El fallido intento de aprehender al exgobernador Javier Corral Jurado por parte de la Fiscalía Anticorrupción del estado de Chihuahua, ha causado, queriendo y no, el primer encontronazo entre el “Segundo piso de la 4T” y la administración estatal de Maru Campos Galván.
Podríamos empezar por señalar que las fuerzas del orden público del estado norteño intentaron detener a un integrante del equipo de Claudia Sheinbaum Pardo, la recién declarada presidenta electa para el período 2024-2030.
Después, vale mencionar que el presunto autor de un acto de peculado –como le atribuye la Fiscalía Anticorrupción– es parte de ese bodoque parlamentario que hará mayoría calificada en la Cámara de Diputados y que tendrá pleno dominio en el Senado de la República.
Las posturas de ambas Fiscalías: la de la Ciudad de México y la de Anticorrupción del estado de Chihuahua, no pueden ser más distantes. Para la primera, la actuación de los agentes estatales constituyó una violación a los derechos humanos de la persona a la que pretendían detener.
Para la segunda, Corral Jurado es ya un prófugo de la justicia, pues se cuenta con una orden de aprehensión obsequiada por un juez de control del estado de Chihuahua, en el que se le acusa de peculado agravado.
No está de más apuntar que la intervención del Gobierno capitalino estuvo a cargo de Ulises Lara López, el mero titular de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. O sea, un subordinado directo del jefe de Gobierno, Martí Batres, quien, como ya se ha anunciado, será parte del Gabinete de la presidenta Sheinbaum.
Tampoco está de más agregar que es hermano de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Lenia Batres, cabeza de playa de la 4T en el Poder Judicial.
Más allá de los detalles jurídicos del caso, y de uno u otro tiene la razón –se supone que para eso están los órganos jurisdiccionales– lo que salta aquí a relucir es que los dos Gobiernos se quedaron viendo fijamente a los ojos con la mano en la cacha, cual pistoleros del oeste.
Todo esto ocurre cuando faltan quince días para que diputados federales electos rindan protesta y asuman su cargo. Mismo caso con quienes irán al Senado de la República, Corral incluido.
Faltan solo 45 días para que Sheinbaum Pardo asuma el cargo de presidenta de la República, y al menos, ese “pequeño incidente” no augura un buen inicio de relación entre ambas instancias de Gobierno.
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¿Qué pasó ayer? Así como en la película, los chihuahuenses se vienen haciendo la misma pregunta después del fallido operativo de la Fiscalía Anticorrupción de Chihuahua (FACH) para detener al exgobernador Javier Corral Jurado, cuando cenaba plácidamente en un restaurante de la Ciudad de México.
Son demasiadas las interrogantes que generó el intento de arresto, por ejemplo, cómo fue posible que se dejaran envolver por el clásico y vehemente lenguaje del exfuncionario, quien descalificó la acción con argumentos legales-geográficos: “ustedes no tienen competencia… ustedes no pueden”, les espetó en reiteradas ocasiones.
Los agentes se quedaron deslumbrados como liebres en la carretera con las luces de los automóviles, dando suficiente tiempo para que Corral Jurado hiciera uso de sus contactos e influencias y solicitara auxilio, nada menos que al fiscal general de la Ciudad de México, Ulises Lara López, quien llegó y nomás no dejó cumplimentar la orden de aprehensión.
La situación refleja, entre otras cosas, una incapacidad manifiesta de los elementos de la FACH para llevar a un fin una acción tan importante como la detención del exgobernador acusado de peculado por 98 millones de pesos. En los videos que se han dado a conocer parece que le están pidiendo permiso para llevárselo.
Otra duda que ronda en la cabeza de los chihuahuenses es por qué no lo detuvieron cuando se encontraba en Chihuahua. Resulta difícil de asimilar que hayan tenido que acudir hasta la Ciudad de México a realizar la acción con todas las complicaciones que ese acto conlleva. Si lograron ubicarlo en el restaurante donde departía, más fácil era hacerlo en el territorio chihuahuense.
Incluso podrían haber esperado a que regresara a la entidad para cumplimentar el mandato, a menos, claro, de que tuvieran información de que no retornaría o que la FACH temiera que un pajarito le informara a Corral Jurado sobre la orden de arresto que liberó un juez de control en su contra.
Ahora, el exgobernador tiene la categoría de prófugo de la justicia, igual que la tuvo su antecesor, César Horacio D.J., quien fue detenido en Estados Unidos y ahora enfrenta su proceso en libertad.
Otro hecho inédito de este capítulo de la política mexicana lo protagonizó Lara López, quien desacreditó que se hubiera hecho un convenio de colaboración entre ambas instancias para llevar a cabo la detención de Corral Jurado en territorio de la Ciudad de México, aunque los elementos chihuahuenses afirmaron una y otra vez que el trámite sí se llevó a cabo en tiempo y forma.
Al final, el funcionario capitalino omitió colaborar con los chihuahuenses y hasta se llevó al acusado en su vehículo oficial hasta las instalaciones de la dependencia que encabeza. ¿Cuántas personas acusadas y detenidas en ese territorio por delitos cometidos en otros estados del país han gozado de esa defensa a ultranza?
La protección oficial hacia el exgobernador generó una evidencia mayor cuando el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, declaró que la acción era ilegal y que se había generado por viejas disputas políticas. Nomás le faltó exonerarlo, de plano.
