Nada justifica la fuerza y la violencia ejercida por elementos de la Policía Estatal contra un grupo de ciudadanos, quienes ayer ejercían su derecho a manifestarse pacíficamente en contra de las obras de transporte público de la pretroncal II del BRT de la avenida Gómez Morín.
Tras el lamentable hecho, los juarenses manifestaron su rechazo y repudio al abuso ejercido por la autoridad estatal, que ordenó a más de 80 elementos someter, esposar y arremeter contra 15 personas, a las que detuvieron y pusieron a disposición de la Fiscalía General del Estado.
El reclamo y el enojo de los fronterizos se dejó sentir contundente en redes sociales. Le recriminaron al gobernador Javier Corral y a su representante en Juárez, Alejandra de la Vega, la actuación de la fuerza pública en contra de los ciudadanos.
Las obras del BRT II han provocado disputas, desavenencias y discrepancias de opiniones entre los juarenses, que están a favor y en contra del proyecto. No se puede negar que el tema tiene múltiples aristas dignas de análisis más profundos.
La primera es la falta de tacto y de socialización del proyecto por parte del estado con la ciudadanía y los sectores que, a la fecha, no conocen el proyecto completo ni los beneficios concretos que puede traer a la población.
Hay algunos que creen que el BRT se puede convertir en un gran estorbo para la movilidad, el flujo y el desarrollo de la ciudad. En un sector empresarial hasta consideran que en dos o tres años, el BRT pudiera detener la competitividad de Juárez. De ese tamaño la discrepancia en opiniones y perspectivas.
La pregunta sería: ¿cómo puede el estado cambiar esas visiones? Se ve difícil a estas alturas, cuando no se preocuparon por consultar en tiempo y forma al respetable. Empezaron las obras al 15 para las 12:00 y ahora los agarran con los dedos en la puerta para concluirlas.
Toda obra pública, necesaria o no, pertinente o no, genera cierto grado de incomodidad en la ciudadanía. Los ejemplos son muchos, y van desde el Plan de Movilidad Urbana, los pasos a desnivel en las Torres, la primera ruta troncal del BravoBús, y tantas otras. Es cierto que muchas de ellas traen beneficios a mediano y largo plazo, pero también es claro que la falta de oficio político, la falta de sensibilidad y tacto por parte de quienes las desean llevar a cabo o las ejecutan, terminan provocando grandes problemas e inconformidades.
Juárez no se merece ese trato y menos otro elefante blanco, como ocurrió con la primera ruta troncal del transporte semimasivo, en donde Gobiernos pasados invirtieron dinero de los juarenses que literalmente fue a parar al cesto de la basura.
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El tema de la detención de la candidata del PRI, Adriana Fuentes Téllez, quien se encontraba entre los manifestantes arrestados por la Policía Estatal en la avenida Gómez Morín, luego de tratar de impedir el reinicio de las obras del BRT por parte del contratista del estado, corrió ayer como reguero de pólvora entre la clase política.
El hecho ocurrió en tiempos de campañas, por lo que algunos pueden pensar que las acciones de la empresaria tienen carácter electorero. Sin embargo, resulta condenable el uso excesivo de la fuerza pública y la flagrante violación de su derecho a manifestarse, que le debe ser respetado a cualquier ciudadano, independientemente de su estatus económico o político y de su cuenta o no con escoltas.
Tras la detención de Adriana, algunos candidatos se pronunciaron en contra de la forma en que procedieron las autoridades estatales. La candidata panista a la gubernatura, María Eugenia Campos, fue una de ellas, aprovechando, de paso, para golpear a su enemigo número uno, el gobernador del estado Javier Corral.
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Las picuetas fuentes azules vinieron con el chisme a Mirone de los “celitos” que empiezan a surgir entre los tres grupos más fuertes que impulsan la campaña de Maru Campos en Juárez, y que amenazan con convertirse en sentimientos de odio.
Los grupos que empiezan a meterse en problemas son: los Golden Boys que encabeza Joob Quintín, Óscar Lozoya, Omar Baquier, Alejandro Jiménez, Toni Sáenz, Luis Ocaña, Iván Solorio y Quique Garduño; el grupo del candidato a presidente municipal Javier González Mocken, integrado por su hermano Héctor y Maurilio Fuentes, entre otros y el grupo de Ramón Iglesias, Clara Torres, Sergio Nevárez, Rogelio Loya y Ricardo Vega.
Todos estuvieron disputándose la simpatía y amor de la candidata del PAN los tres días que anduvo por nuestra amada república del Noa Noa.
Joob Quintín, presidente del Comité Municipal y figura principal de los chavos de oro, se molestó porque Iglesias no lo incluyó –a propósito– en algunos eventos de la agenda de la candidata. Pero eso no fue impedimento para que los Golden Boys hicieran acto de presencia en los distintos actos proselitistas.
En la casa de campaña los que llevan la batuta son Ramón Iglesias y Clara Torres, que ambicionan hacerle la vida imposible a los demás, entre ellos a la gente de González Mocken. Los del PRD son un cero a la izquierda.
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La UACJ ha puesto su granito de arena con varios maestros universitarios que actualmente participan como candidatos en las campañas. Destacan principalmente en los partidos de Morena y el PAN. El candidato a gobernador, Juan Carlos Loera, opera con el equipo que formó su hermano Manuel Loera en la máxima casa de estudios. Una de ellas es Norma Deirdré Bazán, coordinadora general de la campaña, así como Víctor Orozco, Héctor Padilla, Benjamín Carrera, Gustavo de la Rosa, entre otros maestros de la UACJ.
Apoyan a la candidata del PAN, Luis Villalobos, quien fue incubador de empresas y le ayuda a recaudar fondos a Maru Campos; están también Francisco Yeras Pacheco, Karen Salinas, directora de recursos humanos de la UACJ y Juan Francisco Hernández Paz.
Hay otros que van como candidatos, como es el caso de Ricardo Melgoza, quien aspira a una diputación por el PES; Francisco Bribiesca, por Movimiento Ciudadano, y otros como Alfredo Benítez, maestro jubilado y que pretende ser diputado del PRD en el Distrito 03 federal. Así que los profes de la UACJ le entraron con todo a la fiebre electoral.
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Como balde de agua fría debió caerle al candidato de Morena para la gubernatura, Juan Carlos Loera, la carta pública que hizo circular en las chismosas redes sociales el activista Jaime García Chávez, a través de la cual el abogado expone la distancia política que separa a ambos.
A través de WhatsApp, Loera reprochó a García Chávez por su “sistemático ataque” lo cual encendió la mecha del activista. “Estimo que tus mensajes son una invitación a callarme, cosa que no acostumbro con nadie”, le respondió al candidato, quien recientemente buscó una reunión, pero se la declinó.
Otro golpe de García Chávez debió ser la crítica a Morena, que a decir del activista “se convirtió en la casa del ruin oportunismo que recluta a candidatos expriistas, expanistas y cómplices de la tiranía de Duarte”. Andaba desatado don Jaime quien remató: “No me siento representado por ti ni por tu partido, y bajo esa premisa nada me puede llevar a conversar contigo”.
En este momento García Chávez defiende ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación su derecho de que lo tomen en cuenta al mismo cargo que busca Loera, el de gobernador, pero por la vía independiente, con el propósito de llevar a los ciudadanos una alternativa electoral por la vía de la izquierda democrática.