Como un volcán en erupción, ahora que está de moda la reactivación del Popo, así reapareció en el escenario político nacional del corcholaterío, la senadora hidalguense Xóchitl Gálvez Ruíz, quien, al levantar la mano para buscar la candidatura por la Presidencia de México, con o sin la alianza de partidos, generó muchas expectativas en un escenario donde la caballada de la oposición ha lucido muy flaca y devaluada.
En pocos días, a partir del 13 de junio, cuando amparo en mano, llegó en bicicleta hasta las puertas de Palacio Nacional para que la dejaran entrar a la conferencia mañanera, a ejercer su derecho de réplica con el presidente de la República, la imagen de Xóchitl Gálvez apareció en todos los medios y, de alguna manera, se posicionó en el ánimo de muchos priistas, panistas, perredistas y emecistas, que la vieron como la bala de plata contra la 4T, que hasta ahora va en caballo de hacienda rumbo a las elecciones del 2024.
El solo hecho de que López Obrador haya girado instrucciones para no dejarla entrar a la mañanera, y que le hayan mandado porros para que la ahuyentaran, habla de una sola cosa: hay cierto temor al interior de la 4T.
Y ese temor de Morena fue lo que hizo que su imagen creciera y atrajera los reflectores de medios nacionales e internacionales, de prestigiosos comunicadores y politólogos, de organizaciones sociales y no gubernamentales, pero también de casas encuestadoras, que de inmediato comenzaron a medir su percepción en la opinión pública, frente a los otros aspirantes de la Alianza Va por México, a los que se llevó de calle.
Ese miedo se percibió también cuando miles de bots del equipo de Claudia Sheinbaum, atacaron sin piedad la información que circulaba, en el video del 28 de junio, donde Gálvez dice que va a ser presidenta de México, que alcanzó, solamente en Twitter, más de dos millones y medio de visualizaciones, superando por mucho el récord de Claudia Sheinbaum, que era de 1.5 millones.
Como reacción a este alcance en las redes, donde se crearon las cuentas Xochilove.rs, ÁndaleXóchitl y XóchitlVa, Claudia Sheinbaum dijo que Xóchitl Gálvez representa el mismo pasado anquilosado y de corrupción, afirmando que “no cualquier mujer” puede darle la batalla, si ella es la candidata de Morena.
La respuesta de Gálvez no se hizo esperar, y al ratificar que le gustaría competir contra Sheinbaum, como para ver de qué cuero salen más correas, aseguró que Claudia sabe perfectamente que no es corrupta, porque hasta la invitó a trabajar en su equipo cuando resultó jefa del Gobierno de la Ciudad de México. Tómala.
Ese dato de la cercanía que tuvo con Sheinbaum, cuando Gálvez fue la jefa de la delegación Miguel Hidalgo, del 2015 al 2018, ha sido esgrimido también como obstáculo por algunos cuadros de la alianza opositora, que sienten pasos en la azotea y que no la quieren como candidata, precisamente porque es de libre pensamiento y muy independiente de las jerarquías partidistas.
Sin embargo, los números de encuestas espontáneas que se realizaron a bote pronto, a raíz de que tomó la plancha del Zócalo para autodestaparse, y decir que será la próxima presidenta de México, son contundentes, como la de Excélsior, divulgada en Twitter donde miden a Santiago Creel y a Enrique de la Madrid con Xóchitl.
A la pregunta: “De llegar estos tres aspirantes a la fase final del proceso para definir candidato (a) de la oposición, ¿quién ganará la postulación? El resultado fue que, de 14 mil 598 votos que se emitieron, la senadora Gálvez arrasó con una votación del 70 por ciento de las preferencias, mientras que De la Madrid obtuvo el 22 por ciento y Creel solamente el 8.
En otro ejercicio realizado por la empresa Rubrum, donde midieron a Xóchitl con Santiago Creel, Enrique de la Madrid, Claudia Ruiz Massieu y Beatriz Paredes, ocurrió lo mismo: les sacó una ventaja de 9 puntos, con el 30.8 por ciento de las preferencias, contra el 21.8 de su más cercano competidor.
Aunque esta fue una encuesta telefónica automatizada que se levantó durante dos días, muestra un crecimiento de 4 décimas en tan solo 24 horas; pues mientras el miércoles 28 de junio obtuvo 30.4, el jueves 29 subió a 30.8, lo que es muy significativo.
Y es que el fenómeno Xóchitl irrumpió con tal fuerza en el escenario nacional, que captó la inmediata atención en todos los medios nacionales que le abrieron espacios, la entrevistaron, contaron su historia de superación de la niña indígena otomí, pero, sobre todo, la hicieron visible ante la opinión pública como una rival de peligro para Claudia Sheinbaum.
El periodista Leo Zuckerman así lo escribió en su columna “Juegos de Poder”: “Xóchitl tiene todo para cambiar la narrativa de que el 2024 ya está decidido a favor de Morena.”
“¿Se imagina usted una competencia entre Claudia y Xóchitl? ¿Con qué cara la primera le podría decir a la segunda que representa los intereses de la élite mexicana? Cuando Sheinbaum crecía cómodamente en un hogar clasemediero de la Ciudad de México, Gálvez vendía gelatinas en un pueblecito para sobrevivir. Esta imagen lo dice todo” (sic).
Y se refería precisamente al origen de Xóchitl, quien orgullosa de ser indígena de la cultura Otomí, de niña vendió gelatinas en la calle para pagar sus estudios y superarse. Esa historia ha prendido en las redes sociales, simplemente porque el ciberespacio se mueve por las emociones.
