Como en los mejores tiempos de la Arena México, con luchas colectivas sin límite de tiempo y de máscaras contra caballeras, así luce el escenario preelectoral de los principales partidos políticos rumbo al 2024.
Aunque Morena va en caballo de hacienda, porque en todas las encuestas de opinión le dan amplia ventaja sobre la alianza del PRI-PAN-PRD, la lucha entre las tres corcholatas con mayores posibilidades de alcanzar la nominación presidencial es ruda y sin piedad. En tres meses saldrá humo blanco de Palacio Nacional.
A pesar que se dice que serán las encuestas que realicen las casas de opinión pública recomendadas por los presidenciables, las que determinarán al candidato o candidata, lo cierto es que será la decisión de Andrés Manuel López Obrador la única que valga y dé vigencia, otra vez, al dedazo, el rupestre “método” de selección que tanto criticó al PRI cuando formó parte de este partido.
Las especulaciones de gurús, especialistas de la grilla de café, politólogos y vendedores de espejitos, están a la orden del día. Un día bajan a Sheimbaum de la posición de favorita y suben a Marcelo Ebrard; y al día siguiente descalifican a los dos, para colocar en primer lugar al tabasqueño Adán Augusto López, solamente por ser paisano y copia política del caudillo de Macuspana.
Lo mismo pasa con las encuestas que se han concentrado en los tres personajes, pero igual que en los tiovivos, bajan y suben en las preferencias a Claudia y a Marcelo, dejando siempre a sana distancia, pero en el tercer lugar, al exsecretario de Gobernación.
Ahora que los tres se han separado de sus cargos y no gozan del poder público, sus equipos de guerra sucia comienzan a sacarles sus trapitos al sol, para diversión de muchos y tragicomedia de México, porque con todos sus pecadillos y pecadotes, alguno de ellos se sentará en la Silla del Águila.
Esos jenízaros de la política, son los mismos que se han encargado de armar una historia romántica en torno al tabasqueño Adán Augusto y la diputada juarense Andrea Chávez, al grado de soltar el rumor de que el paisano de AMLO le regaló una jirafa de 85 mil dólares a su amiga, para que la done al Parque Central de Juárez, y se gane la voluntad de los electores cuando sea candidata a senadora de la República.
De Sheinbaum insisten con la versión de que cayó de la gracia del presidente, por los reclamos al gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional de Morena, durante la convención para definir las reglas del proceso interno para seleccionar candidato.
De Marcelo han dicho que es el candidato de todos los fifís, neoliberales y conservadores que desprecian a Morena, porque no es el izquierdoso radical que caracteriza a las otras dos corcholatas, con lo que tratan de encasillarlo y sacarlo de la jugada, por ser el más fuerte competidor de Sheinbaum.
Total, que los tres cabalgan con tanta tranquilidad y sin rival de cuidado al frente, que hasta se dan el lujo de violar las disposiciones que marca la ley electoral para los tiempos de precampaña y campaña, lo que ha obligado a intervenir al INE para advertirles que si no respetan los lineamientos, pueden perder el derecho de registrarse formalmente como precandidatos.
El INE ha sido muy claro en señalar que, en el proceso interno de Morena, las corcholatas guindas no pueden hacer invitaciones al voto, ni promover la plataforma política de su partido y mucho menos hacer promesas electorales.
Al poner límites a un proceso partidista de selección de candidatos muy anticipado, el INE les ha recordado que el proceso electoral del 2024, que comprende la precampaña y la calificación de resultados, comenzará hasta la tercera semana de noviembre próximo.
Entonces, si la precampaña es únicamente el proceso interno de los partidos para definir a sus abanderados, los aspirantes tienen solamente la calidad de precandidatos y pueden promoverse únicamente ante la militancia, no como lo están haciendo, a población abierta, con costosos anuncios espectaculares que tapizan todo el país.
Falta ver que los tres punteros respeten los tiempos marcados por el INE y que sus equipos eviten la promoción indiscriminada, sobre todo los de Marcelo, que promueven el chapulineo de militantes de otros partidos y del ciudadano apartidista, ese que ve con miedo el triunfo de un títere “comunista” de AMLO.
Sobra decir que, desde la diezmada oposición, los están vigilando con lupa, pues la descalificación por el Tribunal Electoral es la única posibilidad que tienen de ganarle a Morena, por default, lo que es difícil que ocurra, pero no imposible en un país donde a los circos les crecen los enanos.
De los partidos que forman la Alianza, es del PAN donde ha surgido con fuerza la figura de la senadora Xóchitl Gálvez, quien ha tenido varios encontronazos con el presidente López Obrador y con los dirigentes de Morena, captando los reflectores de la opinión pública nacional.
La mujer no es una perita en dulce, pero ese carácter y la facilidad de palabra ruda que tiene, la identifican con los panistas que piden una figura fuerte y ruidosa para el 2024.
