Lamentable, pero Mirone tiene que decirlo: puras cuentas alegres se mencionaron ayer en la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador en materia de seguridad pública.
Le dijeron que en Juárez disminuyó un 15 por ciento el número de homicidios dolosos, pero la realidad contrasta con el discurso oficial, porque desde el jueves en la noche, cuando el preciso descansaba en esta ciudad, se registraron tres asesinatos en diferentes rumbos, entre ellos el de una mujer en el estacionamiento de un centro comercial del Paseo de la Victoria y Teófilo Borunda.
Por si eso fuera poco, todavía está fresca en la memoria colectiva la masacre del pasado fin de semana, cuando nueve personas fueron acribilladas en un templo cristiano de la colonia 16 de Septiembre y 6 de ellas murieron.
Entonces, cuál seguridad presumen nuestras autoridades. A lo mejor no se equivocaron, simplemente quisieron estar a tono con la visita del jefe y le presentaron otros datos, al fin y al cabo, se trata de simples estadísticas que siempre han sido manipuladas a conveniencia del gobernante en turno.
Pero qué caso tiene ofender la inteligencia de los juarenses con mentiras, si en las calles se vive una realidad distinta en materia de seguridad pública, que no perciben quienes gobiernan y viven rodeados de guaruras.
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Hubiera sido bueno que, en la visita presidencial de ayer, cuando López Obrador visitó las instalaciones de la Aduana, se le hubiera aparecido en el recinto fiscal el diputado federal juarenses Hiram Hernández Zetina, quien ha estado exigiendo que las autoridades fiscales abran todas las garitas de revisión del puente internacional Córdova-Américas, donde se forman largas filas en las horas pico.
Pero como el hubiera no existe y el legislador no vino, este desaprovechó una excelente oportunidad para que el presidente le ordenara personalmente al director de Aduanas, Horacio Duarte, que ponga a trabajar a los holgazanes policías fiscales en todas las casetas disponibles.
Estuvo mal que el evento del presidente en la Aduana de Juárez, le pasara de noche al joven legislador juarense, y nadie de los caros asesores que tiene en el Congreso de la Unión, le sugiriera que viniera a la gira presidencial, porque eran el momento y el lugar precisos para que su iniciativa y reclamo a los fiscales cristalizara, no que, hasta hoy, a sus palabras se las llevó el viento.
Ahora, a toro pasado, es tiempo de que Hernández Zetina ajuste el timing político con las agendas del presidente y del Gabinete federal, porque, al final de cuentas, los temas que se abordan, discuten, proponen, aprueban o descartan en el Congreso, tienen que ver con lo que hacen o dejan de hacer por los mexicanos.
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Reporteros de varios medios que cubrieron ayer la conferencia mañanera de AMLO, se quejaron de que el personal de Presidencia de la República bloqueó la señal de los celulares en el recinto donde se desarrolló el evento.
Una mala práctica que se creía superada después del sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando, en sus conferencias de prensa, fue común que el Estado Mayor Presidencial instalara equipo para que los teléfonos móviles quedaran en lo que se conoce como estado de corte.
Los inhibidores para teléfonos móviles emiten ondas de radio en las mismas bandas de frecuencia que los teléfonos, con energía suficiente para colisionar con las señales de los móviles y tirar las comunicaciones o impedir el servicio.
Una práctica estulta para una inofensiva conferencia de prensa que, en todo caso, se hubiera visto menos autoritaria y reprobable, si los responsables de la seguridad del presidente hubieran recogido los celulares al inicio de la conferencia, para regresarlos al salir del recinto, como lo hacen hasta en el sector privado.
Con justa razón, los reporteros cuestionaron: ¿por qué no bloquean las señales en los penales, donde los reclusos utilizan la telefonía móvil para extorsionar o planear delitos extramuros?
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En el estacionamiento del centro comercial más concurrido de la frontera, a las 9 de la noche del jueves, fue asesinada de 8 balazos una joven mujer cuando se disponía a abordar su vehículo, después de hacer ejercicio en un gimnasio del lugar.
Del enésimo feminicidio en la vía pública y frente a decenas de testigos, se hizo cargo la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razón de Género. ¿Y qué creen? Dicen que ya están investigando el crimen “recabando información y analizando el entorno social, familiar y económico inmediato de la víctima”.
La Fiscalía de marras, que de especializada tiene lo mismo que los hierberos del mercado Cuauhtémoc, sigue sin dar una en los cientos de expedientes de feminicidios impunes que tienen acumulados, pero siguen aferrados a métodos ortodoxos de investigación para lavarse las manos.
Por eso dicen en sus burdos reportes de novedades que, investigan el “entorno social, familiar y económico de la víctima”, cuando lo primero que deberían trabajar es en los testigos y videos de las cámaras de seguridad del centro comercial, para perseguir a los asesinos, que no son extraterrestres, ni invisibles como para que se esfumen tranquilamente después de cada atentado.
Mirone hace la observación, porque tal parece que antes de entregar el cuerpo de la mujer a sus familiares, ya le buscan algún pecado que pueda justificar la propia ineptitud de la Fiscalía y Policía investigadora para dar con los criminales.
Nos anticipamos, porque por las vísperas se sacan las fechas y ya es clásico de los “sagaces” investigadores de la Fiscalía de la Mujer, que a las primeras de cambio satanicen a las víctimas con tal de no seguir con las indagatorias.
Y no es conjetura, es afirmación. Las hemerotecas y archivos periodísticos están llenos de historias de mujeres asesinadas, a las que les cuelgan antecedentes policiacos, amoríos con la mafia, relaciones peligrosas con capos y hasta cuestiones de vestimenta, para cerrar las carpetas por ser competencia de otra instancia.
Ya es hora de que los mandones de la procuración de justicia del Estado, implementen urgentemente métodos de evaluación para el personal asignado a esta Fiscalía, en lo particular, porque los resultados de su trabajo andan por la calle de la amargura.
Si alguien los cuestiona hoy, mañana o la semana que entra, sobre la captura de alguno de los responsables de los últimos 10 feminicidios de la ciudad, la respuesta va a ser la misma que han utilizado todos los ineptos que han pasado por esa Fiscalía: seguimos trabajando.
Mirone se pregunta si trabajarían con la misma indiferencia e ineficiencia, si alguna de las víctimas fuera su familiar o amiga. ¡Claro que no! Ya estarían las prisiones llenas de feminicidas.