Como si las aguas no estuvieran lo suficientemente convulsas en las entrañas de la sierra de Chihuahua, un nuevo asesinato acapara la atención y vulnera a la población que ahí habita.
El homicidio de la anestesióloga Masiel Mexía Medina provocó un connato de desbandada de médicos del hospital IMSS Bienestar ubicado en San Juanito, municipio de Bocoyna, a solo tres horas de distancia de Cerocahui.
La noticia de que la especialista fue ultimada a balazos cuando estaba dentro de la clínica donde trabajaba causó una comprensible ola de pánico entre el personal médico de toda la unidad.
Según nos cuentan mironianas fuentes, todo surgió porque un medio de comunicación informó, sin fuente alguna que soportara el dato, que los sucesos habían ocurrido cuando la víctima atendía sus funciones dentro del hospital.
La Delegación Estatal del IMSS tuvo que entrar al quite, llamadas de por medio de la Dirección Nacional del Instituto, para calmar a todos en la clínica y aclararles que el desafortunado suceso había ocurrido en la casa de la doctora.
La muerte violenta de la doctora Mexía Medina, además de ser lamentable y condenable, sacó a flote otra problemática que se viene arrastrando desde hace años y que afloró recientemente cuando el presidente López Obrador anunció la inminente llegada de médicos cubanos que atenderían zonas donde no hay doctores… ni enfermeras, ni demás personal hospitalario.
Los médicos no quieren ir a trabajar a la sierra a causa de las condiciones de violencia que sufre esa golpeada región del estado y, tras la penosa muerte de la anestesióloga, los intentos de desbandada se verán cada vez más con mayor frecuencia.
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No cabe duda que la cuerda se rompe por lo más delgado, como en el caso de los asesinatos cometidos en Cerocahui por el líder criminal José Noriel “El Chueco” Portillo, porque después de 20 días de fracasar en su captura, a las autoridades investigadoras le dio por fijar su atención en el alcalde de Urique, Daniel Silva Figueroa.
El fiscal general de Chihuahua, Roberto Fierro Duarte, dijo ayer en la capital del estado que no han hablado con el alcalde de Urique desde que ocurrió la masacre; lo que evidencia que en un principio no era pieza clave en la investigación y no les interesó arrimarle la lumbre a los aparejos, pero como ha transcurrido el tiempo y no pueden localizar al asesino, ahora sí les entra la urgencia por interrogarlo, y hasta se insinúa que le daba protección al Chueco.
Ninguna novedad sería que cuando lo interroguen, suelte la sopa y confiese que conocía las actividades ilícitas del narco fugitivo, pues es una verdad pública que todas las autoridades locales de la sierra terminan por callar y hacerse hasta cómplices de los bandidos, primero por miedo a morir, porque no tienen personal ni equipo para hacerles frente y, segundo, por el poder corruptor del crimen organizado.
Probablemente esperan que al hablar con el alcalde Silva, les aporte información sobre la ubicación del criminal, pero eso lo hubieran hecho hace 21 días.
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Hablando del operativo de búsqueda tipo general Pershing, en los grupos de redes sociales de agentes de policía estatal, comienzan a surgir las inconformidades y denuncias por abusos de los mandos que están a cargo de las fuerzas del estado en la sierra de Chihuahua.
Uno de estos mensajes, dirigido a la gobernadora Maru Campos y al secretario Gilberto Loya, dice que los mandaron a la montaña sin viáticos bajo las órdenes de Alejandro Cruz Rangel, mejor conocido como el Ranger, quien es el comisario de las Fuerzas Rurales de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, a quien acusan de maltratarlos y traerlos como gatos.
Denuncian que los más jodidos son los integrantes del equipo SWAT, pues no les quieren dar sus descansos, hasta que caiga El Chueco y entonces, pues nunca van a descansar.
En tono de burla aseguran que al mando del equipo táctico de operaciones especiales puso al frente a elementos de las Fuerzas Rurales Estatales, que son de todas las confianzas de El Ranger; mismos que tenían arreglos con El Chueco y “hasta chuletas les hacían”.
Algo más grave que revelan es que ninguna de las corporaciones trabaja de manera coordinada en el operativo, porque todos se sienten superiores y quieren jugar competencias, deteniendo chivos expiatorios y puchadores que están poniendo los mismos esbirros de El Chueco, para traerlos entretenidos.
Dicen que el que se ve más activo y hace como que trabaja es el director de la Agencia Estatal de Investigaciones, Arturo Zuany Portillo, pero que en realidad solo se pasea y turistea por las rancherías, escoltado por 15 unidades.
Total que, mientras los mandos no se ponen de acuerdo ni prestan atención a las carencias de su tropa, el asesino de los jesuitas sigue prófugo y burlándose de todos.
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Colgándose medallas ajenas, varias regidoras del Ayuntamiento de Juárez amanecieron ayer muy presuntuosas por los resultados de la jornada de votación del Presupuesto Participativo, con el que se realizarán 96 obras comunitarias con una inversión de 352 millones de pesos.
Las ediles panistas Austria Galindo y Alma Arredondo, así como la morenista Cecilia Reyes Castro, se mostraron eufóricas en sus oficinas, presumiendo que los proyectos que apoyaron se harán realidad gracias a sus apoyos, aunque no dijeron cuáles son.
Alma agradeció en sus redes el apoyo al proyecto que promovió, mientras que Austria lo celebró publicando stickers digitales.
Por su parte, Ceci Reyes no se anduvo por las ramas y dijo que todos los proyectos que ella promovió, fueron los primeros ganadores.
Es obvio que las regidoras hagan caravana con sombrero ajeno, considerando que todas ellas quieren ser reelectas y el programa del Presupuesto Participativo es una magnífica oportunidad para hacerse visibles en la ciudadanía, aunque sus apoyos hayan sido únicamente verbales, porque la verdad sea dicha, a ninguna se le vio gastando suela en las colonias, promoviendo el voto a favor de los proyectos que dicen haber hecho ganar.
Bueno sería, que sus gestiones se hicieran efectivas también con aquellos proyectos que no ganaron, pero que son necesarios en la ciudad y donde habrá mucha gente sentida por los resultados adversos.
Vale decir que uno de los proyectos que ganó, pero no por las regidoras en cuestión, sino porque hubo una intensa participación de los padres de familia en las redes y en las calles, fue la unidad deportiva y cultural del Cobach número 9, que tuvo 3 mil 085 votos.