Del PRI no se espera que ninguna de sus dos cartas fuertes, Beatriz Paredes y Ángel Gurría, puedan alcanzar la nominación, y mucho menos después de la debacle en el Estado de México en la pasada elección, que fue la puntilla para el tricolor, aunque haya ganado Coahuila.
Por otro lado, a nivel estatal, el escenario es de incertidumbre para el PAN, por el temor a perder la mayoría del Congreso local por falta de candidatos fuertes.
Si en Morena de Chihuahua impera el canibalismo en sus tribus y dirigencias, en el PAN los cuadros políticos no cantan mal las rancheras y andan por las mismas, a pesar de los jalones de orejas que les ha dado en varias ocasiones la propia gobernadora, para meterlos al redil.
Por esa división que impera en los morenos chihuahuitas, fue que la dirigencia nacional ordenó que nadie se mueva ni externe sus aspiraciones para el 2024, porque será la mano bendita de Ariadna Montiel la que palomee la lista de los afortunados y afortunadas que estarán en las boletas.
Esta condición podría dejar fuera al delegado federal Juan Carlos Loera, de quien dicen se ha quedado solo.
Del Congreso local, los que andan muy acelerados promocionándose sin ser oficialmente ni siquiera precandidatos, son los panistas Mario Vázquez y Marisela Terrazas, el primero porque quiere ser senador y la segunda porque busca la alcaldía de Juárez.
Mario siente pasos en la azotea con la campaña en tierra que está haciendo en todo el estado su expareja sentimental, Daniela Álvarez, quien es su rival más fuerte en todos los sentidos.
Por eso, no lo pensó dos veces y consiguió buenos patrocinadores para colocar un centenar de carteleras con su imagen, en los principales municipios de la entidad y en las carreteras, donde destaca la frase “Construyendo un mejor Chihuahua”.
El gasto millonario, injustificado en su condición de secretario de Obras Públicas del Estado, ya hizo que los abogados de Morena peguen de gritos ante la autoridad estatal electoral, por tratarse de una campaña anticipada, igualita que la de las corcholatas presidenciales.
Lo que pasó, dicen las indiscretas fuentes mironianas, es que la niña consentida de Adán Augusto, elevada al rango de relevo generacional por el propio presidente de la República, no quiere que le coman el mandado ni Daniela ni Mario y le frustren la curul en el Senado que tanto anhela.
En el comité directivo estatal del PAN, dicen que la chica maravilla Andrea Chávez, es el factor que va a reconciliar y a unir los intereses de Mario y Daniela, para ir en fórmula como candidatos al Senado. Por esa razón, la diputada Álvarez no hizo ruido cuando vio que su exmedia naranja tapizaba el estado con sus espectaculares.
Por otro lado, a nivel local, la lista de aspirantes del PAN para la alcaldía se redujo de cinco a dos, porque Sergio Nevárez, Gabriel García Cantú y la propia Daniela Álvarez, enfocaron sus radares a otras posiciones menos complicadas y con más posibilidades de ganarle a Morena.
Eso dejó solos en la carrera por la presidencia municipal a la diputada local Marisela Terrazas y al recaudador de Rentas, Rogelio Loya, quienes, sin renunciar a sus puestos, también ya andan muy encampañados.
En el caso de los diputados locales, se dice que la mayoría no quiere arriesgarse y buscarán la reelección, y solamente Gabriel García Cantú ha levantado la mano para buscar la candidatura por el 5º distrito, considerada la joya de la corona porque es un territorio pintado de azul.
Para ese distrito se han apuntado también los regidores de Juárez Amparo Beltrán y Joob Quintín, quienes ya pusieron de malas a García Cantú, porque cualquiera de los dos tiene más posibilidades de ganarlo que el diputado, quien ya perdió en el 4º, pero se subió a la Legislatura como el mejor perdedor. O sea, el menos “pior”.
De los otros regidores panistas, solamente el doctor Victor Manuel Talamantes y Alma Arredondo buscarán la reelección, por aquello de que no quieren asolearse en este ardiente verano.
Austria Galindo, por su parte, buscará la candidatura a diputada por el 7º distrito, que en el pasado fue bastión de los seguidores de Gómez Morín, pero que, luego de las redistritaciones se fue tiñendo de guinda, por lo que será un territorio muy difícil para la aguerrida panista, quien siente que puede recuperar esa plaza para la causa panista.
Del resto de los chiquipartidos, incluyendo al PRI, nada se escucha, porque están sujetos a las condiciones que les imponga el PAN en la alianza, en un municipio donde sus huestes están muy diezmadas y los que siguen fieles, ya piensan seriamente en abandonar el destartalado barco y chapulinear a las filas de Morena.
Todo ello le pondrá más sabor al caldo a finales de julio, cuando se realicen las encuestas del PAN para definir las candidaturas y se vea si hay materia para conservar, cuando menos, el Congreso, que es lo que más preocupa a la jefa del Ejecutivo.