Un informe confidencial, obtenido por la prestigiada agencia de investigación periodística Axios, reveló que, a partir de abril, cuando vence la política sanitaria contra el Covid conocida como Título 42, que se aplica para expulsar sin mayor trámite a extranjeros sin documentos legales, Estados Unidos registrará una avalancha de migrantes sin precedentes.
Por lo mismo, las autoridades federales de los Estados Unidos ya se están preparando ante la inminencia de un flujo masivo de aproximadamente 200 mil migrantes por su frontera sur; mientras que en México, y particularmente en los municipios fronterizos del estado de Chihuahua, el Gobierno Federal sigue dormido en sus laureles, ignorando la emergencia que una situación de esta naturaleza representa.
El reporte Axios, que reprodujo esta semana CNN, explica que el Departamento de Seguridad Interior (DHS por sus siglas en inglés), calcula que en pocos días podrían llegar a la frontera con México 170 mil migrantes, que buscarán cruzar ilegalmente a suelo estadounidense para pedir asilo.
La información no indica ni cuándo, ni cómo llegarán, ni cuántos arribarán en cada travesía, pero lo que sí precisa es que a ese volumen estimado se le agregarán los 25 mil migrantes que se encuentran estacionados en los municipios fronterizos mexicanos, en albergues y refugios de asistencia social.
La previsión se basa en informes de inteligencia del Departamento de Estado, que estiman que esto pasará cuando se suspenda la política restrictiva de salud pública, implementada durante la pandemia en la administración Trump, para deportar de inmediato a los migrantes interceptados en la frontera sur de ese país.
Con dicha política, recomendada en marzo de 2020 por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, CDC, y conocida como Título 42, se utiliza el peligro que representa la pandemia como justificación para expulsar a los migrantes por la vía rápida, sin mayor trámite.
Las oficinas de la Patrulla Fronteriza la invocan en todas sus capturas a lo largo de la frontera con México, y la han utilizado más de un millón de veces para deportar, sin dilación, a personas indocumentadas, y evitar cualquier posibilidad de que permanezcan en suelo norteamericano y soliciten refugio o asilo.
Ahora que los contagios van a la baja en el mundo, con excepción de China, y el panorama de la pandemia evoluciona favorablemente en México y los Estados Unidos, las discusiones en el Congreso para la suspensión del Título 42 están en pleno apogeo.
Frente a ese escenario, el Departamento de Seguridad ha creado el Plan de Contingencia de Migración Irregular Masiva en la Frontera Suroeste, que involucra a varias agencias federales y será manejada por un alto oficial de la Patrulla Fronteriza, de nombre Matthew Hudak, en la sede del DHS en Washington.
Se trata de una unidad de estrategias (sala de guerra lo llaman en el informe) para coordinar una respuesta interinstitucional, cuando el pronóstico comience a hacerse realidad.
Según el despacho de Axios, las autoridades de inteligencia estiman que las caravanas, que han estado esperando que las condiciones mejoren en sus países de origen, principalmente en Centroamérica, no tardan en organizarse para emprender el viaje rumbo al sueño americano.
La última caravana migrante masiva se registró en enero de 2021, con la participación de alrededor de 9 mil hondureños, principalmente, además de algunos guatemaltecos y salvadoreños, quienes fueron bloqueados y disueltos en la frontera sur de México por la Guardia Nacional.
Los últimos informes de organizaciones no gubernamentales, reportan que, en las ciudades fronterizas mexicanas, desde Matamoros a Tijuana, pasando por Juárez, se encuentran alojados desde hace dos años poco más de 25 mil migrantes de todas las nacionalidades. En Juárez, el último grupo numeroso que llegó para quedarse en espera de que se abran las solicitudes de asilo en las cortes de los Estados Unidos, fue de haitianos.
Y como en este mundo las casualidades no existen, eso puede explicar, en parte, la reciente visita que realizó a México la semana pasada el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, para hablar de la migración con funcionarios del Gobierno Federal y con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
También explica el viaje de la gobernadora a la capital de los Estados Unidos, donde se reunió con el director de Aduanas y Protección Fronteriza. Resulta por demás evidente que, cuando menos, el gobierno del estado ya tiene informes sobre esta avalancha migratoria y por lo mismo, haya creado la semana pasada un protocolo de intervención para la atención de migrantes.
Según lo dio a conocer la Fiscalía General del Estado a través de un comunicado oficial, se trata de contar con un documento rector que unifique criterios en la atención de los flujos migratorios que cruzan por la entidad.
Chihuahua será la primera entidad en tener un protocolo de esta naturaleza, que involucra a la Organización Internacional de las Migraciones (OIM); a la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas del Estado (Ceave); además de organizaciones de la sociedad civil que atienden migrantes.
Un dato importante que considera este protocolo, pero que es ignorado por la autoridad federal responsable del fenómeno migratorio, es que Juárez ha dejado de ser un lugar exclusivamente de tránsito, para convertirse en lugar de destino, situación que complica la operación asistencial del gobierno estatal y municipal, ante lo incierto de las nacionalidades que componen los flujos migrantes y el número de personas que se desplazan con ellos.
Hay que recordar que con el arribo de las primeras caravanas migrantes que tuvo esta frontera, fue la organización civil la que se solidarizó con el problema para crear la Iniciativa Juárez, que dio origen al albergue federal Leona Vicario y a las facilidades para que los migrantes pudieran trabajar en la ciudad, hasta en tanto se resolvían sus peticiones de asilo en el país vecino.
De esta manera, Juárez fue ejemplo mundial de atención y apoyo al fenómeno migratorio. Por diversas razones, pero, sobre todo, por los intereses que se afectaban a los grupos criminales que se infiltraron en muchas de las caravanas para secuestrar y extorsionar a los migrantes, en ninguna otra frontera del norte de México se implementó esta iniciativa.
Ahora que se habla del arribo de 170 mil personas, que sin duda irán a la frontera norte por diferentes rutas para llegar a distintas ciudades, hasta el momento no se sabe si el Gobierno Federal se está preparando para atender una avalancha de tal magnitud.
Si el programa de emergencia de los Estados Unidos contempla que Seguridad Interior podría pedir aviones del Servicio de Alguaciles de los Estados Unidos, para transferir migrantes a otras áreas de la frontera; así como transporte adicional del Departamento de Defensa y docenas de autobuses de la Oficina de Prisiones, para transportar a los migrantes a nuevas instalaciones que puedan albergar hasta 2 mil personas, resulta inconcebible que en México las autoridades estén todavía cruzadas de brazos.
Los 170 mil migrantes que se esperan, significan un ligero aumento de los que fueron detenidos durante el mes de febrero, que llegaron a 165 mil, pero sin incluir a los miles que se encuentran estacionados en las ciudades fronterizas, en espera del momento adecuado para cruzar.
Entre las previsiones que se consideran allende la frontera, está el aumento de personal en la Patrulla Fronteriza, así como en Aduanas y Protección Fronteriza, que podría impactar nuevamente en los tiempos de espera en los puentes internacionales al intensificarse las revisiones.
Si por lo que vemos, únicamente el Gobierno estatal de Chihuahua está tomando precauciones, está muy claro, otra vez, que, ante una contingencia de esta naturaleza, la federación dejará la responsabilidad de dar albergue, comida y atención médica a las organizaciones de la sociedad civil, que siempre han dado la cara y han respondido con humanitarismo, mientras el Instituto Nacional de Migración sigue lavándose las manos, interpretando con magistral actuación su papel del Tío Lolo.