Ahogado el niño, tapen el pozo, dice la sabiduría popular, que aplica perfectamente en el anuncio que hizo el canciller Marcelo Ebrard, sobre la creación de un grupo multinacional para desarticular las organizaciones de traficantes de personas que lucran con los migrantes.
¿Tuvo qué pasar la tragedia del accidente registrado la semana pasada en Chiapas, para que los gobiernos de México, Ecuador, Nicaragua, República Dominicana, Guatemala y Estados Unidos se pusieran las pilas y supieran que detrás de la muerte de los 54 migrantes había una red de traficantes de seres humanos?
¡Claro que no! En todos esos países lo sabían, sobre todo en México, que es el territorio de cruce obligado rumbo al sueño americano, donde los migrantes sufren extorsiones, secuestros, maltrato, discriminación y hasta la muerte.
Ahora resulta que con el anuncio del secretario de Relaciones Exteriores quieren calmar la indignación que hay en México y en todos los países de donde eran originarios los migrantes muertos, como si una simple promesa de buenas intenciones fuera a terminar con las lacras que han hecho de la migración un millonario negocio en dólares.
Mejor se hubiera esperado el secretario al 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes, para hacer su anuncio, y todo habría pasado sin pena ni gloria. Ahora que salen con la tremenda noticia de que los responsables de la tragedia del tráiler que transportaba 166 extranjeros pertenecen a una red de traficantes de personas, solo le echan limón a la herida, porque eso era un secreto a voces, como también el hecho de que esta organización criminal no opera sin la complicidad de las autoridades, que les dan cobijo para que transiten por todo el territorio nacional sin problema.
Al rato van a salir a decir también que descubrieron el hilo negro, porque se enteraron que los traficantes tienen cómplices en la Guardia Nacional y en el Instituto Nacional de Migración. Por ahí deberían comenzar las investigaciones del grupo multinacional, si realmente quieren llegar al fondo del crimen y llevar ante la justicia a todos los responsables.
Hasta que esto ocurra y se conozcan nombres y apellidos, todo lo que hagan y digan a los medios será simple y llanamente jarabe de pico. Con expresar públicamente su respaldo a la migración segura, ordenada y regular, y reiterar su repudio a las redes criminales del tráfico de personas, no va a pasar nada y hacen solamente el ridículo, porque los malandrines seguirán en su negocio burlándose de sus parodias.
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En días pasados, los propietarios de antros, cantinas, bares y salones de baile de la ciudad denunciaron las burdas extorsiones que supuestos miembros del cartel del Juárez les hicieron llegar mediante mensajes por Whatsapp.
En esa ocasión los malandrines embozados les pedían una cuota de mil dólares mensuales para dejarlos trabajar sin límite de aforo ni horario, y les daban 30 minutos para responderles, después de los cuales, supuestamente tomarían represalias contra quienes rechazaran su oferta.
Por la forma como fue redactado el mensaje, los desconfiados comerciantes sospecharon de inmediato que el intento de extorsión no era del cartel de La Línea, sino del cartel de Gobernación y no respondieron a la invitación del moche.
Coincidentemente, los jariosos inspectores de Gobernación emprendieron una cacería contra los negocios de este giro, poniendo sellos de clausura hasta porque a las licencias o permisos de funcionamiento les sobraba o les faltaba una coma.
Fuentes de Gobernación aseguran que la orden de hostigar a los establecimientos con venta de alcohol al copeo, fue del jefe de la oficina de Juárez, Alberto Alejandro Jiménez Vargas, quien ha buscado por todos los medios acercarse a la chequera de los antreros, sin éxito.
Los comerciantes del ramo que tienen sus documentos en regla y cumplen con las disposiciones sanitarias, están organizándose para solicitar una reunión con la gobernadora o con el secretario general de Gobierno, para denunciar los hechos.
El pasado fin de semana varios propietarios de negocios de la avenida Gómez Morín volvieron a quejarse de la prepotencia de los inspectores de Gobernación, encabezados por un tal Manuel Carlos, que llegaron a sus negocios acompañados por la Guardia Civil y los trataron peor que a delincuentes.
Ninguno de los afectados por las abusivas revisiones, duda que la feroz embestida es consecuencia del rechazo general que le hicieron a la propuesta de moche de mil dólares para dejarlos trabajar.
Su principal argumento es que cuando los inspectores de Gobernación les dijeron que tenían que vacunarse, pensaron que era contra el Covid, pero se trataba de otro tipo de vacuna, en efectivo y en dólares.
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La sola posibilidad de que el exgobernador Javier Corral sea incorporado en algún cargo del servicio de relaciones exteriores, desató toda clase de comentarios burlescos en las redes sociales. Vaya, hasta el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, se sumó a la crítica con ironía.
El presidente Andrés Manuel López Obrador habló de que varios exgobernadores, entre ellos Javier Corral, serían invitados al Gobierno federal con posiciones en consulados o en embajadas.
Esto despertó la creatividad de los chihuahuenses, que padecieron en carne propia los cinco años de un gobernador bipolar, además de inepto, frívolo y corrupto.
“El presidente pasó de noche por Chihuahua”, “AMLO le dio atole con el dedo a Maru”, “Corral embajador, aunque sea un ladrón”, “Se busca consulado con campo de golf”, fueron algunas de las frases que circularon en las redes criticando la intención presidencial de premiar a quien es considerado el peor gobernador de la historia de Chihuahua.
Ya encarrerado en el tema, Pérez Cuéllar le entró a la polémica comentando que Corral podría ser un buen embajador, siempre y cuando sea en un país donde la gente sea floja o juegue mucho al golf. Ahí encajaría a la perfección.