Por lo visto, de los tres órdenes de gobierno que tenemos y mantenemos, ninguno se quiere hacer responsable de prevenir, investigar y mucho menos evitar la incidencia de homicidio doloso, el que más duele y afecta a Ciudad Juárez.
Del lado de Morena y sus instancias de gobierno, dicen que el homicidio corresponde al fuero común y, por tanto, es cosa de la administración estatal.
Mientras, el estado le echa todo el paquete a la 4T, que porque la mayoría de esos casos lamentables los cometió la delincuencia organizada, que es del fuero federal.
Y del ámbito municipal, ni para qué decir. Su competencia es la prevención del delito y, dado el caso, la persecución del o la delincuente en situación de flagrancia y pues, bueno, ya sabemos que les cuesta muy poco trabajo echarle la pelota al estado o a la Federación. Además, ellos se la viven instalados en el rumbo desconocido.
Desde ese punto de vista, no nos queda más que concluir que el homicidio es un delito del fuero del limbo, porque está en un espacio donde nadie lo mueve, lo toca o lo ve.
El problema, sin embargo, es tan grave como que, nada más en Ciudad Juárez, ocurrieron 1,163 homicidios entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del 2023, según datos periodísticos.
El panorama nomás no mejora. Si enero empezó rudo, febrero le dice quítate que ahí te voy, porque en la primera semana suman ya 34 muertes dolosas, entre estos 3 multihomicidios.
Pese a la llegada del Ejército, Guardia Nacional además de miles de policías del ayuntamiento que gobierna Cruz Pérez Cuéllar y los estatales, nomás no se ve por dónde se le dé alcance a la delincuencia homicida.
Y eso que no hablamos de los miles de víctimas de lesiones dolosas, muchas de las cuales son producto de atentados de grupos delictivos o parte del “daño colateral” de alguna masacre.
De mal en peor, y no hay quién le entre.
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Enrique Serrano anda encendido en redes sociales, haciendo una muy singular “pre-pre” campaña, por si se le hace que el PRIAN lo postule para la Presidencia Municipal de Juárez y contender contra su “examigo” Cruz Pérez Cuéllar.
El que fuera alcalde de Juaritos en el último trienio del gobierno de César D. J., presume ahora los logros de su gestión y hasta se permite hacer una especie de “mini informes” de su administración, así como que “nomás para que vean que sí había calidad”.
El ahora aspirante presidió el Ayuntamiento de Juárez entre octubre del 2013, hasta diciembre del 2015 para enlistarse como aspirante a la candidatura del PRI al Gobierno del Estado.
Los resultados son bien conocidos: perdió aquella elección por un margen tan amplio que no tuvo ni forma de meter las manos, y su partido, el tricolor, también recibió una paliza en la elección de Ayuntamiento de Juárez.
Ahora, Serrano distribuye a través de sus redes información con la que pretende proyectarse como un gobernante exitoso, en cuya gestión disminuyó la delincuencia, se hizo obra pública y no recibió sanción alguna del gobierno siguiente. Al menos eso lo dice él.
“…conmigo se redujo aun (sic) más”, dijo en un mensaje de texto, al hablar del clima de inseguridad durante su gestión.
Incluso, recordó que el Mayor de El Paso en ese entonces, Oscar Leaser, “quien nuevamente ocupa el cargo. Destacó la seguridad de Juárez en reuniones qué tuvimos en Washington, Detroit y Chicago”.
Desde días atrás, cuando sus amigos lo animaban a desempolvarse, bajarse de la mecedora y regresar a las lides electorales, Serrano Escobar comenzó a pronunciar sus “mini informes” a quien quisiera oírlo.
Y apenas ahora, muy tarde ya, se deslindó de la figura de César Dee Jay. ¿Qué hubiera pasado si, desde aquella campaña del 2016, pintara su raya respecto al mandatario? Ya ni para qué hacer cuentas de lo que no ocurrió.
