Leamos lo que escribió Mirone en la edición del domingo pasado: “fuera de Juárez tampoco es sencillo: está por ser retirado de la coordinación general de la campaña de Serrano el exalcalde chihuahuita y exprecandidato a la gubernatura Javier Garfio, quien se mantiene pegado al músculo serranista solo por un delgado nervio llamado Joel Sandoval, su paisano y acaso último mohicano en las confianzas del exalcalde”.
No es este redactor ferviente hijo de Catemaco, clarividente ni gitano lector de café ni muchos menos de cartas; es simple observador y analista de los acontecimientos. Implica algunas horas de cruces informativos, pláticas largas y firme poder disuasivo para obtener los datos requeridos, pero hasta ahí. No es fácil arribar a conclusiones tras el “vaciado” de la información, pero sí es más sencillo que comprender la sublime inteligencia de la todología vasconcelista, esa “maraña” filosófica que comprende a todas las ramas de la ciencia mentada que nos ayuda a conocer la verdad a través de las luces naturales de la razón.
El jueves Garfio dio la sorpresa que para Mirone y sus lectores no fue sorpresa: se retiró de la campaña del candidato del PRI a la gubernatura y le pegó un fuerte golpe a ese proyecto. Es una afectación por donde quiera que se le vea, porque nunca encajó en el equipo del juarense y porque provoca un ruido fenomenal en la debilitada unidad del priismo chihuahuita.
Garfio no fue enviado a su casa como debió ser, y como Serrano debió no solamente pedir, sino exigir. Dijo el exjefe de la campaña: “es de sabios cambiar de opinión”, retiró su palabra de irse a sus negocios particulares (ahora es ganadero y constructor) y regresó… pero regresó expulsando de la alcaldía a su suplente, Eugenio Baeza Fares. Experto en carambola, don Leonel de la Rosa no la hubiera siquiera imaginado (¿o sí?).
Imaginen estimados lectores lo que ese cambio significa en servicio de Gobierno al público: el caos en la recolección de basura, en pavimentación, atención a la ciudadanía diversa, etc., La anarquía. Nadie en el Municipio sabe si se va o se queda, y por lo tanto su calidad laboral disminuye hasta el suelo. Eso se traduce en… más enojo contra el priismo gobernante.
Garfio no encajaba en la campaña de Serrano ni hizo clic con el abanderado a la gubernatura; eran como el agua y el aceite, o vamos a decirlo en términos regionales: era el clásico chihuahuita –aunque ballezano– que no aceptó la jerarquía de un juarito, en esa idiota y absurda costumbre general de confrontación política entre ambas geografías, provocando solo enconos y discriminaciones presupuestales para el Paso del Norte. El “Corrido de Chihuahua” aplica no solo de la capital hacia el centro y sur del estado, sino también para Juárez. El “Noa Noa” es rítmico, alegre, internacional, pero no es el himno de esta frontera.
Garfio tampoco mantenía relación sana con su suplente Eugenio. Y ahora menos. Así que su regreso a la alcaldía provocó el caos descrito. El enojo tenía sustento en que Baeza hizo chilar y huerto desde el primer día que tomó las riendas de la alcaldía. Despidió a una buena parte de los funcionarios garfistas y cambió multimillonarios contratos de obra que estaban listos para ser adjudicados. Pecado capital.
Ahora el que está en su casa y sus empresas es Eugenio… aunque también con negocios públicos, pues es el responsable de un lucrativo patronato encargado de “remodelar” el Centro chihuahuita que no es otra cosa que inmovilizar el Centro con la ampliación de banquetas. Puro negocio particular. Ni modo de jugar al digno.
Le restan a Mirone algunas horas más de silla, más café y más disuasión para saber hasta dónde el primer priista del Estado mantiene el control de estas decisiones que se vieron venir desde el momento que Garfio fue colocado en la jefatura de una campaña para la que nunca mostró actitud ni capacidad.
¿Tiene el gobernador arriba del 50 por ciento del manejo en esos sucesos? De que los conoce y participa en ellos no hay duda, pero tampoco hay duda que no es el 100 por ciento como imagina Eugenio, según confió a algunos cercanos. Garfio ha actuado más como amigo de Duarte que como su subordinado, lo cual significa que toma decisiones, algunas, autónomas; una de ellas puede ser esta pero hay qué saber en qué proporción.
