Lo sucedido ayer entre un grupo de migrantes y agentes policíacos de todos los niveles, es la segunda llamada para las autoridades de los tres órdenes de Gobierno.
La primera ocurrió con un altercado que estuvo a punto de pasar a mayores, luego de que elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) irrumpieron en el comedor de Catedral, donde se encontraban decenas de personas en movilidad.
La Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana, recordamos, señaló a los policías por agredir a los migrantes y denunció que las autoridades locales “han sido omisas” en la creación de planes y estrategias efectivas para la atención de este sector de población.
Ayer hubo un operativo de efectivos de los tres niveles de Gobierno en el hotel Úrsula, ubicado en Francisco Villa y Callejón Unión, en el Centro, una zona caliente debido a que es utilizada por traficantes de personas. Todo mundo lo sabe. De hecho, los operativos en los que participan varias corporaciones son constantes, especialmente en los hoteles de paso.
Lo cierto es que los migrantes no reaccionaron de la mejor manera, pero también es sabido de la prepotencia y los excesos con la que actúan algunos elementos con placa. Las imágenes muestran a extranjeros enfrentando a gritos a los policías y hasta “ponchando” las llantas de las unidades del Instituto Nacional de Migración, en las que iban a ser trasladados para su resguardo.
A estos hechos se suma el campamento de los venezolanos en el borde del río Bravo hace varios meses. Se vieron actos de violencia y cuando se les ordenó que deberían ir a los albergues para resguardarlos del frío, agredieron a policías municipales. En las últimas semanas se han visto a familias extranjeras completas pidiendo ayuda en los semáforos y también ya se han reportado varias quejas de juarenses en redes sociales, en ese sentido.
El gobierno debe preocuparse y ocuparse de la situación, por el rumbo que están tomando las cosas y los más frecuentes roces entre la comunidad migrantes y los guardianes del orden. No se trata solo de ver por la seguridad de los migrantes, sino de todos los ciudadanos que habitan esta frontera. El problema puede crecer. La tercera llamada, quizá sea peor.
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Mal le siguen saliendo las cuentas al coordinador de la Mesa de Seguridad Ciudadana, Guillermo Asiain, quien criticó en días pasados la eficiencia del Poder Judicial y de paso el de la Fiscalía del Estado, por el alto número de homicidios dolosos y las pocas sentencias condenatorias que hubo en los primeros meses del año, según sus datos.
Asiain dijo, que en el mes de enero solo fueron emitidas dos sentencias que no representan ni el 4 por ciento de los homicidios registrados en ese mes, pero resulta y resalta que la estadística oficial que obra en la Fiscalía zona norte, dicen otra cosa.
De acuerdo con los informes mensuales de dicha dependencia, a los que tuvo acceso Mirone, indican que en los dos primeros meses del año hubo 227 sentencias condenatorias por diversos delitos, emitidas por el Poder Judicial en juicios abreviados, y 15 en el sistema del juicio oral.
De esas sentencias, 12 corresponden a homicidios dolosos, y no 2 como lo dijo Asiain, en los que han sido imputados 18 asesinos, que ahora están en prisión pagando por sus crímenes.
En estos dos meses se han resuelto 20 mil carpetas de investigación de las 60 mil que se encontraban rezagadas, y que se fueron acumulando durante la fallida gestión de Jesús Manuel Carrasco, como Fiscal de la Zona Norte.
Si Pitágoras no estaba equivocado, el número de carpetas resueltas representa una tercera parte del total acumulado y fue realizado en los 40 días que tiene al frente de la Fiscalía Carlos Manuel Salas, hecho que es inobjetable y confirma que Carrasco solo vino a Juárez a practicar con maestría la política del Tío Lolo.
Otro dato interesante de los informes mensuales, es el de las 737 órdenes de aprehensión solicitadas en este bimestre, también por diversos delitos, y las 699 ejecutadas que tenían varios meses de rezago.
La ignorancia que Guillermo Asiain ha exhibido sobre este trabajo realizado en la Fiscalía y en el Poder Judicial, solamente nos dice que el señor está desconectado completamente de las autoridades encargadas de la procuración y administración de la justicia, a pesar de los años que tiene participando en las mesas de seguridad, de las que varias fuentes mironianas nos dicen que muy pronto se irá.
Por lo pronto, los datos nos sirven para ver que no todo está podrido en el combate al delito y que, el cambio de mandos en la Fiscalía regional está dando resultados, aunque falta todavía mucho por hacer.
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Todos sabemos de la situación que actualmente vive la ciudad en materia de infraestructura urbana y quienes no lo saben, lo padecen.
Hablamos de la escasa movilidad, del aumento en los tiempos de traslado provocado en parte por las desviaciones de obras, los embotellamientos y la mala calidad de los servicios de semaforización.