A ver cómo le va, porque ya presentó informes de su administración cuando era alcalde, y no le sirvió de mucho ni para ganar la gubernatura, ni para ayudarle a Teto Murguía (q.e.p.d.) a volver a ocupar la Presidencia de Juárez.
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En una de esas y Crucito Pérez Cuéllar se creyó el verso de la canción “El Andariego”, ese que dice “hay ausencias que triunfan…”, pero no, ni mucho menos.
Su falta al II Informe del Gobierno del Estado ni falta que hizo, porque los presentes nomás no se enteraron si estaba… o no.
Dicho de otra forma, parece ser que a nadie le importó, salvo a los grillos o las fuentes mironianas que nada más andamos viendo dónde brinca el dato chacotero.
Como es bien sabido a estas alturas, el alcalde de la ciudad más poblada del estado no asistió a la ceremonia del segundo informe de la gobernadora Maru Campos, celebrado en el Centro de Convenciones de la capital del estado.
Según lo dijo él a los medios, no iría, en parte, porque tenía agenda de trabajo, pero también, porque él lo que quería era una cita para hablar con la “gober” y no asistir a un acto protocolario. Total, ni una cosa ni la otra.
El acto se llevó a cabo ante auditorio lleno y contó con la presencia de casi todas las fuerzas vivas de la entidad, y con la ausencia de los representes de Morena, salvo la presidenta del Congreso del Estado, Adriana Terrazas.
Este miércoles, al ser cuestionado sobre la ausencia de Cruz, el representante del Gobierno del Estado en Juárez, Oscar Ibáñez, resumió el significado del “no acto” del edil juarense: “Ni cuenta me di que no fue”.
¡Ups!, eso debió doler, fue como decir “ni falta que hiciste”, “¿En verdad no fuiste?”, “pensé que te había visto” y demás verborrea de esas que le tumba el ego a cualquier político que se siente encumbrado.
El resumen de todo este capítulo puede ser que Cruz se alejó más del Gobierno estatal, en aras de acercarse a la 4T y mantener la misma sintonía de confrontación hacia la administración estatal.
Sígale por ahí, entonces, y a los juarenses que los parta un rayo.
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Este miércoles 7, representantes de los Gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá se reunieron en el Palacio Nacional para acordar estrategias que les permitan combatir a un enemigo común que les está causando, por usar un término de guerra, grandes bajas de civiles.
Nos referimos a las drogas sintéticas y, en particular, al fentanilo, sustancia que motivó la cumbre de los tres países del norte de América.
El asunto era de tal relevancia que motivó la presencia de la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood, y de Nathalie G. Drouin, subsecretaria y asesora de Seguridad Nacional e Inteligencia de Canadá.
Bien lo dijo la funcionaria estadounidense cuando recordó que el fentanilo no es sólo un problema de su país.
“No debemos esperar hasta que se convierta en una crisis incluso mayor, en nuestros hogares, comunidades y países”, dijo.
En Canadá, las cosas no andan mejor, pues también se ha convertido en una amenaza para la salud pública de ese país, según lo expresó la representante canadiense.
Por parte de México, la secretaria de Seguridad de México, Rosa Icela Rodríguez, aprovechó el vuelo para hablar de un tema que va relacionado y que también causa enormes estragos en México: el tráfico de armas.
“… seguimos insistiendo en la necesaria colaboración para acabar con el tráfico de armas de alto poder que llegan a México y que provocan violencia”, dijo.
Lástima que no invitaron a gobernadoras, gobernadores y/o alcaldes de la zona fronteriza entre México y los Estados Unidos, porque son los estados que más han resentido la guerra entre mafias causada por las drogas sintéticas.
Recientemente, el fiscal general del estado, César Jáuregui Moreno, declaró a los medios de comunicación que los recientes brotes de violencia en Ciudad Juárez se debían a la pugna entre bandas delictivas a causa del fentanilo.
Y no necesariamente por venderlo o quedarse con toda la ganancia, sino porque unas organizaciones no lo quieren en las calles de Juárez y otras, simplemente, siguen haciendo negocio a costa de convertir en zombis a sus clientes.