Las aclaraciones son fundamentales para ir vislumbrando los derroteros que tomará la campaña de Serrano, por lo pronto en la capital del estado con cerca del 23 por ciento del padrón electoral.
Mostró el candidato bastante autoridad y firmeza en una reunión con priistas que sostuvo durante la semana en La Casona. Le puso las peras de a peso inclusive al mismísimo Sergio Granados, coordinador de la campaña de Lucía Chavira a la alcaldía chihuahuita. Palabras más palabras menos, les advirtió que el priismo chihuahuense tiene nuevo jefe y ese es él. ¿Hasta dónde le durará esa postura? Pronto conoceremos la respuesta.
En calidad de mientras, el baecismo ha movido fuerte las estrategias de su equipo para amacizarse en la capital y consiguió que Manlio Fabio Beltrones envíe una delegada especial para trabajar junto con el equipo de Lucía. La premisa sigue siendo no confiar, pues Serrano puede ser perjudicado por el caos en la alcaldía chihuahuita y recuperarse en Juárez y otros puntos de la entidad, pero en el proyecto municipal de Lucía–baecismo puede resultar fatal.
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La promiscuidad y las traiciones políticas apuntan a ser el signo distintivo del proceso electoral en curso. Hace muchos años que en Chihuahua no se veía tan disoluto entramado de intereses entre los grupos económicos, los partidos, los grupos políticos en el Gobierno y fuera de él.
Ya no asombran las alianzas del PRI con sus partidos paleros tradicionales como el Verde Ecologista y el Panal, la insaciable codicia política de los clanes familiares que poseen las franquicias del Partido del Trabajo y del PRD en el estado, o la posición acomodaticia que está asumiendo el Movimiento Ciudadano, recargado con tránsfugas sobre todo del blanquiazul.
Lo novedoso es que las figuras independientes, concebidas como una vía alterna para que los ciudadanos accedieran al poder, a la primera de cambio estén haciendo lo mismo que critican a los partidos que ellos satanizan y de los que dicen estar hartos.
Enfrascados en esa dinámica, los actores políticos nos están regalando episodios “vibrantes y excitantes” –como vislumbró el pitoniso y defenestrado alcalde suplente Baeza Fares– de un culebrón político que se está poniendo bueno.
Inmersos en un frenesí en la búsqueda de los espacios de poder, la clase política y ahora la empresarial de Juárez, Chihuahua, Delicias, Parral, Cuauhtémoc y hasta en el último municipio serrano, exhiben total falta de principios, valores, ética, moral o por lo menos respeto a la ley.
Una breve disección de las acciones de los actores políticos en coyuntura electoral evidencian no solo esa promiscuidad a la que ya hicimos referencia, sino además otras conductas más feítas y criticables, como la propia echada para atrás de Garfio que hará historia. Del ballezano será referente en el futuro aquel chiste de Polo Polo sobre el fundamental órgano del cuerpo humano que aspiraba a convertirse en pajarito cantor y no pasó de la naturaleza para la que Dios lo puso ahí: expulsor de aires asíntonos y más.
En Juárez, Chihuahua y otros municipios los bronquitos que buscan las alcaldías y los que se quedaron en el intento amparados en la novedosa figura de candidatos independientes, lo mismo que el ya candidato independiente a la gubernatura, terminaron siendo “colonizados” por el poder económico u otros intereses, y por los partidos políticos de los que renegaban.
El fervor independentista de aspirantes a puestos de elección popular, desde alcaldías, sindicaturas, diputaciones y gubernatura, duró poco; antes de dar color resbalaron en los mismos vicios de la política partidista. La ilusión ciudadana de acabar con la partidocracia letal está quedando en sueño guajiro.
Aquí en Juárez, Armando Cabada, hasta ahora el más sólido de los aún aspirantes independientes a la Presidencia municipal, terminó exhibiendo sus arreglos con el Movimiento Ciudadano y personajes priistas que le apoyaron en la recolección de las firmas necesarias para conseguir su registro ante el Instituto Estatal Electoral.
