morena en el 2024.
Esta es la segunda encuesta de una empresa que utiliza sistema robótico para hacer llamadas telefónicas y medir la opinión pública, donde el locutor aparece, en un afán claro por ser tomado en cuenta cuando llegue el momento de que se hagan las postulaciones de aspirantes.
En esta medición, Cabada aparece en segundo lugar después de Juan Carlos Loera y arriba de la diputada Andrea Chávez, la joven juarense que sin duda ha hecho mejor trabajo en el Congreso y por eso es consejera nacional, así como coordinadora de comunicación social del comité ejecutivo nacional de Morena.
Este simple dato y el hecho de que, en las mediciones por partidos, en dicha encuesta pongan casi parejo al exgobernador priista José Reyes Baeza, con tres décimas abajo del porcentaje del delegado de Bienestar, hablan de que la encuesta en cuestión está cuchareada.
Mientras que por el PRI Reyes Baeza sale con un 37.7 de preferencias, en Morena, Loera de la Rosa obtiene 40.8 porciento.
Aunque se trate de mediciones por partidos, en un estado donde gobierna el PAN y el PRI es un cadáver político, desbandado, desorganizado y sin liderazgo, resulta ilógico que dicha medición le dé más posibilidades a un actor del tricolor, que a los seguidores de Gómez Morín.
Eso, aquí y en China se llama confección de un traje a la medida, igual que se lo quieren hacer al exalcalde de triste memoria.
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Después de permanecer unos meses en la banca, tras haber sido renunciado de la dirección de transporte en Juárez, en noviembre del año pasado, Eduardo Fernández Sígala regresa a la nómina estatal el lunes, como coordinador de administración del patrimonio de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento.
Todo indica que el nombramiento le llega desde las oficinas de Palacio, porque desplaza en el cargo a Ernesto Fuentes, un leal subalterno y amigo del presidente de la JMAS, que trabajaba con él desde que este último fue recaudador de Rentas, en la administración pasada.
La sorpresa del despido se la dieron a Fuentes en la capital del estado, a donde lo citaron para una reunión en la Junta Central y tómala, que lo pesca la jefa de personal y le notifica que ya no necesitan de sus servicios.
Así, en frío y sin justificación alguna, se lo llevaron a los tribunales laborales, para que firmara el finiquito y aceptara sin chistar su renuncia obligada.
Ahora Fernández Sigala asumirá su cargo el lunes, un puesto que lo baja al cuarto nivel, después de haber sido director. Por lo tanto, nada que presumir, pero como dicen los políticos, es un error estar fuera del presupuesto, sobre todo cuando se acerca la Navidad.