Así de fácil, Corral Jurado se le fue de las manos al fiscal chihuahuense, Luis Abelardo Valenzuela Holguín, quien horas después del zipizape se ha dedicado a legitimar las acusaciones que lo llevaron a solicitar y obtener la orden de aprehensión.
Ahora, más que nunca, va a estar difícil que le eche el guante porque Corral Jurado ya está avisado de que en Chihuahua le quieren poner el mismo traje a rayas que le puso a César Horacio D.J. por el mismo delito que ahora enfrenta.
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Preocupantes, por decir lo menos, son las cifras que presentó el Inegi acerca de mortalidad durante el año 2023.
Resulta que en Chihuahua fallecieron 27 mil 455 personas durante ese período, según el informe titulado “Estadísticas de Defunciones Registradas” (EDR) del Inegi.
El dato va más allá de la simple cifra de personas que, por desgracia, perdieron la vida durante ese período; lo que realmente preocupa son las causas que las están provocando.
En el caso del estado de Chihuahua, las tres principales causas de muerte fueron las enfermedades del corazón, con 6 mil 139 casos; en segundo sitio, los tumores malignos, con 3 mil 139 casos y la diabetes mellitus, 2 mil 673.
Hasta ahí, el estado anda más o menos en la misma tónica que el resto del país, pues esas tres son las principales causas de mortandad desde hace varios años, a excepción del 2020 y 2021, cuando el Covid 19 estuvo en el tope de la lista.
Lo que causa preocupación son la cuarta y quinta causas de muerte en Chihuahua: las agresiones u homicidios, con 2 mil 322 casos, y los accidentes, en quinto lugar, con mil 604.
Peor aún, entre los hombres, la agresión fue la segunda causa de muerte, solo por debajo de las enfermedades del corazón, con 2 mil 40 casos, mientras que los accidentes fueron la quinta, con mil 199 sucesos.
Lo peor del caso es que, según la estadística nacional, las muertes por agresión se concentran en los grupos de edad de entre los 15 y los 35 años. Es decir, que la violencia nos está quitando a la población joven.
En cuanto a los accidentes, se presentaron más en el grupo de entre los 30 y los 40 años de edad. Quiere decir que estamos perdiendo generaciones enteras a causa de fallecimientos que bien pudieron haberse evitado.
Del resto de las causas, sigue llamando la atención que dos de las principales, las enfermedades cardíacas y la diabetes, tienen íntima relación con malos hábitos alimenticios, el sedentarismo y la falta de supervisión médica después de los 50 años.
Nada más para cerrar la tanda de malas noticias: Chihuahua quedó en el primer lugar en la tasa de muertes por cada 100 mil habitantes, con 808.
Algo habrá qué hacer para espantar a la dientona o, al menos, que no venga a placearse tan seguido por estos lares.
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Muy lamentables, por no decir inhumanas, son las condiciones en las que cientos de personas, principalmente, jóvenes, amas de casa y adultos mayores, tienen que soportar para poder llevar a cabo los trámites que les permitan obtener los beneficios de las becas que otorga el Gobierno federal.
Más allá de la tramitología, que no es poca cosa, los juarenses que recurren a estos apoyos tienen que esperar a la intemperie haciendo largas filas en la sucursal del Banco del Bienestar, localizado allá por el centro de la ciudad, en la calle Ramón Corona.
La sucursal está ubicada en las instalaciones de donde por muchos años operó el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, el Bansefi, pero que ahora se ha visto superado en su capacidad y evidencia la ausencia de sensibilidad hacia los grupos vulnerables.
A Mirone le llegan los reclamos de los usuarios en el sentido de que no hay en el lugar las condiciones para que los que realizan algún trámite, puedan evitar las inclemencias del estado del tiempo.
Durante este año, específicamente, el termómetro no ha dado descanso y las temperaturas, si bien le va a quienes se aventuran a realizar su procedimiento, logran alcanzar los 30 y llegan a superar los 40 grados centígrados, ahí en la escasa sombra que mantiene a la fila pegada a la pared.
A eso, súmele el voluble trato del personal encargado de atender a los usuarios, quienes dependiendo del genio que se carguen, dan celeridad a la fila o luz verde para que ingresen a la segunda parte del llenado de documentos, en una pequeña sala donde hacinan hasta 25 personas.
La falta de capacitación para atender y explicar claramente es otro de los dolores de cabeza que tienen que apechugar, señalan los quejosos que prefieren mantener sus nombres anónimos, por temor a sufrir más trabas.
Uno de ellos, afirma que, desde hace un año, lo traen a vuelta y vuelta para sacar la mentada beca para su chamaco. Otra de las quejosas, refiere que, pese a haber presentado toda la documentación y acudir puntualmente cada una de las veces que le citan, nada más no pueden destrabarle la tarjeta.
Un tercer usuario, ya de a tiro perdió la esperanza, debido a que alguien confundió Chihuahua con Chiapas y hasta allá fue a dar el plástico que le permitiría cobrar el apoyo. Aunque asegura que volverá a intentarlo, triste menciona a este Mirone que volverá el mes entrante, ya que en el trabajo ya se la sentenciaron de que no puede estar saliendo a hacer estos trámites personales, aunque se trate de un beneficio para su hija adolescente.
No sería mala idea que los titulares de las oficinas locales se echaran la vuelta a darse un bañito de pueblo, o mejor dicho, de sol y sudor con el pueblo, para que generaran un poco de empatía con quienes les han llevado a consolidar a través de las urnas ese proyecto que quieren emprender de nación, lo evidente, lo cierto, es que en estos menesteres el pueblo no es primero.