La bandera rojinegra de la huelga en las puertas de la planta Akwel encendió entre organismos empresariales, directivos de la industria y funcionarios gubernamentales, la alerta sobre una eventual desestabilización del ambiente laboral en Ciudad Juárez.
Autoridades estatales advirtieron que desde el Gobierno federal se están tolerando prácticas fraudulentas para armar al vapor sindicatos independientes, cuyos dirigentes obtienen constancias de representatividad que luego utilizan para extorsionar a las empresas y hacerse de jugosas ganancias.
Simulan una representatividad que no tienen.
Desde el 15 de noviembre se paralizó el trabajo en la planta ubicada sobre la avenida De Las Torres y bulevar Zaragoza, donde laboran cerca de 800 empleados en los distintos turnos.
Akwel es una transnacional de origen francés que provee equipos y sistemas para la industria automotriz; es especialista en gestión de fluidos, mecanismos y piezas estructurales para vehículos eléctricos.
Tiene más de 9 mil 600 trabajadores repartidos en 36 plantas industriales y 7 oficinas de representación en más de 20 países y en 5 continentes. Aquí opera desde hace más de 20 años.
Un puñado de trabajadores inconformes puso en jaque a la empresa e impactó a todos sus compañeros de labores, ya que cuando se realiza una huelga, se congela el pago de salarios.
Los empleados que promovieron la huelga dijeron estar afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores Especializados de la Industria del Plástico, Similares y Conexos (Sinatam).
Según la empresa, ninguna autoridad laboral se presentó para poner las banderas, ni un actuario, o conciliador; tampoco algún funcionario del centro de conciliación federal o estatal.
Los trabajadores reclaman el despido injustificado de 11 personas, una de ellas con más de 21 años de antigüedad.
Piden la reinstalación sin represalias y que en caso de que no se acceda a esa petición, la empresa los liquide al 100 por ciento y con los 20 días por año que contempla la ley.
Además, solicitaron mejores salarios, un mayor fondo de ahorro y que los trabajadores puedan decidir en qué periodo del año tomar vacaciones.
De acuerdo con la compañía, únicamente 11 trabajadores participaron realmente de manera activa en el paro y son los inconformes.
“Los trabajadores no pueden seguir trabajando y no se explican por qué; de dónde salió este sindicato, se preguntan, que supuestamente nosotros validamos que nos queríamos ir a la huelga”, dice Diódoro Siller Argüello, el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) respecto a lo sucedido en Akwel.
La empresa busca invalidar la legal existencia de la huelga, lo que se está decidiendo en el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral en la Ciudad de México.
Información proporcionada por el abogado de Akwel, establece que el sindicato también pidió que cada año se le entregaran 500 mil pesos para realizar actividades deportivas y religiosas. También que a los trabajadores se les descuente el 2 por ciento de su salario para obtener para el sindicato 300 mil pesos por mes.
Datos de la STPS señalan que desde el año 2019 no se ha presentado un estallamiento de huelga en esta frontera, aunque ha habido varios emplazamientos.
En 2019 se promovió la huelga por parte del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Tecnológica de Ciudad Juárez, aunque se celebró un convenio y el conflicto se resolvió antes de 72 horas.
Durante 2024 se han registrado 10 emplazamientos a huelga, pero ninguno ha derivado en un estallamiento.
Desde octubre de 2022, más de dos mil 600 millones de pesos fueron entregados a trabajadores en todo el estado, sin llegar a juicios. La conciliación ha dado buenos resultados.
El riesgo hoy es que lo ganado en los procesos de conciliación vaya a dar a los bolsillos de los dirigentes de los nuevos sindicatos que provienen de la Ciudad de México.
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Chihuahua se ubica en el segundo lugar nacional por resolución favorable de conflictos laborales. De alguna manera es un paraíso laboral para la industria manufacturera.
Sin embargo, esa estabilidad está en peligro, de acuerdo con la STPS estatal, instancia que advierte una embestida federal para romper la paz laboral.
El secretario Siller Argüello hace esas valoraciones, ya que la autoridad federal permite a sindicatos que ni siquiera tienen base en la entidad, que afecten el trabajo de miles.
En lo que va de 2024 se han entregado 60 constancias de representatividad sindical en el estado de las cuales más de la mitad –39– corresponden a Juárez.
Coincidentemente, después de las elecciones de junio, cuando la 4T consolidó su control político en el país, se presentó un incremento en las constancias expedidas por el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, sin que se revisen las pruebas pertinentes, de acuerdo con Siller.
