Si a la impunidad de que gozan los grupos criminales de la entidad, se le suma ahora “la falla de criterios” de los jueces de control, que dejan en libertad a sicarios detenidos en flagrancia y confesos de sus fechorías, ¿cómo puede confiar la ciudadanía en la procuración y administración de justicia que les dan más garantías a los victimarios que a las víctimas?
El asunto viene a colación por el caso de los tres detenidos, que estaban presuntamente vinculados al enfrentamiento armado del pasado 6 de junio en Villa Coronado, donde perdieron la vida 7 criminales.
La captura de Sandy E.F., de 24 años de edad, que era además cadete de la Policía Estatal, así como de Jesús I.H., de 22 años y Teodoro A.I., de 33 años de edad, se realizó cuando estaban en posesión de siete armas largas, cartuchos y droga, además de haber confesado su participación en el “topón” entre bandas rivales que terminó en masacre.
Aún con todas esas evidencias y agravantes, el juez de control que resolvió el caso, les concedió la inmediata libertad porque se violaron los términos de su detención y tiempos de ponerlos a disposición del tribunal competente.
Ahora que todos los reflectores y críticas son dirigidas para ese juez que los liberó, quien tomó su determinación basándose solamente en lo que establece el Código de Procedimientos Penales, de quien deberían sospechar es de los agentes del Ministerio Público, que dilataron la consignación de los detenidos y le dieron elementos a su defensor para que lograra su excarcelamiento.
Si el auto de libertad concedido a los tres detenidos, fue consecuencia de un error de la Policía Ministerial, por retener más de lo que establece la ley a los sospechosos, la responsabilidad debe recaer entonces en el Ministerio Público, porque a estas alturas del partido, no es posible que desconozcan la ley y los términos y límites de tiempo, para la consignación de los presuntos.
Pero si fue precisamente por ese conocimiento de la ley, que deliberadamente retuvieron a los dos hombres y a la mujer, para provocar que el juez de control aplicara el criterio de auto de libertad, por haberse excedido en los tiempos del proceso legal, entonces estamos hablando de algo más grave, como es el contubernio con el crimen organizado.
No sería la primera vez que una carpeta se envía a los tribunales con deficiencias y violaciones evidentes, de la ley para que el asunto se caiga durante la vinculación a proceso.
Por todo lo anterior, carece de razón el fiscal general del Estado, César Jáuregui, cuando dice que la resolución fue una falla de criterio del juez, porque en todo caso, ese criterio no es subjetivo, sino que está basado en lo que establece el Código Penal, que deben conocer bien sus policías ministeriales y sus representantes sociales.
De no ser así, pues entonces que los mande a la escuelita, para que esas pifias que privilegian la impunidad de la delincuencia, no se vuelvan a cometer.
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En la segunda quincena de julio, el comité directivo estatal del PAN levantará una nueva encuesta, para medir el nivel de conocimiento que los juarenses tienen de los que aspiran a la alcaldía de Juárez, así como a las regidurías y a las curules del Congreso local, solamente de los que no pueden reelegirse.
Fuentes del panismo estatal confirmaron a Mirone, que la encuesta determinará únicamente entre dos de los tres aspirantes que levantaron la mano, para ver cuál está mejor posicionado en el ánimo de los juarenses, como para que se la rife en la contienda del 2024.
O sea que, solamente se medirán a la diputada Marisela Terrazas y al recaudador de rentas, Rogelio Loya, pero no se dieron razones para dejar fuera de este ejercicio de opinión pública al presidente de la JMAS, Sergio Nevárez, quien también ha manifestado su intención de buscar la alcaldía.
Si la designación se hace respetando el principio de paridad de género, y se sabe que en Chihuahua el alcalde Marco Bonilla buscará la reelección, entonces se da por descontado que en Juárez debe ser una mujer la candidata, aunque para ello deberá estar muy visible en el ánimo de los electores.
Los jerarcas panistas no descartan que, en su alianza con el devaluado PRI, este quiera jugar a las vencidas con el PAN, para disputarle la candidatura a la alcaldía, postulando una de sus fichas tricolores, que hasta ahora no tiene nombre ni apellido, simplemente porque su militancia y cuadros tradicionales andan muy desbalagados buscando la sombra de Morena.