Fueron y son públicos sus encuentros con dirigentes y el candidato a gobernador del Partido Naranja, Cruz Pérez Cuéllar, y con el priista Víctor Valencia de los Santos. El lunes armó buen revuelo en un cardenal de la ciudad de México donde casualmente se encontró con Manlio Fabio Beltrones, propiciando toda clase de conjeturas.
Ya se especulaba de por sí que la decisión del locutor convertido en político de ir tras una candidatura independiente a la Presidencia municipal fue promocionada y patrocinada desde el poder tricolor para descarrilar a Teto Murguía, que ayer atestó el gimnasio del Colegio de Bachilleres para demostrar su capacidad de movilización. Dijo en mensaje al conductor: “la experiencia no se improvisa”.
Cabada también estaría recibiendo ayuda desde otros “proyectos independientes” y desde el Partido Acción Nacional (PAN). Clara Torres, distanciada del PAN y cercana al fallido proyecto de Arturo Valenzuela Zorrilla, también estaría en la cesión de apoyos al conductor de televisión, para cerrarle el paso a Tetito.
Javier Meléndez es otro aspirante independiente colonizado por el PAN, que lo nominó candidato a diputado por el Distrito 10 con cabecera en Juárez, después de que el expresidente seccional de Samalayuca se quedó corto en la recolección de firmas de apoyo y se vio obligado a desistir de buscar la candidatura bronca a la Presidencia municipal.
En Chihuahua el PAN también traspasó apoyos a los candidatos independientes a la gubernatura, José Luis “Chacho” Barraza y a la alcaldía Luis Alberto Terrazas Seyffet. Cuadros de operadores electorales de ese partido están trabajando para ambos.
La cercanía y la amistad de este último con el alcalde suplente de Chihuahua, Eugenio Baeza Fares, hizo que el exalcalde Marco Adán Quezada pusiera el grito en el cielo por supuestos apoyos del Gobierno municipal al proyecto del junior cementero.
Traición en la capital del mundo
“El que traiciona una vez traiciona dos veces”, dice el adagio. En Parral, el alcalde de Parral Miguel Jurado será recordado como un doble traidor.
Hace tres años traicionó al PAN y toda una vida de militancia en ese partido para aceptar la propuesta del gobernador César Duarte de ir con el PRI por la alcaldía llegó incluso a afiliarse al partido tricolor del que había sido enemigo durante décadas.
Ahora Miguel Jurado traicionó al PRI y a Duarte, impulsando al precandidato Alfredo Lozoya en pos de la alcaldía, y juntos han puesto en marcha una estrategia de descalificación del proceso eleccionario en ese municipio.
Mientras Jurado apuesta el todo por el todo en el proyecto “independiente” de Lozoya, el Gobierno estatal y el PRI empujan fuerte la candidatura de Miguel Primo Armendáriz, en una de las alcaldías negociadas para los suyos por parte del gobernador Duarte.
Apoyos cruzados
El complejo entramado de siglas partidistas proyecta desde ahora la promoción y manejo de voto cruzado para la jornada electoral del 5 de junio.
Es clara esa intención en municipios como Juárez y Chihuahua, donde diferentes agrupaciones están apoyando a un determinado candidato a gobernador, pero cambian el sentido del voto cuando se trata de la alcaldía.
Un ejemplo es lo que sucede en Chihuahua: organizaciones feministas, activistas de derechos humanos, organizaciones de productores, se abrieron en apoyo al candidato a gobernador del PAN, Javier Corral Jurado, pero mantienen fuertes vínculos de comunicación con la priista Lucía Chavira, abanderada del PRI a la Presidencia municipal.
En Juárez pinta por el mismo rumbo. Hay organizaciones que estarían apoyando al candidato a gobernador del PRI, Enrique Serrano, pero irán con Victoria Caraveo, la candidata del Partido Acción Nacional a la alcaldía.
Todos esos vericuetos que nos trae el proceso electoral se dan en pos de los intereses concretos que persiguen los actores políticos. No hay amor sin interés. Detrás de todos están las posiciones que demandan en el reparto del pastel, desde puestos públicos, tajadas presupuestales en el caso de los intereses empresariales y en el mejor de los casos, agendas políticas.
Don Mirone