Los nuevos sindicatos independientes estarían obteniendo las listas de trabajadores en los registros públicos del IMSS, para luego presentar ante la autoridad una lista de nombres que represente el 30 por ciento de los trabajadores de la planta, incluyéndoles la CURP y supuestas firmas.
El Centro Federal los acepta como válidos sin cotejar que esas rúbricas sean reales.
En el caso particular de Akwel, cuando la empresa preguntó a los trabajadores, dijeron que no conocían al sindicato y que tampoco habían firmado ninguna solicitud. En teoría, al menos hubo 240 personas que firmaron para que el sindicato obtuviera la constancia de representatividad.
“No tienen documentación de dónde poder cotejar las firmas (…), no están realizando periciales caligráficas, grafométricas y grafoscópicas en estos documentos, lo que (como
empresa) te deja en completo estado de indefensión”, dijo el secretario Siller, sobre lo ocurrido.
El Centro Federal expidió la constancia con unas copias fotostáticas de unas supuestas firmas, lo que permite al sindicato acudir ante un juez para demandar la firma de un contrato colectivo.
Antes de este año, nadie en la empresa ni en Juárez pertenecía a ese sindicato, por eso se encendieron los focos rojos por parte de las autoridades estatales y los organismos empresariales.
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La mitad de las organizaciones sindicales que ya tienen su constancia pertenecen a centrales obreras como la CTM, CROC, CROM y la Federación Obrera Sindicalista; la otra mitad, son sindicatos independientes afines a la 4T, tal como ocurre con el Sinatam, el sindicato que impulsa la huelga en Akwel.
El gran problema es que esas constancias se convierten en salvoconductos para extorsionar a las compañías.
Los nuevos líderes sindicales estarían más interesados en obtener un beneficio económico para ellos, que en mejorar las condiciones laborales de sus representados.
El centralismo abonó a esa política permisiva o tolerante, ya que la última reforma laboral realizada en el anterior sexenio, se excluyó a las instancias estatales de dirimir conflictos laborales colectivos. Todo es federal y todo se tiene que tramitar en la Ciudad de México, tal como pasa hoy con el caso de la maquiladora francesa.
“Estamos volviendo a generar este tipo de sindicalismo que lo que menos quieren es la defensa de los trabajadores y traen otros intereses de carácter económico y de carácter político”, resumió Siller en una entrevista con Norte Digital.
Hay una clara permisidad hacia los sindicatos piratas o de dudosa representatividad.
Esa política laxa podría haberse presentado precisamente en el caso de Akwel, al admitir el Centro Federal como válidos los planteamientos del sindicato sin siquiera revisar si son reales las firmas de los trabajadores supuestamente inconformes.
“Están viniendo sindicatos ajenos que no han tenido ninguna participación, ninguna presencia en Ciudad Juárez y que ahora resulta que tienen más del 30 por ciento de agremiados”, detalló el funcionario estatal.
Nada más en la la zona de la avenida De Las Torres, sindicatos procedentes de la Ciudad de México habrían utilizando la estrategia de simular la representatividad para entrar en al menos otras cuatro empresas distintas. En dos casos sería el mismo sindicato que en Akwel.
La presidenta local de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, Isela Molina Alcay, advirtió que ante los hechos, la ciudad se coloca en una situación de vulnerabilidad, ya que inversiones proyectadas para Juárez pueden perderse y empresas que ya están instaladas, podrían relocalizarse.
Hay exageraciones en algunos de los posicionamientos de la también presidenta en turno del Consejo Coordinador Empresarial, como el proyectar que aquí mismo se vean afectadas otras empresas que son parte de la cadena de suministro en la que participa Akwel, y por lo mismo generen paros técnicos.
La coyuntura bien puede servir para cerrar filas y salvaguardar la paz laboral que caracteriza a la ciudad, pero también para que las empresas revisen si en verdad están ofreciendo las mejores condiciones posibles a sus empleados.
Es también buen momento para analizar si el viejo sindicalismo todavía sirve de algo y opera en función de las necesidades de los trabajadores, quienes tienen el derecho a organizarse para defender legítimamente sus intereses.
Un nuevo sindicalismo no puede reducirse al mero cambio de siglas para que simplemente sean otros personajes afines al régimen, quienes se beneficien de las mismas viejas prácticas de simulación y corrupción de siempre.