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En grande fue el destape de Rogelio Loya, en la fiesta sorpresa de cumpleaños que le organizaron en días pasados su esposa e hijos y a la que acudieron personajes de la política local y estatal.
Aunque en su discurso de agradecimiento, el grandote Loya, juró y aseguró que no era un destape de sus intenciones con miras a la candidatura a la presidencia municipal por el partido de sus amores, Acción Nacional, hubo quienes no pudieron contener la emoción y a grito pelón le manifestaron su apoyo.
La fiesta que contó con mariachi y toda la cosa, iba a ser un evento sorpresa, pero un amigo de Rogelio, le preguntó que qué onda con el festejo y él nadó de muertito entre semana, como si no supiera el pachangón que le esperaba, según confesó a los presentes en la reunión celebrada el pasado fin de semana.
“Es mi cumpleaños, no es un destape”, así, con esas palabras, el actual recaudador de Rentas en la Zona Norte, afirmó a los invitados y reveló algo que es un secreto a voces dentro de las militancias albiazules.
“Tengo un anhelo en el corazón muy grande por esta ciudad, quiero mucho a esta ciudad y primeramente Dios, con el apoyo de mucha gente, así como ustedes, yo creo que podemos lograr muchas cosas, podemos cambiar muchas cosas en esta ciudad que tanto amamos”, dijo.
Rogelio Loya ha sido desde siempre un aspirante a la alcaldía de Juárez, pretensión en la que se ha llevado algunos descalabros y premios de consuelo, por su lealtad a los colores partidistas.
En su más reciente intento, en el 2021, tuvo que dar un paso de costado de manera institucional y ceder la candidatura al chapulín más rápido del norte, exalcalde interino de Juárez y aspirante externo, Javier González Mocken, quien resultó ganador de la encuesta realizada por el Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
Con estos antecedentes a cuestas, Rogelio Loya, tendrá que trabajar mucho si es que sus aspiraciones a la candidatura por su partido son serias, como él mismo señaló en su festejo, en el que sus palabras arrancaron vivas y gritos de aliento. La moneda está en el aire.
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En una vil llamarada de petate, quedó la solicitud de revocación de mandato que el activista José Luis Olivas Salgado promovió ante las autoridades electorales, en contra del alcalde de Juárez, y de la cual se desistió ayer, evidenciando que lo que realmente buscaba era hacer ruido mediático, para atraer los reflectores y que lo tomen en cuenta para una candidatura en el 2024.
Olivas Salgado, quien representa el llamado Frente Ciudadano, ni siquiera comenzó a reunir las 58 mil firmas, que en primera instancia establece como requisito la Ley de Participación Ciudadana, para darle luz verde al plebiscito que decide si procede o no la revocación de mandato.
Pretextos, fueron muchos, los que se sacó ayer de la manga, para culpar a las autoridades del Instituto Estatal Electoral, de fallas en la aplicación del instrumento digital para reunir las firmas, pero lo cierto es que Olivas carecía de infraestructura para llevar adelante su ocurrencia.
El ridículo que hizo, se suma al que en el 2021 hicieron otras dos organizaciones civiles que tramitaron la revocación de mandato de Armando “El Divino” Cabada, con la diferencia de que estas sí reunieron las firmas requeridas, pero 22 mil les fueron anuladas por el Tribunal Estatal Electoral, por haber metido focha al momento de recabarlas.
Ayer, al salir de la Presidencia Municipal, donde le informó personalmente al alcalde Cruz Pérez Cuéllar que siempre no lo quería fuera de la alcaldía, que fue un iluso y se ofuscó, Olivas Salgado fue ampliamente criticado, y de oportunista no lo bajaron hasta sus cuates.
En fin, el inquieto moreno, por su tez, no por su militancia, ahora emprenderá una intensa gira de café en café para justificarse ante los grillos, gurús y vendedores de espejitos, que le habían animado en esta loca aventura.