Frente al problema humanitario que representa la presencia de cientos de migrantes en las calles de Juárez pidiendo ayuda, ha sido hasta ahora la Coparmex, la única que ha dado la cara de todas las organizaciones del sector privado, para buscarle solución a la crisis.
Efectivamente, el organismo, ha mostrado sensibilidad y compromiso social, generando la iniciativa de Inserción Laboral, con la que buscan que los migrantes que no han logrado obtener una visa humanitaria en los Estados Unidos, tengan trabajo y una vida digna en la ciudad.
Son 20 mil empleos los que hay actualmente en Juárez, de acuerdo con la Coparmex, y los migrantes pueden ser esa fuerza laboral que los ocupen, siempre y cuando las autoridades migratorias dejen de ponerles trabas, para regularizar su estancia en la ciudad y otorgarles el permiso de trabajo.
Ahí, en el Instituto Nacional de Migración, está la principal traba burocrática, para que la iniciativa tenga mayor alcance, pues el obtuso criterio de quienes interpretan y aplican la Ley de Migración, se ha convertido en un círculo vicioso, para negarles a los extranjeros su permiso temporal de trabajo.
Si estamos viendo que a las autoridades federales no les interesa solucionar la crisis y esperan que los migrantes se agoten y decidan regresar voluntariamente a sus países de origen, lo cual no va a pasar, el único camino para mejorar su condición de calle es dándoles empleo. No hay otra.
Pero en esa propuesta aislada de Coparmex, no se ha escuchado hasta ahora una voz de las otras organizaciones del sector privado que se sume, independientemente de la industria maquiladora que tiene las 20 mil plazas disponibles, pero que, por ley, está obligada a contratar únicamente el personal que tenga sus documentos en regla.
¿Dónde están las otras cámaras que son parte del motor de la economía de Juárez y que también generan miles de empleos?
¿Por qué los dirigentes de la Canaco, la Canacintra, la Asociación de Hoteles y Moteles y hasta la Fechac, han guardado silencio en torno a esta crisis y no han emitido ninguna propuesta de solución?
La falta de proposición en la postura de los lideres de estos organismos, que se han caracterizado por sus ambiciones políticas y su complicidad con el poder público, nos lleva a la triste conclusión de que manejan un discurso de conveniencia, alejado de la solidaridad social; una actitud que vela por sus intereses y subordina a ellos todos los demás, que no es otra cosa que la vieja práctica de la ley del azadón. Sí señor.
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Cuando hay tantos problemas pendientes de resolver, como la atención humanitaria a los migrantes y sacar a los reos federales de los penales estatales, nada favorable a Juárez dejó, la visita que el sábado hizo a la ciudad el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, por la simple razón de que el señor vino a cumplir una agenda de promoción para sus aspiraciones presidenciales.
Aunque asistió a la reunión de alcaldes fronterizos convocada por Cruz Pérez Cuéllar, para plantearle la problemática que enfrentan en cada uno de estos municipios, Adán Augusto solo vino a verlos y a escucharlos, pero no a aportar ni a comprometerse con soluciones, solo propuestas para organizar más reuniones.
Eso sí, como ya es su costumbre en todos los foros del Estado donde ha participado, discrepó con alguno de los ponentes, que en este caso fue con la dirigente de los agentes aduanales, Nora Yu, en el tema del petróleo como la principal fuente de ingresos del país, y volvió a tocar el viejo discurso de la corrupción, que es bandera permanente de la 4T.
También aprovechó su mensaje para echarle porras a la diputada federal Andrea Chávez, a la que acompañó en el informe de actividades legislativas, pero solo para darle lucimiento político al evento, y mandar un mensaje del poderoso apoyo que tiene la joven parlamentaria.
De ahí en más, nada que beneficie a los juarenses, ni ayude a las autoridades locales a salir de las crisis de seguridad, migración y penitenciaria, que forman parte de la agenda crítica de la ciudad.
Las visitas del encargado de la política interna del país al Estado y particularmente a Juárez, han sido frecuentes, pero de todas no se ha hecho una, porque no se han reflejado en beneficios tangibles para atender la problemática fronteriza.
Sus visitas de pisa y corre, de entrada, por salida, se confirmaron en esta última, cuando se fue antes de que concluyera la reunión de trabajo de los alcaldes, porque dijo que le cerraban los “lonchecitos” de salmón en la Ciudad de México.
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En torno a la sexta ola de Covid-19 que sigue avanzando en el mundo, hay dos noticias: una mala y una buena. La mala es que México avanzó al lugar número 14 de las naciones más contagiadas en los últimos 28 días. La buena es que, en el mismo período, Chihuahua dejó los primeros lugares de los estados del norte del país con más contagios.
Hace un mes, exactamente, México se encontraba entre los primeros 15 países del mundo con 103 mil 323 casos. Ayer, subió al sitio número 14, al registrar 124 mil contagios, con 988 muertes en menos de un mes, de acuerdo con los datos del Mapa Covid-19, de la Universidad de Medicina Johns Hopkins de los Estados Unidos.
Este aumento de 21 mil casos en un mes, confirma que México alcanzó el 4.5 por ciento de fatalidad, porcentaje que supera la media mundial de muertes por Covid, con 259 víctimas por cada 100 mil habitantes.
Lo bueno de esa estadística negra de México, es que el estado de Chihuahua bajó hasta el sitio número 6, de los 7 estados del norte, todos con registros de contagios al alza.
La entidad registró 1,382 contagios en el último mes, con 31 fallecimientos. Estos números muestran una disminución de 2 mil 548 casos, desde la primera semana del año, cuando marcaba 3 mil 930 y 33 muertes.
Aunque el número de fallecimientos por Covid-19 se mantiene alto, la propagación del virus ha cedido a tal grado, que ahora Chihuahua es superada por los Estados de Nuevo León, con 6,121 contagios; Coahuila con 2,432; Baja California con 2,250; Sinaloa con 1,834 y Sonora con 1,642.
Durango se encuentra debajo de Chihuahua con 1,257 contagios y solamente 5 fallecimientos. Algo es algo.
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Algo malo está pasando en el deporte profesional del futbol, cuando un jugador del Cruz Azul le organiza una fiesta temática a su hijo, donde los niños invitados se disfrazan y juegan a ser sicarios; mientras que en esta frontera, un jugador de los Bravos de Juárez se tatúa una pistola, como si fuera un símbolo que se pudiera presumir.
Ciertamente que todos los deportistas pueden hacer con su cuerpo un papalote y echarlo a volar en el cielo que mejor les parezca, pero hacerlo en Juárez, donde el poder de las armas de los grupos criminales mantiene la violencia al alza, es irresponsable y demuestra un criterio enano.
Eso fue lo que hizo el futbolista paraguayo Darío Lazcano, una de las figuras del equipo de futbol profesional de Juárez, que se tatuó una pistola fajada a la cintura, dibujo que presume cuando se despoja de la camiseta del club al festejar algún gol.
Mucha razón tienen los cibernautas que criticaron al jugador de Bravos, porque promueve un símbolo de violencia ante cientos de aficionados que lo siguen por su desempeño en la cancha.
No se trata de rasgarse las vestiduras ni invocar a todos los santos por un simple tatuaje, sino de que los directivos del club vean, que la promoción inconsciente e irresponsable que hace este jugador, en nada ayuda a la imagen de su marca, en un deporte que debe impulsar los valores en la niñez y en la juventud, no mancharlos.