El aire es tu alimento y tu medicamento, decía en mediterráneas regiones de la antigüedad el filósofo Aristóteles.
Pero claro, en los tiempos en que el aire era una cosa respirable, cuando los carros se movían a punta de caballos, los barcos a fuerza de viento y músculo, y la palabra “fábrica” aún no formaba parte del léxico existente.
Porque lo que es ahora, respirar libremente en una ciudad como la nuestra… ni por asomo.
Para nadie es un secreto que la calidad del aire que respiramos los que habitamos está cada vez más contaminada frontera suele ser extremadamente mala.
Si no, asómese nomás a echarle un ojo a la tremenda nata de contaminantes que suele observarse a temprana hora y casi a diario en el horizonte citadino.
Tan mala es la calidad del aire que nos rodea, que de acuerdo al Sistema Nacional de Información de la Calidad del Aire que tiene su sede en la contaminada CDMX, la de Juárez es vista como una de las peores de todo México.
Y mientras así nos clasifican desde las chilangas tierras, a las autoridades ambientales de nuestra ciudad y del estado les sigue pasando de noche la necesidad de advertir a la comunidad sobre los efectos y las medidas a seguir para mitigar el efecto en los sufridos pulmones del ciudadano común.
Las que más preocupan son las llamadas partículas finas, capaces de adentrarse más allá de los límites que cualquier guarura inmunológico pueda interceptar.
Y más cuando el viento y los casi cotidianos incendios del relleno sanitario, se confabulan para juntar polvo, tierra, ceniza y toda clase de substancias en un solo paquete respirativo.
La última y más reciente, cuando precisamente por lo arriba expuesto, desde la tarde del pasado miércoles hasta la mañana del jueves la ciudad registró tres grandes picos de elevadas y peligrosas concentraciones de partículas finas en el ambiente, con más del doble de lo considerado tolerable para la salud.
Y a nadie del sector gubernamental parece importarle lo suficiente para al menos advertirle a la gente… ¡hombre! no hay que ser…
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Fue sin querer queriendo, así como justificaba El Chavo del 8 sus derrapes verbales ante Ron Damón, como el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, “quemó” a la diputada federal Andrea Chávez Treviño, durante el acto donde participaron ambos la tarde del viernes en Ciudad Juárez.
Ante un gimnasio del CBTIS 114 repleto de padres de familia, alumnos, personal de Bienestar y un grupo de porristas encargados de gritar “presidente”, el funcionario tomó el micrófono y, eso sí muy sincero, advirtió que él no sabía hablar bonito como lo hicieron quienes lo antecedieron.
Así, sin hablar bonito, puso en evidencia a la joven legisladora cuando contó la anécdota de que, viajando juntos en el avión al llegar a la región fronteriza, Andrea le mencionó lo feo del horizonte, lleno de arena y en pardas tonalidades ocres, en comparación con otros escenarios que se ven desde el despegue y aterrizaje en diferentes latitudes del país.
Aseguró que él ya conoce a Ciudad Juárez porque la política le cuenta paisajes fronterizos, tales como que ella estudió en la Prepa Central, de la jirafa Modesto que ya falleció, de los patos que mordían a los estudiantes y de un león que acabó suicidándose.
Hasta le echó porras por su intervención en la Cámara para narrar lo que llamó la “oscura noche” de Ciudad Juárez y el país, o sea, la guerra contra el narcotráfico emprendida por Felipe Calderón Hinojosa.
Ella, por supuesto, se regordeaba en la silla que se asignaron en el presidium, a la izquierda del pre-preprecandidato a la Presidencia de México.
Pero, de pronto, el viento cambió de dirección, cuando Augusto mencionó que desde que el vuelo se acerca a Chihuahua y específicamente a Ciudad Juárez, al menos en su caso que es gente del trópico, se siente abrumado por tanta belleza.
Hasta ahí, todo bien, pero enseguida soltó que Andrea le espetó cuando venían en el avión: “mira esto, es pura tierra y puro polvo”; enseguida se levantaron varias voces para protestar por esa visión, incluso la misma diputada trató de revertirlo, pero Augusto fue firme: “sí lo dijo, (y continuó con lo que mencionó Andrea) qué contraste del otro día que fuimos a Tabasco y todo era verde…”.
La diputada abrió los ojos y lo volteó a ver como diciendo: “what the hell?”, Augusto sólo sonrió y continuó.
Pausado al hablar como es, sacó el discurso “infalible”, así como en los memes, al afirmar que no ha tenido la fortuna de conocer las Dunas de Samalayuca, pero desde el aire se percibe su belleza incomparable.
“Eso es Ciudad Juárez”, remató y obtuvo el aplauso del respetable.
Decir que la gente es lo más hermoso de esta frontera, afirmó, era la parte final de su intervención, pero se lo echaron a perder quienes confrontaron lo que Andrea le dijo en el avión.
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Pareciera que Ciudad Juárez estuviera condenada a proyectos inconclusos, tanto en lo público como en lo privado.
El último ejemplo de esta “tragicomedia”, como diría el escritor José Agustín, es el caso del aeropuerto internacional de Ciudad Juárez. Resulta que ayer se ventanearon en redes sociales imágenes de una estructura metálica que se derrumbó.
Algunas personas comentaron que el percance sucedió en la primera semana de este mes, pero que no es el primero. La mala calidad e irregularidades, nos dicen, se notan a leguas.
Ante esto nos surgen varias preguntas: ¿Por qué en Juárez no puede hacerse nada bien?, ¿cuál es la razón de que los grandes proyectos se queden a medias?, ¿por qué los empresarios no le invierten de verdad a las obras para poner en alto en nombre de nuestra ciudad?
Es increíble y hasta penoso que un lugar como el aeropuerto, que es una de las puertas de entrada y salida de nuestra ciudad, lleve tantos años con tantas fallas.
La entrega de las obras estaba pactada para marzo, pero no será así. Pareciera que no hay supervisión para ver qué está haciendo la constructora encargada de la remodelación.
En los últimos meses se ha visto de todo ahí. Desde la falta de agua y papel sanitario en los baños hasta falta de calefactores.
Apenas en diciembre pasado, unas imágenes de una inundación en el inmueble, dieron lástima y vergüenza ajena. El aeropuerto pareciera padecer del mar del cangrejo, porque en lugar de avanzar, retrocede.
La empresa Grupo Aeroportuario del Centro Norte, conocida como OMA, quiere todas las ganancias para sus cuentas bancarias y destina una mínima cantidad para las instalaciones de Ciudad Juárez.
El último reporte de la empresa señala que el tráfico aéreo repuntó tanto aquí, que el aeropuerto de Juárez es el segundo con una mayor alza a nivel nacional. Pese a eso, prefieren una remodelación a medias, un trabajo mediocre.