El mismo Pascal Beltrán del Río, director editorial del diario Excélsior y conductor del noticiario Imagen Informativa, así la describió en uno de sus artículos de la semana que transcurrió: “la hidalguense no cabe en el molde que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha fabricado para medir a sus adversarios”.
“No es fifí, pues es indígena y originaria de un pequeño poblado rural, donde tuvo una infancia con muchas carencias. Tampoco tiene un pasado político escabroso con malos manejos del dinero público o ligas inconfesables con grupos de interés. Ante la crítica y los ataques, no se calienta y responde a dos velocidades: aplomo y humor” (sic).
A eso se refirió también el académico, investigador y periodista Jorge Zepeda Patterson, en su artículo del 28 de junio, cuando escribió: “Allí es donde entraría la figura de Xóchitl Gálvez en la estrategia alternativa: la procedencia humilde de la hidalguense, la ascendencia otomí de su padre, su nombre indígena frente a los apellidos extranjeros de sus rivales (Sheinbaum o Ebrard), su lenguaje desparpajado y coloquial, su imagen ajena a la figura del político profesional. Todos ellos son argumentos explotables para constituirse en símbolos con arrastre popular. Podrían tener alguna resonancia entre votantes que en otras condiciones favorecerían de manera natural a los candidatos de Morena” (sic).
Jorge Meléndez Ruiz, director de Proyectos Especiales para grupo Reforma, autor de la columna de negocios más leída de Reforma, Benchmark, la ponderó al titular su entrega del viernes con la frase: “Es Xóchitl, ¡chingao!”.
Luego la describió en esta síntesis: “Gálvez posee un gran activo: puede conectar con todos los Méxicos. Con el círculo rojo, porque sus ideas no contravienen la lógica, la razón y las mejores prácticas. Porque defiende conocimiento y expertise. Porque abraza al futuro. Porque entiende que educación y aprendizaje son las únicas fuentes para transformarnos para bien. Pero también conecta con la base, con los que deciden una elección”.
Pero no faltan los que en la alianza de partidos le restan méritos suficientes para ser la candidata, porque aun cuando ha utilizado las siglas del PAN para ser delegada en la Benito Juárez y después senadora de la República, además de haber sido coordinadora de la comisión para el desarrollo de los pueblos indígenas con Vicente Fox, y de haber competido por la gubernatura de Hidalgo, que perdió, Xóchitl no pertenece a ese partido, ni por sus venas corre sangre azul.
Sin embargo, hay un factor que le favorece y que supera a todos los cartuchos quemados de la oposición: nunca ha sido vinculada a actos de corrupción, aunque tenga una hermana en la cárcel, acusada de secuestro, de la que en una entrevista con la periodista Adela Micha se desmarcó, destacando además que, por esa razón, ella se hizo cargo de sus dos sobrinas, a las que formó hasta convertirlas en profesionistas.
Esa franqueza con la que se expresa, en muchas ocasiones con un florido y rudo vocabulario, no le impidió graduarse como ingeniera en computación de la UNAM y especializarse en robótica e inteligencia artificial, para emprender una exitosa empresa y consultoría, que le permite practicar la filantropía con la etnia Otomí en su natal Hidalgo.
Muchos han criticado sus ocurrencias de encadenarse a la silla del presidente del Senado, o de llegar vestida de Tiranosaurio Rex a una de las sesiones, porque dicen que le restan seriedad, pero lo que no consideran, es que todo eso le ha sumado una popularidad que ya se refleja en las mediciones, pero sobre todo en la saturación de las redes, que ya quisiera cualquiera de los corcholatos presidenciales del PAN, PRI y PRD.
En palabras llanas, si Gálvez no tiene cadáveres en el clóset que le puedan pesar en la competencia, todo indica que sus detractores en el frente amplio, tendrán que doblar las manos, como ya lo hizo el líder nacional del PAN, Marko Cortés, quien habló de la posibilidad de aceptarla ante la percepción positiva que ha sumado en pocos días en todos los sectores del país.
En el sector social, hasta influyentes y elitistas organizaciones no gubernamentales, como la de 50+1 MX, la arroparon y la recibieron a coro con el grito de “presidenta, presidenta”, cuando llegó como invitada a la inauguración, el viernes pasado, del segundo Congreso Internacional en Mérida.
Este colectivo, integrado por mujeres líderes políticas, académicas, empresarias, científicas y especialistas en la agenda de género, tiene presencia en los 32 estados de la República Mexicana, pero también en Texas, Nueva York, Wisconsin y Chicago, en los Estados Unidos, además de Chile, Argentina y Colombia.
Por otro lado, los miembros del Consejo Consultivo para la Innovación, Crecimiento y Desarrollo Sostenible (Coincydes), también se impresionaron con la personalidad de Xóchitl, cuando se reunió con ellos y el abarrotado auditorio la recibió con una prolongada ovación, que no tuvo ninguno de los otros 8 presidenciables que han desfilado por este organismo.
Por todo ello, es indudable que su revelación como aspirante a la Silla del Águila sucedió en el mejor momento, cuando dos de las mujeres aspirantes por el frente amplio se bajaron de la competencia y sin querer queriendo, le dejaron el campo libre: Lily Téllez y Claudia Ruíz Massieu.
Pero como en política no existen las casualidades, solo cálculos políticos de estrategias bien planeadas, con las que siempre alguien se beneficia, y este caso no es la excepción, muchos politólogos consideran que la figura de Xóchitl Gálvez emergió de esta forma, como una alternativa con posibilidades reales para competirle a Morena en el 2024.
Don Mirone