En este último apartado mencionado, según se argumenta por parte de la Coordinación General de Seguridad Vial, suele ocurrir por las deficiencias en el servicio de la Comisión Federal de Electricidad, por los mentados apagones pues, que desprograman el sistema automatizado que regula los cruceros, hacen más pesado nuestro día a día.
De ahí la necesidad y el riesgo que conlleva el que se generen obras que permitan la pronta solución a los problemas de movilidad, trabajo que efectivamente no puede realizarse de la noche a la mañana y que requiere del apoyo y el voto de confianza de la población para las autoridades.
Hasta ahí vamos claros y en el mismo sentido de que las molestias son un mal necesario para que estos trabajos de remodelación de calles, construcción de pasos a desnivel, puentes y demás obras urbanas puedan realizarse.
Lo que no entiende este Mirone, que históricamente nos ha ocurrido como ciudad y nos sigue sucediendo, es entender el por qué obras que son consideradas de extrema urgencia y que requieren de la mayor celeridad posible, lejos de agilizarse, se aletargan.
Por ponerle un ejemplo, si usted circula o tiene la necesidad de ir desde el bulevar Óscar Flores al Instituto de Ciencias Políticas y Sociales, al norte de la ciudad y normalmente hacía 15 minutos, prepárese, porque ahora los tiempos de traslado han aumentado de 40 minutos hasta una hora.
Es de todos sabido que existen obras que previamente habían sido anunciadas como la del puente Carlos Villarreal, programada para realizarse en un lapso de aproximadamente seis meses, pero en dicho proyecto ocurre algo similar al efecto Picapiedra.
¿Recuerda usted estimado lector aquellas caricaturas de la prehistoria de la productora Hanna-Barbera? Su protagonista era Pedro Picapiedra, aquel hombre rudo y refunfuñón que trabajaba como obrero de la construcción en una cantera.
En la introducción de la tira cómica se distinguía por su grito Yaba-daba-du, justo cuando sonaba el timbre de salida y arrojaba su casco dejando sin importar el cómo, su lugar de trabajo.
Pues bien, este inesperado recuerdo de la infancia tiene como fin asimilar lo que pudiera estar ocurriendo en las obras, donde pareciera ser que solo se está trabajando en un turno y se desperdicia tiempo precioso para poder avanzar en la conclusión de las mismas.
Es cuando este escribidor se pregunta con la seriedad debida ¿por qué no se implementa un segundo y un tercer turno?, ¿por qué no aprovechar los escasos buenos días en materia de estado del tiempo para adelantarle a las obras?, ¿qué sentido tiene tener a determinado número de trabajadores y solo ocupar unos cuantos?
Cuando uno reflexiona sobre este último cuestionamiento, no puede dejar de pensar en las escenas de crimen, donde se amontonan decenas de elementos de las distintas corporaciones de seguridad, prácticamente para no hacer nada.
Ojalá y nuestras autoridades, en un afán acelerar las condiciones en estas obras para procurar la mejora en la movilidad, tomaran cartas en el asunto e implementarán los tres turnos, tal y como ocurre en el vecino país.
A menos que exista un impedimento de alto riesgo como la presencia de un vampiro fronterizo, como aquel que narraba en su chiste el difunto Polo Polo, no vemos otra razón para que eso no pueda llevarse a cabo.
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Sobre la propuesta de que se construya el Centro de Exposiciones y Convenciones en la zona de El Chamizal conocida como El Punto, fuentes mironianas revelaron ayer que los regidores Joob Quintín Flores, del PAN y Jorge Gutiérrez Casas, del PRI, son los principales promotores de esta descabellada iniciativa.
Ambos regidores forman parte de la Comisión de Desarrollo Económico del Ayuntamiento y fueron los que convocaron el martes pasado al personal técnico del Fideicomiso del Centro de Convenciones, a una reunión en las oficinas del IMIP.
A la sesión no asistieron los empresarios, solamente la directora Violeta Padilla acompañada de arquitectos e ingenieros que participan en el proyecto ejecutivo.
Joob y Jorge llevaron la voz cantante de la reunión, donde le dijeron a Violeta que el Centro debe construirse en El Punto, donde el municipio tiene una superficie de 9 mil metros cuadrados, además de los que tiene en comodato la UACJ, con el estadio Benito Juárez y el estacionamiento.
Aunque la directora les insistió en que quieren replantearle a la Semarnat que la superficie seleccionada en los Hoyos no es zona arbolada y tienen estudios para evitar el riesgo de inundaciones, los regidores le dijeron que no hay vuelta de hoja. O es en el Punto o no es en ningún otro lado y punto final de la discusión.
Ahora habrá que esperar la reacción de los ediles de Morena que tienen la mayoría en el Cabildo, a menos de que hayan utilizado únicamente a los dos regidores como comodines y mensajeros, para fijar la postura del Ayuntamiento en el cambio de ubicación del CEC. Ya veremos.